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Reválida a la cantera taurina sevillana: ¿es la hora del cambio?

Jóvenes matadores, novilleros y aspirantes pugnan por poner su nombre en los carteles en un momento muy delicado para los escalafones inferiores

06 oct 2016 / 08:25 h - Actualizado: 06 oct 2016 / 08:59 h.
"Sevilla joven","Toreros"
  • Javier Jiménez sabe, puede y quiere aprovechar cuantas oportunidades se le presenten para despuntar en un mundo tan competitivo como el del toro. / Pepo Herrera
    Javier Jiménez sabe, puede y quiere aprovechar cuantas oportunidades se le presenten para despuntar en un mundo tan competitivo como el del toro. / Pepo Herrera
  • Reválida a la cantera taurina sevillana: ¿es la hora del cambio?
  • Calerito junto a su maestro Luis de Pauloba. / Álvaro Pastor Torres
    Calerito junto a su maestro Luis de Pauloba. / Álvaro Pastor Torres

Morante de la Puebla corona –indiscutiblemente– el vértice de la torería andante sevillana. Hay otros matadores en activo –El Cid, Luque, Escribano– en distintos momentos profesionales pero hoy nos interesa ese segundo escalón en trance de lanzamiento en el que, hoy por hoy, despunta un único nombre. Hablamos de Javier Jiménez, que ha sabido cimentar su ascensión en una sucesión de golpes medidos en plazas de primera que explotaron definitivamente con su salida a hombros de la plaza de Las Ventas el pasado mes de agosto.

La primera corrida de la reciente feria de San Miguel sirvió para certificar esas certezas. Javier Jiménez supo aprovechar la calidad del único toro potable del decepcionante envío de Alcurrucén para contrastar su acreditada capacidad de crecimiento taurino, artístico y personal. El joven matador de Espartinas concluirá la temporada con su nombre revalorizado. Pero el empeño más complejo –derribadas algunas barreras que parecían infranqueables– será mantener esa frescura de ideas en la próxima campaña. A Javier le tienen que dar cancha. Sabe, puede y quiere y debe aprovecharla.

El caso es que el nombre del torero de Espartinas había permanecido algo eclipsado por los primeros triunfos de su hermano Borja, alternativado en ambiente de máximo lujo por su maestro Espartaco después de abrir la Puerta del Príncipe junto a José Garrido en aquella inolvidable novillada de la primavera de 2014. Pero el propio Garrido, su más encarnizado rival, le pararía los pies en un duro mano a mano en la placita de Cortegana. A partir de ahí el contador se puso a cero pero el pequeño de los jiménez aún podría volver la tortilla.

Esas tempranas Puertas del Príncipe se han convertido en maleficio para algunos jóvenes aspirantes. Lama de Góngora dilapidó su propio talento después de descerrajar el mítico arco en las novilladas de promoción de 2012. Desde entonces, hasta su alternativa, se le mantuvo vivo artificialmente sin que haya sido capaz de volver por esos fueros. Pero una mirada al escalafón de matadores nos recuerda otros nombres. En especial el de Pepe Moral, resucitado a la profesión después de aquel faenón –el mejor de ese año– en la corrida del Corpus de 2014. El diestro palaciego mantiene el crédito entre los aficionados pero necesita recuperar su mejor ser. Y las oportunidades empiezan a escasear.

También lo tuvo cerca, muy cerca, Antonio Nazaré. El matador de Dos Hermanas logró subirse al trampolín por sus propios merecimientos, especialmente después de dos trasteos reveladores dictados el 12 de octubre de 2011 y 2012. ¿Qué pasó después? Hubo tres toros clave entre las ferias de 2013 y 2015 –de Victoriano del Río, Montalvo y Fuente Ymbro– que le tenían haberle aupado a las ferias. Pero sus triunfos, que los hubo, no encontraron eco ni repercusión y le han obligado a comenzar de nuevo.

El ancho pelotón de los matadores que han estoqueado al menos una corrida de toros en la temporada 2016 recoge el nombre de algunos sevillanos más o menos jóvenes como Salvador Cortés, Marco Antonio Gómez, Alfonso Oliva Soto o Agustín de Espartinas pero, hoy por hoy, el único que podría optar a mejorar su situación en la tabla es el camero Esaú Fernández, un torero fresco que logró llamar la atención en las postreras funciones maestrantes de 2015 antes de estrellarse irremisiblemente con la corrida de Tornay que sorteó en la última Feria. También hay que destacar las cualidades del diestro ecijano Miguel Ángel Delgado. Eso sí: se le sigue resistiendo el zambombazo definitivo que le podría sacar del ostracismo en el que vive.

Los novilleros

La novillería merece capítulo aparte. No corren buenos tiempos para el escalafón menor. La organización de novilladas –picadas y sin picar– se ha convertido en una auténtica ruina que muy pocos empresarios están dispuestos a afrontar. En esa tesitura, los nuevos paladines tienen que forjarse en las plazas grandes. Es el caso de Pablo Aguado, un torero atípico que saltó a la palestra en aquel primer festival invernal organizado por la Hermandad del Rocío de Triana en diciembre de 2013. Desde entonces ha sabido ir ganándose el crédito de los aficionados y profesionales y ha saldado con sello de torero caro su recentísimo paso por la feria de Otoño de Madrid.

Aquellos dos festivales rocieros –ahora interrumpidos– también pusieron en el mapa otros nombres pero sólo hay uno que navega con autoridad. Se trata de Rafa Serna, un chaval que atesora muchas cualidades pero que, sobre todo, quiere ser torero con sincera vocación. Serna ha superado uno de los percances más graves de la presente temporada. Lo recibió en Madrid en una tarde que, además, sirvió para convencer a la exigente cátedra venteña de su calidad y su ambición. El resto de la tropa no ha logrado nadar más allá de la orilla: hablamos, entre otros, de Cadaval, León o Curro Durán. También de David Martín, uno de los últimos en debutar con caballos, y ganador del ciclo de promoción de 2015.

Los aspirantes

Más allá de las novilladas picadas se abre un complejo mundo que suele estar alejado de los focos. Estos festejos tienen sus propios veedores. Es el caso del profesor y escritor Álvaro Pastor Torres que destaca la reducción de unos eventos que antes proliferaban y ahora sólo se han asomado a la Puebla del Río, Guillena o Alcalá del Río. Las antiguas novilladas económicas están siendo sustituidas –no sin cierta polémica entre los profesionales– por las llamadas clases prácticas que organizan las escuelas .

Pero antes de hablar de escuelas hay que mencionar a algunos novilleros sin picadores que ya están dando que hablar, como Rodrigo Molina que mereció haber pasado a la final del ciclo de noveles del pasado mes de julio. Dentro del ámbito organizativo de la escuela de Sevilla –comandada por Pepe Luis Vargas y Luis de Pauloba hay que destacar sobre todos el nombre de Calerito un niño prodigio cada vez menos niño que sigue sumando triunfos y progresos con las cámaras como testigo. Le sigue los pasos, con ambiente creciente, Jesús Cuesta. ¿Habrá alguna figura en ciernes entre ellos?