Una corona «distinta» para una imagen dieciochesca muy singular

Dos kilos de oro se han empleado en la ejecución de las coronas de la Virgen del Santo Ángel y el Niño, cinceladas en el taller del orfebre Juan Borrero

02 oct 2015 / 08:04 h - Actualizado: 02 oct 2015 / 08:14 h.
"Cofradías","Patrimonio"
  • La iglesia del Santo Ángel acogió anoche la presentación de las coronas de la Virgen del Carmen y el Niño. / José Luis Montero
    La iglesia del Santo Ángel acogió anoche la presentación de las coronas de la Virgen del Carmen y el Niño. / José Luis Montero

Alrededor de «dos kilos de oro» se han empleado en la ejecución de las coronas de la coronación canónica de la Virgen del Carmen del Santo Ángel y el Niño, dos preseas «singulares» que han sido presentadas este jueves en la iglesia de la calle Rioja.

La ejecución de las coronas lleva la firma del taller del orfebre Juan Borrero, mientras que el diseño de las piezas se debe al cofrade Sergio Cornejo Ortiz, quien agradeció anoche a la comunidad de frailes carmelitas la confianza depositada en él para, siguiendo las directrices del prior del convento, el padre Juan Dobado, abocetar las preseas que se emplearán en la ceremonia de la coronación del próximo sábado 10 de octubre.

«Tanto el material de las coronas como el importe necesario para pagar la mano de obra del orfebre se han conseguido íntegramente a través de donaciones de los fieles», subraya el padre Juan Dobado, quien no oculta las dificultades que han pasado en el convento para reunir la materia prima necesaria. «Al principio lo vimos como algo difícil porque, aunque la feligresía se animó, en la práctica veíamos que no llegábamos. Con una hermandad detrás, como sucede en otras coronaciones, el mecanismo para pedir donaciones se activa fenomenalmente, pero nuestra feligresía es tan abierta y procede de tantos sitios... Al final hubo una campaña muy fuerte de aportaciones desde Cuaresma hasta junio, lo que nos ha permitido lograr a tiempo el material necesario».

Diseñada en estilo «rocalla dieciochesco», conforme a la estética de la Virgen y de los estofados de sus vestiduras, la corona de la imagen mariana es de «tipo imperial», sin ráfaga. «Buscábamos algo diferente para una imagen que, al no ser de vestir, se coronará de forma diferente», apunta Dobado. Con una altura de 35 centímetros y un diámetro en su aro inferior (la parte que encaja en la frente de la imagen) de 21 centímetros, la corona combina en su ejecución el oro, el marfil, el ébano y las piedras preciosas. El canasto se alza sobre un aro en el que lleva cincelada la frase en latín Sancta Maria, Mater Dei, Regina Decor Carmeli, Stella Maris, Ora Pro Nobis.

Sergio Cornejo, su diseñador, destaca ante todo «el virtuosismo» con que están ejecutados los imperiales de la corona, seguramente la parte más valiente y que la dota de gran personalidad». Los imperiales arrancan sobre cabezas de querubines de marfil y van reduciéndose en tamaño hasta el centro de la corona, donde se unen para sostener la bola del mundo, también de marfil, rematada por una airosa cruz con piedras preciosas.

El canasto alberga en su parte central el escudo de la Orden, ejecutado en marfil y ébano en su color, mientras que en su parte trasera integra una reliquia de la santa carmelita Santa Maravilla de Jesús: una medalla que representa la entrega del escapulario, que perteneció a esta religiosa canonizada por Juan Pablo II y que ha sido donada ahora por una devota. Otro detalle que hace singular y única esta pieza es «el efecto de la tela roja o realeza de España dentro del canasto, lo que realza de manera inusual la orfebrería de la corona», dice Juan Dobado.

Se tratan de las primeras coronas que realiza Juan Borrero para la coronación de una imagen de «este lado del río en Sevilla». Junto a las coronas, anoche se presentaron los regalos que lucirá la imagen el día 10.