Cinco libros para viajar al pasado

De la Antigua Roma a la Guerra de Melilla, pasando por la Sevilla de 1521, la Inglaterra de Shakespeare o la cronología vaticana, los títulos seleccionados en el siguiente artículo permiten sumergirse en la Historia de un modo tan riguroso como ameno. ¿Le apetece retroceder en el tiempo?

29 nov 2021 / 08:31 h - Actualizado: 29 nov 2021 / 08:35 h.
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  • Cinco libros para viajar al pasado

Decía el ensayista romántico Donoso Cortés que «En lo pasado está la historia del futuro», una aseveración que, en el caso de los autores que citaremos a continuación, parece continuar vigente. No en vano, con el ánimo de revisitar algunos de los periodos más fascinantes de la Historia, estos han dado a luz cinco obras que bien pueden resumir dos milenios de conflictos, derrotas y desengaños, pero también de cultura, pasión y aprendizaje. Y es que nunca está de más echar la vista atrás para descubrir de dónde venimos, pues únicamente de ese modo podremos vislumbrar hacia dónde vamos.

Cinco libros para viajar al pasado

La Casa de la Piedad

La primera parada de nuestro viaje tiene lugar en junio del año 9 d.C., concretamente en la Roma del divino Augusto. En ese marco excepcional, asistimos al sepelio de Antonia, hija, esposa y madre de prestigiosos políticos, ante cuyo cadáver se yergue la figura de Sabina, su hermana, y Marcela, una suerte de protegida de la difunta. Pero el duelo pronto mutará en escándalo, pues el testamento de Antonia, lejos de lo que se espera de una matrona de su posición, destapa un entramado oculto que incluye mentiras, traiciones e incluso crímenes. Y es que la ejemplar Casa de la Piedad, epicentro de la vida social romana y sustento propagandístico de la moral impuesta por Augusto, oculta una verdad insoportable... Con una documentación exquisita y un retrato psicológico de los que dejan huella, Aurora López Güeto (Sevilla, 1971), traslada a La Casa de la Piedad (Ed. Algaida) parte de sus investigaciones en torno al mundo clásico y, en particular, sobre la vida de las mujeres romanas. No en vano, las 416 páginas de las que consta la novela reflejan no solo una trama que nos permite deambular por la Vía Apia, ingresar al bosque del Aventino o cruzar el Foro de un modo tan real como apasionante, sino también ahondar en unas vidas que se asemejan a las nuestras mucho más de lo que podríamos imaginar. Gustará a los amantes del ‘péplum’, pero también a aquellos que se desplazan por primera vez a la era de los césares.

Cinco libros para viajar al pasado

Catálogo informal de todos los papas

También de Algaida, pero en este caso en clave de ensayo, nos llega Catálogo informal de todos los papas, una obra con la firma de Javier Pérez (Zamora, 1970), columnista de prensa, autor de novelas y satírico en verso, que reconstruye de manera ligera aunque rigurosa la historia de la Iglesia católica a través de todos sus pontífices. Como es lógico, el libro, que posee un total de 15 capítulos, arranca en Betsaida, aldea de Galilea, en el año 6 a.C., con el nacimiento de un niño llamado Simón Bar-Joná, que con el tiempo sería conocido por Cefas o, simplemente, Pedro. A esta primera estampa se suman aquellas dedicadas a los protopapas, quienes, siguiendo el ejemplo de San Pedro, surgieron en medio de una religiosidad romana bastante laxa; la reconstrucción de la etapa goda o el triunfo de Constantino. Pasajes que continúan, de manera cronológica, con la Alta y Baja Edad Media, el Concilio de Trento y la época de los Concordatos. Con un lenguaje directo y un estilo accesible para todo tipo de lectores, el mayor acierto del volumen es su capacidad para sintetizar dos mil años de historia en apenas 248 páginas, invitándonos con ello a profundizar en cualquiera de los personajes que se tratan con posteriores lecturas. Desde el papa Alejandro II, que en el año 1063 dictaminó que la reconquista española era una cruzada, a Pío IV, a quien debemos la creación de la imprenta romana y el embellecimiento de la ciudad eterna. El ensayo, repleto de curiosidades sobre los príncipes vaticanos, concluye con una semblanza del papa Francisco, así como un post scriptum donde se detallan las fuentes utilizadas.

