125 aniversario de El Correo de Andalucía
1899: el año I del decano y el fin del imperio de España
El Correo de Andalucía nació el año en el que Cuba se independizó de España y la farmacéutica Bayer patentó la aspirina. En Semana Santa había tregua de cofradías Lunes Santo y Martes Santo
Histórica portada número 2 de El Correo de Andalucía / El Correo
1 de febrero de 1899. El arzobispo de Sevilla en aquel tiempo, Marcelo Spínola, funda El Correo de Andalucía y designa a Rafael Sánchez Arráiz director de un periódico que nacía con la clara y firme vocación de combinar la defensa del catolicismo con la difusión y divulgación de noticias de ámbito cultural, económico o social. 1899 fue un año complejo para España, cuyo primitivo imperio se derrumba tras la pérdida de Cuba, una de sus últimas colonias allende sus fronteras estatales.
Sevilla, con 146.205 habitantes censados, es una ciudad cuyos edificios se alzan en el entorno de las viejas murallas y el casco antiguo. En los terrenos que hoy ocupan los barrios más populares del extrarradio apenas se distinguen cortijadas y algunos caseríos de trazado irregular entre un inmenso océano de huertas de labranza. El Correo de Andalucía, un diario de clara inspiración católica, nace con el único objetivo de unirse a la corriente de rotativos de tendencia informativa que ya en aquel tiempo existían en Andalucía.
¿Cómo era Sevilla en 1899? Sevilla vivió una época de interinidad en la alcaldía, ya que hasta cuatro primeros ediles distintos se sucedieron en el poder del consistorio durante el año natural.
El decano de la prensa adquiere una notoriedad sobresaliente en una sociedad distinta a la actual. ¿Cómo era Sevilla en 1899? El penúltimo año del siglo XIX fue especialmente convulso en el plano político, ya que Cuba se independiza de España y agrava la crisis internacional de un país que se había desangrado a nivel mundial en las últimas décadas. En la esfera local, Sevilla vivió una época de interinidad en la alcaldía, ya que hasta cuatro primeros ediles distintos se sucedieron en el poder del consistorio durante el año natural: Hipólito Adalid Cantelmí, Manuel Laraña Ramírez, José María Moreno Florido y Fernando de Checa Sánchez.
El Correo de Andalucía, un diario de clara inspiración católica, nace con el único objetivo de unirse a la corriente de rotativos de tendencia informativa que ya en aquel tiempo existían en Andalucía
Curiosidades del callejero, la Avenida de la Constitución se presentaba a ojos del viandante con el nombre de calle Génova en el mapa de una ciudad que ya celebraba con especial intensidad la Semana Santa y la Feria de Abril, por aquel entonces una de las mayores muestras de ganado de España. Uno de los iconos del casco antiguo, la Cruz de la Cerrajería, hoy instalada en la plaza de Santa Cruz, se alzaba aquel momento en el cruce de la céntrica calle Sierpes.
Una ciudad industrial
Sevilla era en 1899 uno de los mayores centros de producción industrial del Sur de España. Hasta 85 compañías de origen industrial operaban en una zona en la que la manufacturación artesanal de cerámica, madera o corcho era un auténtico motor de empleo. La agroindustria de la harina, el aceite o el tabaco y el sector textil fueron otros de los focos que atrajeron a miles de obreros que se instalaron en la capital de Andalucía procedentes de otras zonas de la provincia. El hoy pujante Aljarafe era entonces una sucesión de localidades con una población testimonial.
El censo poblacional de la provincia revelaba datos especialmente curiosos. En Tomares apenas convivían 691 vecinos, en Mairena del Aljarafe 1.094 y en Castilleja de la Cuesta 1.852. La localidad más poblada de la provincia, con independencia de la capital, era Écija, en la que residían 23.992 habitantes que se dedicaban principalmente a la agricultura.
El censo poblacional de la provincia revelaba datos especialmente curiosos. En Tomares apenas convivían 691 vecinos, en Mairena del Aljarafe 1.094 y en Castilleja de la Cuesta 1.852.
En la vieja Híspalis, repleta de carruajes y diligencias que dirigían caballos y mulas y que se apostaban en calles y plazas, las chimeneas eran elementos habituales del paisaje en las áreas contiguas a los tendidos ferroviarios que recorrían el trazado urbano. Uno de los mayores centros de producción de la capital era la fábrica de tabacos, enclavada en el hoy Rectorado de la Universidad de Sevilla y que entonces reunía a centenares de mujeres en su nómina de empleadas.
