Breve reflexión sobre la libertad al escribir

¿Por qué escribir? ¿Para qué hacerlo? ¿Por qué? Son preguntan que asaltan a los escritores desde siempre

28 ene 2021 / 09:07 h - Actualizado: 28 ene 2021 / 09:22 h.
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  • Viñetas de ‘Maus’. / El Correo
    Viñetas de ‘Maus’. / El Correo

Supe que había superado la muerte de mi padre y de mi hermano Antonio el día que me atreví a recordar las cosas que no me gustaban de ellos. Lo supe porque fui capaz de recordar y decir.

Parece que la ausencia impide que podamos expresar. Es como si faltáramos el respeto de forma grotesca al muerto cuando, en realidad, lo que hacemos es seguir pensando lo mismo que antes de la falta. Sabíamos qué cosas no nos gustaban. Y seguimos teniéndolas muy claras. Y muy ocultas. Es parte de lo absurdo que tiene la muerte. Nos hace enanos, miedosos.

Un escritor ha de tener muy claro que, a través del relato, pone en juego gran parte de lo que es, de sí mismo. Es verdad que la ficción maquilla mucho todo lo que de autobiográfico pueda tener una novela, pero el autor conoce perfectamente donde ha dejado la parte que arriesga. Al escribir, aparecen las experiencias que dejaron buen poso y las que fueron o están siendo horribles. Todas. Y para eso hay que estar preparado.

Sin riesgo no puede haber literatura. La falta de libertad al escribir es la ruina de cualquiera que quiera hacerlo.

Un excelente ejemplo de todo esto se encuentra en la novela gráfica «Maus» de Art Spiegelman.

Con el holocausto judío de fondo (no deja de ser un vehículo narrativo y mucho menos importante de lo que puede parecer), Spiegelman habla de la relación de un padre con su hijo, de cómo puede odiar ese hijo a la vez que adora a su padre, de cómo el peso de una narración puede hacer que te difumines llegando a tener problemas mentales graves, de la intención de un autor y de cómo recibe el mensaje el lector, de los fantasmas familiares, del suicidio, de la muerte, de los tópicos que existen aunque lo sean y, sobre todo, de cómo puede escribir un hombre sabiendo que aquello sucedió y de las consecuencias que tendrá en su entorno.

Nadie que quiera dedicarse a la escritura debería prescindir de esta lectura. Nadie que quiera dedicarse a la escritura debería negar ni un ápice de su existencia. Porque es, de eso y no de otra cosa, de lo que se trata.

Calificación: Imprescindible

Tipo de lector: Cualquiera con un mínimo de sensibilidad.

Tipo de lectura: Ligera.

Engancha desde el principio.

No sobra ni una sola viñeta.

Argumento: Aparentemente sencillo aunque conviene prestar atención. La cosa no va de nazis y judíos. Es mucho más.

Personajes: Muy bien perfilados.

¿Dónde puede leerse?: La nueva edición es pesada y difícil de llevar, por ejemplo, en el bolso. Mejor en casa disfrutando de cada detalle de las ilustraciones.