Corpus Christi

Toros en el Corpus: entre la realidad y la nostalgia

La mitificada fecha ha contado con carteles de todos los colores a lo largo de un siglo de vida y toros en el que hubo lugar para triunfos, fracasos y algunos acontecimientos

19 jun 2019 / 12:05 h - Actualizado: 19 jun 2019 / 12:10 h.
"Corpus Christi"
  • Manolo Vázquez abrió la Puerta del Príncipe en 1981 después de cortar dos orejas.
    Manolo Vázquez abrió la Puerta del Príncipe en 1981 después de cortar dos orejas.

La llegada de esta fecha suele ser una invitación a enredarse en un bucle melancólico. Muchos aficionados son dados a añorar lo que no vivieron, mitificando un pasado que no siempre fue como se cuenta sino simple y llanamente como aconteció. La festividad del Corpus, en su vertiente taurina, es especialmente proclive a sumergirse en esa deriva pero en esta mitificada fecha taurina ha habido de todo: éxitos, fracasos y, sobre todo, carteles de todos los colores. Tampoco fueron extraños los años que quedaron en blanco. Merece la pena dar un repaso....

Comenzaremos la historia de este largo siglo de toros en 1914, en coincidencia con el arranque de la llamada Edad de Oro del toreo. Ese año –comienzo de la Gran Guerra de Europa- comenzaba el duelo de Gallito –alternativado en septiembre de 1912- y Belmonte, que accedió al doctorado en el otoño del siguiente año. La de 1914 fue la primera Feria de Abril en la que ambos colosos alternaron juntos pero la corrida del Corpus, el 11 de junio, se resolvió con un cartel menor abierto por el rejoneador Ruy de Cámara al que seguían espadas tan modestos como Mazantinito, Flores y Vázquez II. En 1915 aparece la Asociación de la Prensa como organizadora de un festejo que contó con el concurso de Regaterín, que resultó herido; el viejo Bienvenida –patriarca de la saga- y Paco Madrid para lidiar un encierro de Gamero Cívico. La nota anecdótica del evento es que se rifó un mantón de manila y seis onzas de oro entre los presentes.

El Corpus de 1916 cayó en otro tardío 22 de junio. Se volvió a anunciar Bienvenida, acompañado esta vez de Larita y Alcareño. Volvieron a alternar a beneficio de los periodistas sevillanos confirmando ese nexo intermitente pero duradero con la fecha. Como curiosidad hay que reseñar que en 1918 hubo doble festejo: en la Monumental de Eduardo Dato -que también acogió la corrida de la Prensa de 1920- y en la Maestranza. Hay que esperar a 1925 para encontrar un hecho relevante: el Niño de la Palma tomó la alternativa de manos de Juan Belmonte. Los nombres más destacados de esta etapa fueron los de El Gallo, Chicuelo o Fuentes Bejarano sin que los carteles tomen el mismo fuste de los fastos abrileños.

Toros en el Corpus: entre la realidad y la nostalgia

Culmina la Edad de Plata

En la convulsa década de los 30 sobresale el nombre del infortunado diestro manriqueño Pascual Márquez, que cortó cuatro orejas como novillero en la tarde del 20 de junio de 1935. El llamado ‘Tesoro de la Isla’ tomaría fuerza para acceder a la alternativa en otra tarde de Corpus, la de 1937, que organiza por el propio Ayuntamiento “a beneficio de la infancia desvalida”. Aquel día se hizo matador de manos de Domingo Ortega pero caería herido.

Los 40 suponen el desembarco definitivo de la Asociación de la Prensa como organizadora de la mayoría de los festejos que se organizan en torno al jueves del Corpus. El estreno, en 1941, es por todo lo alto: Pepe Luis se encierra con seis toros de Benítez Cubero con discretos resultados pero los periodistas sevillanos pueden respirar tranquilos un año después: el genial e incombustible Chicuelo corta un rabo a un toro de Núñez. Dentro de los hitos de esa década también hay que consignar la alternativa de Manolo González en 1948 antes de saltar a los 50, que mantienen el hilo conductor de la Asociación de la Prensa como organizadora del festejo. En esos años desfilan nombres como los de Martorell, Manolo Carmona, Bienvenida... y hasta el de Carlos Arruza, que vuelve a Sevilla en 1957 en calidad de rejoneador. La de 1959 -la primera que se monta bajo la gerencia de Canorea- ve anunciarse a Antonio Ordóñez aunque quizá el hecho más sobresaliente de la década fue la reaparición de Manolo Gónzalez, que escogió la tarde del 16 de junio de 1960 para volver a vestirse de luces, la misma tarde que Curro regaló un sobrero en una tarde para sus propios anales.

