«Vimos el cuerpo y nos tiramos casi sin pensar»

Fueron los primeros en lanzarse al río para rescatar a un hombre que flotaba en el agua. Tres policías nacionales, que aseguran que la coordinación con otros servicios fue la clave

04 ago 2017 / 09:08 h - Actualizado: 05 ago 2017 / 10:56 h.
"Sucesos","Bomberos","Policía Nacional"
  • Javier, Antonio y Sergio, los tres agentes que saltaron al agua al ver el cuerpo flotando, ayer en la comisaría de la Alameda. / Manuel Gómez
    Javier, Antonio y Sergio, los tres agentes que saltaron al agua al ver el cuerpo flotando, ayer en la comisaría de la Alameda. / Manuel Gómez
  • Los tres agentes, los jefes del Grupo Hércules y el subdelegado del Gobierno.
    Los tres agentes, los jefes del Grupo Hércules y el subdelegado del Gobierno.

Eran poco más de las 14.30 horas del pasado miércoles cuando los patrulleros del Grupo Hércules de la Policía Nacional recibían el aviso. Un hombre se había precipitado desde el puente de San Telmo y sin dudarlo tres dotaciones enfilaron hacia la zona. Antonio y Javier llegaron en sus respectivos patrulleros y nada más ver el cuerpo flotar no lo dudaron: se quitaron los chalecos, las botas y el cinto y se lanzaron al agua. Tras nadar 40 metros alcanzaron al hombre, al que le practicaron las maniobras de reanimación allí mismo, aprovechando un pequeño bordillo de un pilar del puente y con la ayuda de un tercer compañero. Una actuación que fue clave para salvarle la vida.

Antonio estaba por la zona de Plaza de Armas cuando entró el aviso, así que decidieron «entrar por la calle Radio Sevilla para llegar por el paseo que pega al río. Y menos mal, porque si llegamos ir al puente hubiese sido casi imposible que nos hubiéramos tirado desde allí». A Marqués del Contadero llegó al mismo tiempo que el patrullero en el que iba Javier. Los dos se bajaron junto con sus compañeros y comenzaron a buscar al hombre precipitado. «Al principio no lo veíamos. En la zona estaba ya una ambulancia y fue un agente de la Local el que lo vio», explica Antonio.

La decisión fue rápida, «vimos el cuerpo y nos tiramos casi sin pensar». «En 30 segundos nos quitamos el chaleco antibalas, el cinto con el arma y nos metimos en la orilla. No sabíamos la profundidad que tenía el agua, ni como estaba el fondo, si había elementos cortantes», señala Javier. Por eso se metieron en el agua con las botas y una vez que comprobaron que ya no había peligro se las quitaron. «Perdí una de ellas», recuerda Antonio, que también apunta que la hazaña le ha costado el móvil a su compañero. «No me acordé de sacarlo del pantalón», dice Javier.

Hasta el cuerpo les separaban unos «cuarenta o cincuenta metros, que se hicieron largos». «El compañero nada mejor que yo. De hecho, cuando iba nadando me preguntaba cómo me había tirado si nado fatal. La podía liar más», bromea Antontio después de haber pasado ya el susto y con la tranquilidad de que todo «fue bien, salió redondo». Cuando alcanzaron el cuerpo del hombre comprobaron que ya estaba inconsciente. «Nos lanzamos al agua pensando en cogerlo y llevarlo hasta la orilla, pero cuando vimos la situación decidimos iniciar allí mismo las maniobras de reanimación». Javier se dio cuenta entonces que en los pilares del puente había un pequeño bordillo, hasta el que trasladaron el cuerpo para comenzar con las maniobras. «Fue lo más complicado, porque teníamos el agua casi en la cintura y no teníamos una superficie estable. Así que me puse debajo del cuerpo para facilitar el trabajo al compañero», relata Antonio, que reconoce que en ese momento pensaban que había pocas esperanzas.

Fue entonces cuando se unió a ellos Sergio. Él iba en el patrullero que más tardó en llegar porque «estábamos en un atasco en Paseo de Colón». Cuando llegó y vio a sus compañeros no dudó en lanzarse al agua a ayudarles. «Fui nadando hasta el pilar y les ayudé a levantar y sujetar al hombre para que las maniobras de reanimación fueras efectivas».

Así transcurrieron unos cinco minutos, «que se nos hicieron eternos», hasta que llegaron dos buzos de los Bomberos. «Su trabajo fue fundamental porque nos relevaron con las maniobras y se fueron turnando hasta que llegaron sus compañeros con la barca. Fue un trabajo magnífico de todos los que estábamos allí, sin la ayuda de los bomberos y de los sanitarios no hubiéramos podido salvarle la vida. Fue un trabajo en equipo muy coordinado», destacan los tres, que aseguran que no quieren protagonismo. «Es nuestro trabajo, lo hicimos de corazón. Nos salió del alma», apunta Sergio.

Los Bomberos continuaron con su labor y continuaron con la reanimación mientras lo montaban en la barca y hasta trasladarlo a la orilla. Ya allí les relevó el 061, que «hizo un trabajo excelente. Estuvieron unos 10 o 15 minutos reanimándolo hasta que lo estabilizaron y lo trasladaron al Virgen del Rocío. Nosotros solos no lo hubiéramos conseguido. El milagro ha sido posible gracias a todos y cada uno de los que estaban allí», recalcan.

«Cada segundo fue clave» y por eso decidieron no ir con él hasta la orilla. «Eso además sí que nos hubiera costado. Fue duro nadar hasta allí con el uniforme puesto». De hecho, cuando los Bomberos se llevaron el cuerpo hasta la orilla, ellos permanecieron en el pilar unos minutos. «Tuvimos que coger aire para poder regresar a nado», recuerdan. Una vez en la orilla cumplimentaron todos los trámites necesarios y cuando ya se llevaron al hombre se marcharon a comisaría. «Una ducha, cambio de uniforma y a seguir trabajando», dicen con humildad. Tanta que incluso algunos familiares ni siquiera conocen de su hazaña, la más extrema de sus carreras.