Cinco libros para viajar al pasado

Ora Pro Nobis

Lo sacro también tiene cabida en Ora Pro Nobis, de Francisco M. Pérez Estepa (Sevilla, 1982), aunque en este caso ligado al universo de la Semana Santa. Un libro que, con introducción del periodista Antonio Burgos, nos traslada hasta la Cuaresma del año 1521, cuando don Fadrique Enríquez de Ribera, VI Adelantado de Andalucía y I marqués de Tarifa, instituyó el Vía Crucis a la Cruz del Campo, germen de la más importante celebración religiosa de la ciudad de Sevilla. Integrado por capítulos cortos y con un estilo ágil y pleno de didactismo, Ora Pro Nobis bucea en la configuración del «camino de la cruz» desde su distancia inicial de 997 metros (este se iniciaba en el palacio que el noble poseía en la ciudad, la popular «Casa de Pilatos», y concluía en un humilladero perteneciente a la orden de San Benito ubicado extramuros), hasta las distintas estaciones de las que constaba. Como aporte original, Pérez Estepa glosa cada una de las mismas con diferentes textos e imágenes de las cofradías sevillanas, lo que invita a meditar y contemplar «los excesos de amor de Cristo», según sus propias palabras. Para complementar el volumen, el cual puede adquirirse en tiendas especializadas y quioscos de la capital, el autor de Cofradías llenas de arte introduce un pasaje dedicado a la saeta así como reflexiones sobre las antiguas vigilias, el carácter sacral del vino o el mes de los difuntos.

Cinco libros para viajar al pasado

Hamnet

Ambientado igualmente en el siglo XVI, aunque en la localidad inglesa de Stratford Upon Avon, Hamnet (Libros del Asteroide) recrea los orígenes de la familia Shakespeare, apellido ligado indisolublemente al oficio dramático y la cultura universal, que obrase títulos inmortales que, aún hoy, despiertan la admiración de espectadores y lectores en todo el mundo. Aunque en este caso, Maggie O'Farrell (Coleraine, 1972), la autora norirlandesa encargada de dar forma a la novela, se esfuerza en destacar los aspectos humanos por encima de los artísticos, logrando dibujar un escenario tan real que cuesta despegarse de sus páginas. Ni que decir tiene que Hamnet es el nombre real del niño al que el autor de Romeo y Julieta dedicó su tragedia más potente, el del príncipe de Dinamarca marcado por la muerte de su padre. En efecto, y al igual que Hamlet, el propio Shakespeare sufrió en sus carnes el drama de perder a un ser querido de manera violenta, algo que se refleja en cada uno de los pasajes con una determinación que asusta. No obstante, Hamnet, que ha sido merecedor del Women’s Prize for Fiction y fue considerado uno de los mejores libros de 2020 según The New York Times, también contiene escenas llenas de ternura, como el romance entre William y Agnes, la relación del pequeño Hamnet con sus hermanos, o el propio día a día de la familia. Si bien es el talento de O'Farrell para rellenar los huecos dejados por la historia, el mejor de sus atractivos.

Cinco libros para viajar al pasado

El túnel de Ezequías

Cuando en el año 2012, el profesor de pensamiento árabe e islámico en la Universidad de Sevilla Emilio González Ferrín (Ciudad Real, 1965) dio a luz Las bicicletas no son para El Cairo, ni él mismo podía imaginar que su protagonista, Sebastián Gardet, regresaría en dos ocasiones más a las librerías como parte fundamental de Los puentes de Verona (2014) y El túnel de Ezequías (2021). Tampoco pudo prever que el personaje se convertiría en una herramienta idónea para plasmar el diálogo euro-árabe, o que, en su tercera incursión, este daría el salto desde la editorial En Huida al Grupo Almuzara fundado por el ex ministro Manuel Pimentel. De un modo u otro, El túnel de Ezequías, cuyo arranque nos traslada al Marruecos de 1893, es ya desde su título una excelente metáfora de los túneles que conectan vidas y épocas a través de la memoria, así como un brillante ejercicio sobre el amor, la identidad o el mestizaje. Sus 237 páginas incluyen capítulos cortos e intensos, los cuales nos guían, a través de diversos saltos temporales, por el conflicto bélico melillense de 1896 y la España contemporánea. Plagado de simbología y referencias culturales, su tono confesional gustará a los aficionados a la literatura existencialista, siendo sus fuertes su lenguaje elaborado y su acentuado lirismo.