Bayer patenta la aspirina y fundan el Barça
Curiosamente, a nivel mundial una de las mayores atracciones fue que Bayer patentó la aspirina. La compañía farmacéutica registró los derechos de un medicamento en polvo que en apenas unos meses se convirtió en el más vendido a nivel planetario gracias a su eficaz capacidad para paliar los dolores de cabeza, la inflamación o contener los efectos de la fiebre.
La patente de la aspirina fue una de las primeras noticias ofrecidas por El Correo de Andalucía, entonces de sólo cuatro páginas y que se editaba e imprimía en los talleres que se ubicaban en la céntrica calle Rivero
El deporte más popular entonces era el tenis, aunque el fútbol en España ganaba adeptos de forma notoria con el transcurso de los años. 1899 fue la hoja del calendario que registró el nacimiento del FC Barcelona, a día de hoy uno de los clubes más laureados a nivel internacional. La patente de la aspirina fue una de las primeras noticias ofrecidas por El Correo de Andalucía, entonces de sólo cuatro páginas y que se editaba e imprimía en los talleres que se ubicaban en la céntrica calle Rivero.
Riadas en la Alameda y barcas en el centro
Uno de los principales problemas de Sevilla a finales del siglo XIX era la red de canalizaciones del agua, un sistema especialmente deficitario que originaba inundaciones de envergadura de forma relativamente periódica. A finales de febrero de 1899, por ejemplo, El Correo de Andalucía relató en una de sus cuatro páginas los estragos que causó un temporal de lluvia y viento que originó el derrumbe de varias infraviviendas del entonces incipiente extrarradio y la total anegación de la Alameda, zona en la que intervinieron barcas para rescatar a algunos de los residentes.
La Feria, en El Prado
A finales de la centuria del XIX, los sevillanos ya celebraban de manera intensa la Semana Santa y la Feria. La Feria, que en sus orígenes concedía un protagonismo absoluto al negocio del ganado, se festejaba entonces en el Prado de San Sebastián. Una de las portadas del decano de la prensa local, ya en pleno siglo XX, retrataba la portada del ferial con una pasarela por la que cruzaban los feriantes y visitantes.
Sin Lunes Santo ni Martes Santo
La Semana Santa ha sido históricamente una de las principales fiestas de la ciudad. Sin duda, en 1899 el ritual sacro era sencillamente distinto al actual. Apenas treinta cofradías desfilaban por las calles de una tierra huérfana de pasos durante el Lunes Santo y el Martes Santo. El programa de mano de itinerarios de las diferentes corporaciones, que en aquel tiempo recibía el nombre de programa oficial de las solemnidades religiosas y festejos públicos en el mes de abril, revela un festejo curioso. Durante la jornada del Domingo de Ramos de aquel 1899, en el que El Correo de Andalucía concedió una relevancia especial a la Misa de Palmas, acudieron a la Carrera Oficial La Cena, Los Negritos, Las Aguas y la Amargura.
Durante la jornada del Domingo de Ramos de aquel 1899, en el que El Correo de Andalucía concedió una relevancia especial a la Misa de Palmas, acudieron a la Carrera Oficial La Cena, Los Negritos, Las Aguas y la Amargura.
Especialmente curiosa significaba la ausencia de hermandades en la calle durante el Lunes Santo y el Martes Santo. El Valle realizaba su salida desde el Santo Ángel, templo en el que compartía sede con la Lanzada, el Museo era una de las cofradías más relevantes del Viernes Santo y aquel lejano 1899 estrenó el famoso decreto de la Madrugá por el que el Calvario anticipaba su acceso al recorrido oficial en detrimento de la Esperanza de Triana, que protestó públicamente con una carta manuscrita por su entonces hermano mayor.
Cartel de lujo en los toros
La Maestranza era el centro neurálgico del mundo taurino en Sevilla, una ciudad en la que en 1899 el cartel de la Feria de Abril era especialmente atractivo. Guerrita, Antonio Fuentes y Emilio el Bomba, fueron los principales reclamos de los festejos taurinos de aquel mes de abril en el que acudió al reclamo de la mítica plaza hispalense Antonio Montes, que coincidió con Guerrita, Fuentes y El Bomba en la corrida del día 20, que fue de ocho toros.
Los toros eran un espectáculo de masas. Los lugareños acudían en masa al recinto del hoy Paseo de Colón. Especialmente en la Feria de Abril, época en la que durante aquel lejano 1899 se despachaban entradas de barrera a un precio de 10 pesetas y en la zona de sol a 2,25 pesetas.
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