«Antoñeta, la croqueta agente secreta»: Una lectura amable y divertida

Llega a las librerías la primera entrega de las aventuras de la croqueta aspirante a agente secreta. Un buen trabajo de Maria Graciani e Elena Iranzo

«Antoñeta, la croqueta agente secreta»: Una lectura amable y divertida

«Antoñeta, la croqueta agente secreta»: Una lectura amable y divertida / Gabriel Ramírez

Gabriel Ramírez

Actualmente, el acceso que tienen los niños a imágenes violentas, a noticias desalentadoras que provocan miedos de todo tipo, incluso a pornografía desde edades tempranas, se ha convertido en un asunto peligroso y preocupante. Por ello, siempre son bien recibidos los libros que van apareciendo en el mercado editorial dedicado a los niños y jóvenes españoles. Los valores más esenciales y el divertimento que se produce en territorios inofensivos y transparentes dentro del mundo de la fantasía, lógicamente, son muy bien cotizados por los padres y madres.

María Graciani vuelve a la carga con un nuevo libro titulado «Antoñeta, la croqueta agente secreta», con texto firmado por ella misma e ilustraciones de Elena Iranzo. Se trata de un ejemplar que gustará a niños y niñas de entre tres y seis años. Esta vez es el sello Platero CoolBooks el que apuesta por la obra de Graciani con buen criterio.

Antoñeta es una croqueta que vive sobre una encimera. Su mundo es el que ve desde allí y está formado por, entre otras cosas, el ‘triángulo de las Bermudas gastronómicas’ que está situado en la pila y que recibe ese nombre puesto que los restos de comida que entran allí no vuelven a salir nunca más; está formado por ese congelador en el que se encuentran los helados de corazón blandito (igual que las personas que parecen frías aunque esconden ese corazón que también resulta tierno); y por muchos más personajes y lugares mágicos y llenos de una vida muy especial. La aspirante a agente secreta conocerá a Sofía, una niña de ocho años que es nieta de Cleta y comenzará la búsqueda de un trozo de tortilla que resulta más que misterioso.

El lenguaje que utiliza María Graciani es cercano y sencillo. Las rimas fáciles, las repeticiones y el uso de fórmulas muy reconocibles por parte de los lectores, no lastran la lectura de los más pequeños. Todo lo contrario. Las ilustraciones de Elena Iranzo, entintadas con tonos pastel que ayudan a relajar y cargan de un tono tranquilo el conjunto de la obra, son muy divertidas. Mucho detalle en el trazo robusto y compacto de la ilustradora.

El libro termina con el acceso de un código QR que lleva a una ficha técnica y a un vídeo divertido. Con ello, la obra se arrima a las nuevas tecnologías, cosa que está muy bien tal y como están las cosas.

El próximo 18 de mayo se presentará en el Auditorio Rafael de León de Tomares.

Calificación: Interesante, amable.

Tipo de lectura: Amena. Los más pequeños deberían compartir la experiencia con los padres.

Tipo de lector: Niños de tres a seis años.

¿Dónde puede leerse?: En la cocina, por supuesto.

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