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Camarón de la Isla, una de las grandes figuras del cante de todos los tiempos. / El Correo
{Ayer se cumplieron veintitrés años de la muerte de Camarón de la Isla, uno de los genios indiscutibles del cante jondo. ¿Sabían que Tomás Pavón también murió un día 2 de julio, pero de 1952? Otro genio del cante flamenco.
Desde que murió Camarón se han escrito muchos libros y cientos de artículos, pero pocos han logrado explicar dónde radicó su importancia. Se han dicho muchas tonterías sobre él y su estilo. Todos las habremos dicho, supongo. Alguna vez he leído que no fue un creador, sino un gran intérprete. ¿No es ser un creador crear un estilo, un sonido, una estética? ¿O solo es un creador quien compone una colombiana, un fandango o unos tangos? Se ha dicho que la Niña de los Peines creó la bambera, eso se ha creído siempre, cuando la grabó antes Pepe Pinto, su esposo y también genial cantaor. Él las llamó pinteras. Pero, además, la bambera era un cante del folclore andaluz, cante de bamba, de columpio. El Pinto las grabó y Pastora, eso sí, le dio la última mano de barniz con la guitarra de Melchor de Marchena, en tono de fandango. Naranjito de Triana le dio el compás de la soleá y otros muchos siguieron ya cantando la bambera de esa manera.
Camarón fue un niño prodigio, un gitanito nacido para cantar. Pudo ser también torero, que se le daba bien, pero afortunadamente le dio por el cante y cambió el curso de este arte. Aprendió de todos, que es lo normal. Tuvo la suerte de nacer en una época preñada de grandes cantaores y cantaoras, artistas como Caracol y Mairena, Pastora y Marchena, El Chaqueta y la Perla de Cádiz. Se miró en estos espejos y supo aprender también de otros artistas de menor fama como El Rubio o Juan el Camas, o como Morente, de quien aprendió más de lo que se ha dicho. Con respecto a Morente, Camarón me llegó a decir una vez que «el de Graná nos cambió el rollo a todos». Camarón al menos tuvo la valentía de decirlo. Otros siguen mudos.
Creara o no una buena escuela de cante, Camarón fue el genio de su tiempo. Cantó toda su vida, dejó su obra, se murió y se acabó el carbón. Sus imitadores solo son eso, copistas de su estilo, achicharrados la mayoría de ellos por querer forzar sus voces para recordarlo. Fue único, como lo fueron Caracol, Marchena o la Niña de los Peines. Un genio.