Tibio mano a mano en el Corpus sevillano

Pablo Aguado estuvo a punto de cortar una oreja con el mejor lote del desigual envío de El Parralejo en un esperado vis a vis que dejó cierto poso de decepción

16 jun 2017 / 09:59 h - Actualizado: 16 jun 2017 / 10:48 h.
"Toros"
  •  Pablo Aguado, con el capote en uno de sus lotes. / Toromedia-Arjona
    Pablo Aguado, con el capote en uno de sus lotes. / Toromedia-Arjona
  • Aguado, saludando al público. / Toromedia-Arjona
    Aguado, saludando al público. / Toromedia-Arjona
  •  Pablo Aguado, con la muleta. / Toromedia-Arjona
    Pablo Aguado, con la muleta. / Toromedia-Arjona
  • Rafa Serna. / Toromedia-Arjona
    Rafa Serna. / Toromedia-Arjona
  •  Rafa Serna. / Toromedia-Arjona
    Rafa Serna. / Toromedia-Arjona
  • Tibio mano a mano en el Corpus sevillano

La quinta novillada de abono en la plaza de la Maestranza tenía el aliciente de enfrentar mano a mano a los dos aspirantes más destacados de la cantera sevillana pero al festejo, de interminable e irremediable duración, le faltó algo de rivalidad en los dos futuros matadores aunque la suerte –ésa es la verdad- se repartió de forma muy desigual. Hay que recordar que ambos se despedían de la afición hispalense como novilleros antes de volver a Sevilla a tomar la alternativa en San Miguel. El festejo de ayer les habría servido de trampolín para apuntalar el último tramo de su carrera como novilleros pero, entre unas cosas y otras, no llegó.

Aguado no se calentó con su primer enemigo. La verdad es que no terminó de aprovechar por completo la nobleza enclasada y rebosante de ese novillo, el mejor de un envío en el que hubo de todo y que reunió el mejor lote para uno de los contendientes: el propio Pablo Aguado. En esa faena, de trazo compuesto pero declinante, hubo buenos momentos al natural y excelentes pases de pecho pero le faltó redondez para calar en el tendido. Al entrar a matar sufrió un fuerte golpe en el rostro con la espada y pasó a la enfermería.

Después de correrse el turno pudo salir a estoquear al cuarto sin acusar el percance. El novillo titular tuvo que ser devuelto por lesionarse una mano y fue sustituido por un sobrero del mismo hierro que sorprendió por sus excelentes hechuras y esperanzador galope. Pero el animal, mal administrado por el novillero en el inicio de su faena, acabó planteando dificultades en la muleta. Esos contratiempos terminaron por despertar la raza de Pablo Aguado que, ahora sí, se entregó con sinceridad. Antes había gustado su quite por aladas chicuelinas, respondido con menos fortuna por Serna sin salir del mismo palo. La faena de Pablo, irregular y accidentada, sí tuvo la virtud de calar en el tendido. Las cortas y complejas embestidas del animal pusieron a prueba al novillero que agarró una estocada fulminante al segundo encuentro. La oreja era de cajón pero el presidente no atendió la petición mayoritaria del trofeo.

Con el sexto, otro ejemplar que galopó en los primeros tercios, volvió a entregarse con capote y muleta de forma desordenada. En la faena faltó algo de calma para tocar todas las teclas que le ofrecía el animal. Más centrado en el final de su labor, llegó a cuajarle un puñado de buenos muletazos hasta que se rajó sin remedio escamoteando el premio. Eso sí, se había llevado el lote de la noche.

Rafa Serna tuvo en contra el peor lote del encierro embarcado por Pepe Moya y Rafael Molina. El novillero de la Costanilla sorteó en primer lugar un utrero engañoso de puro bravucón al que toreó mejor de capa que de muleta. El novillo se dejó algo más por el lado izquierdo pero, como la propia faena, se acabó desdibujando sin que aquello terminara de trascender. Se corrió el turno por el percance de Aguado y, sin solución de continuidad, mató también al soso tercero sin que su labor, mejor dicha al natural, terminara de tomar rumbo. Al animal le había faltado mucha alma. Se entregó más y mejor con el remiso quinto, al que toreó reunido, un punto encimista, hasta exprimirlo por completo. La faena se pasó de metraje y acabó escuchando un aviso. Serna dio la impresión de estar pasado con los novillos. El siguiente paso, sólo le quedan tres meses, es el toro.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de la Real Maestranza de Sevilla


Ganado
: Se lidiaron seis novillos de El Parralejo, bien aunque desigualmente presentados. El primero tuvo nobleza y se rebosó por ambos pitones aunque resultó algo blando. Bravucón y bruto el segundo. El tercero, estoqueado por Serna al correrse el turno, resultó soso. El cuarto fue un sobrero encastado de excelentes hechuras que galopó pero tuvo embestida corta en la muleta. Resultó remiso el quinto y de buena condición el sexto, que se acabó rajando.
Novilleros: Pablo Aguado, de carmelita y oro, silencio tras aviso; vuelta tras fuerte petición y palmas tras aviso

Rafa Serna, de colorete y oro, silencio; silencio y ovación tras aviso
Incidencias: La plaza registró casi tres cuartos de entrada en noche de calor insoportable. Aguado fue atendido en la enfermería después de golpearse el rostro al entrar a matar al primero. Según el parte médico, que calificó el percance como leve, sufrió: “Contusión y herida incisa en párpado superior. Movimientos oculares conservados. No se observa lesión corneal “. Saludaron los banderilleros Juan Carlos de Alba, Antonio Ronquillo y Rafael Amigo. Picó bien Manuel Jesús Ruiz Román.