Toros en el Corpus: entre la realidad y la nostalgia

Llega la década prodigiosa

El camero repetiría el obsequio al año siguiente alternando con Mondeño y Pepe Limeño. Estaba comenzando la década prodigiosa y la hegemonía absoluta de El Cordobés que, con la alternativa reciente, abarrotó la plaza en el Corpus del 1963. Pero Curro iba a acaparar el titular de la década al encerrarse con seis toros en 1968 a los que cortó cuatro orejas antes de salir por cuarta vez en su carrera por la Puerta del Príncipe. En 1969 y 1970 no hubo toros en la famosa fecha. Se inicia una nueva época en lo social, lo político y taurino, los 70, que dejan pocos acontecimientos para el recuerdo. Algunos años la plaza ni siquiera llega a abrir sus puertas aunque podemos recordar las dos orejas que vuelve a cortar Curro en el 71 en una corrida organizada a beneficio de la Cruz Roja o la encerrona en solitario de José Luis Galloso en 1976.

El estreno de los 80, una nueva década de prodigios, lleva consigo la reaparición de Manolo Vázquez, que abre la Puerta del Príncipe en el Corpus de 1981 con dos orejas -sí, dos- de un toro de Bernardino Píriz. Le acompañaban Curro y Paula, que también se llevó un trofeo. La Asociación de la Prensa también reaparece como organizadora de una nueva corrida de un solo matador. En esta ocasión se trata de Pepe Luis Vázquez Silva, que no pasa de discretito. Se suceden carteles de medio tono antes de que el propio Pepe Luis preste el titular más trágico a la década al resultar gravísimamente herido por un toro de Rojas en el Corpus de 1989. Al año siguiente, de nuevo bajo el manto gestor de los periodistas, hay que consignar una nueva encerrona fracasada, esta vez protagonizada por José María Manzanares, reaparecido en Sevilla después de amagar con una retirada que no llegó a consumarse.

La decadencia

Toros en el Corpus: entre la realidad y la nostalgia

El difunto Canorea echó la casa por la ventana en el 92. Aunque las cosas no salieron -en lo taurino- como se habían planeado. Curro, Muñoz y Aparicio despidieron los carteles de campanillas sin lograr llenar la plaza. El nivel ya no se recuperaría. Los 90 son una sucesión de combinaciones de serie B en los que podemos anotar la presencia continua de los toros del Conde de la Maza. Hay que esperar al 2003 para encontrarnos con un triunfo más o menos resonante. Lo logró Domingo Valderrama con un gigantesco torazo de Los Bayones. Los siguientes años pasaron sin pena ni gloria, más allá de la oreja conseguida por Salvador Cortés a un toro del Conde en 2005. La presencia de Juan Carlos I y la alternativa de Oliva Soto animan el cotarro en 2008. Al año siguiente se doctoró Pepe Moral y en 2010 Salvador Cortés desorejó por partida doble un toro de Martín Lorca pero es Moral, en 2014, el que logró la faena del año, que supuso su propia resurrección taurina. Fue el arranque del último lustro de una fecha que apuntaba a otro rumbo.

El último lustro: consagración de las novilladas

En 2015 alternaron juntos –aún eran novilleros- dos toreros que ahora están en boca de todo el toreo. Hablamos de Roca Rey y Pablo Aguado que, con el murciano Filiberto, despacharon una novillada de Villamarta. El peruano ganó a los puntos pero los aficionados salieron hablando del sevillano, que acabó robando el titular a su compañero a base de raza y entrega. Aguado repetiría un año después, llevándose la única oreja –fue el que más dispuesto salió a conseguirla- de un cartel que completaban Rafa Serna y Alfonso Cadaval. Y como no hay dos sin tres, el nuevo ídolo de la afición hispalense volvería a anunciarse en un jueves de Corpus en 2017 alternando mano a mano con Serna. Ambos se despedían como novilleros de la plaza de la Maestranza antes de tomar la alternativa en septiembre. En esta ocasión, desgraciadamente, la expectación quedó defraudada. Y llegamos a 2018, con una entretenida novillada propiciada por el aceptable juego de la novillada de El Parralejo, el buen concepto del toreo del novillero ecijano Ángel Jiménez y la positiva actitud de Silvera y Cadaval. Silvera, precisamente, repite este jueves junto a Calerito y Daniel de la Fuente para despachar una novillada de Fuente Ymbro, divisa triunfadora de la pasada feria de... mayo. El hilo conductor del cartel es hispalense. Suerte a los tres.