El final de la Guerra Civil española supuso el comienzo de un calvario para decenas de miles de personas. Unos se quedaron y sufrieron la represión fascista en suelo español. Otros escaparon a Francia para intentar no sufrir más. Pero en Francia muchos fueron perseguidos y enviados a campos de prisioneros o de concentración. Otros muchos perdieron la vida.
Entre los que llegaron a Francia para morir en el exilio estaba Antonio Machado, uno de los mejores poetas españoles de todos los tiempos y, junto a Federico García Lorca, un claro símbolo de lo que fue una España libre y, más tarde, vapuleada por los violentos.
El cómic Antonio Machado. Los días azules firmado por Cecília Hill y Josep Salvia, guionista y dibujante, respectivamente, narra los últimos meses de Machado. Solo algunas páginas se dedican a tiempos anteriores al viaje que hizo el poeta en compañía de su madre, de su hermano José, de su cuñada y, durante un tiempo, de sus sobrinas (serían enviadas a Rusia antes de llegar a Francia). Un viaje por etapas que tenía la meta en un pueblo costero francés llamado Collioure.
La historia se divide en dos partes. Los autores no separan el relato de forma expresa, pero el dibujo se desliza hacia el costumbrismo en la zona final que se ocupa de la estancia de Machado en Francia. El texto, a su vez, se instala en una mayor zona de reflexión, en el territorio de la poética.
El dibujo de Josep Salvia se acerca a la línea clara de la escuela valenciana y hace un uso de las páginas muy original. Algunos detalles son de lo más interesantes. Por ejemplo, los rasgos del poeta no están especialmente marcados. Porque Machado, al fin y al cabo, es uno más de esos miles que llegaron a la frontera francesa.
El texto busca en la realidad para acercarse a la verdad de lo que pasó tanto como puede ser posible. Un momento entrañable de la niñez de Machado, su madre llorando después de despertarse de forma improbable para preguntar por su hijo que ya estaba muerto (se le dijo que estaba en el hospital aunque la mujer se echó a llorar intuyendo la verdad), esa misma mujer preguntando sobre la distancia que les separaba de Sevilla cuando se acercaban a Francia, un paseo de Machado junto a su amada Leonor... El cómic, así, se convierte en un trabajo entrañable, evocador, elegante.
Los tonos azules aparecen en las viñetas cuando se quiere señalar la importancia de la mirada de Machado, cuando el mar toma importancia, cuando el Mediterráneo hace que el poeta reflexione y siga trabajando, cuando los cielos de las distintas etapas reinan en la consciencia del protagonista. Los días azules son la poesía de Machado derrotado y sin esperanza.
El cómic logra separarse de los aspectos políticos más conflictivos, intenta escapar de polémicas que pertenecen a otros ámbitos. En este trabajo los autores tienen clara voluntad de hablar de un poeta y de la importancia de su obra.
Qué tristeza imaginar (ver en la viñeta) a Machado mirar un mar que no puedo contar apenas. Qué pena y que injusto para todos.
Calificación: Muy bueno.
Tipo de lectura: Agradable y asequible. Una vez finalizada, el cuerpo pide volver al principio y repetir.
Tipo de lector: Amantes de la poesía de Machado. Cualquier español que quiera entender qué significa reconciliar a las partes.
Personajes: Todos los españoles representados, en gran parte, por Machado.
Argumento: No hubo piedad y eso no tiene remedio.
¿Dónde puede leerse?: En Collioure, junto a la tumba de Antonio Machado.