Conversación entre poetas

02 nov 2018 / 16:53 h - Actualizado: 03 nov 2018 / 08:29 h.
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  • Juan Carlos Olivas, Concha García y Javier Alvarado. / El Correo
    Juan Carlos Olivas, Concha García y Javier Alvarado. / El Correo
  • Juan Carlos Olivas y Javier Alvarado. / Fotografía de Concha García
    Juan Carlos Olivas y Javier Alvarado. / Fotografía de Concha García

De tanto en tanto es bueno pasar unos días en Madrid, sentir el calor de la ciudad tan diferente en cada uno de sus barrios, fronteras invisibles y palpables; por ejemplo, en Lavapiés donde nos encontramos en un café cuyos propietarios paquistanís servían cenas con olorosas especias.

Nos sentamos alrededor de una mesa libre y comenzamos a hablar. Juan Carlos Olivas es un poeta de Costa Rica, joven, docente. Javier Alvarado, panameño, también joven, ha recibido varios premios en Latinoamérica, lo conocí en pasado año en Zacatecas (Méjico). Venían de Salamanca donde habían ido para participar en el XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos. Juan Carlos ha ganado el premio internacional de poesía Pilar Fernández Labrador, con el poemario «El año de la necesidad». El barrio bullía de gente. Me dijeron que Madrid es la puerta de entrada para los poetas centroamericanos y por ello es importante que se edite en España para que su obra también resuene en sus países. A Javier Alvarado el pasado año le dieron el premio Hispanoamericano de Poesía en Casa de América y le deslumbró Madrid.

¿Hemos hablado de Centroamérica, un foco de violencias varias? ¿Podéis decirnos algo acerca de esto y cómo el poeta puede escribir?

Juan Carlos: Siempre hemos pensado que el poeta es un cronista de su tiempo, no puede vivir en una especie de burbuja, ajeno a aquello que, de alguna u otra forma, también lo afecta a él. La poesía es siempre un acto contracultural, la belleza les incomoda a los poderosos. Nuestros países centroamericanos están sufriendo una era de mucha violencia, conflictos políticos, pandillas, narcotráfico, corrupción, el éxodo de los migrantes que dejan todo atrás y se convierten en niebla. Evidentemente, estos temas llegan a tocarse por medio de algunos poetas; sin embargo, no podemos decir que todos los escritores centroamericanos nos limitamos a escribir única y exclusivamente de estos temas. La variedad de voces y motivos existentes en nuestra poesía actual es prueba de ello. Tampoco puede decirse que hay un compromiso, como lo hubo en los años 70 y 80 en la Nicaragua sandinista y la poesía exteriorista que predominó en esa época. Hoy gracias a los intercambios culturales y a la tecnología, los poetas contemporáneos hemos tenido acceso a las múltiples influencias poéticas del mundo, de eso nos hemos nutrido y de eso también está hecha nuestra literatura.

Javier: La historia de Centroamérica, de nuestros países ha sido muy convulsa. Roque Dalton escribió que «la violencia es la partera de la historia» y eso en nuestros días, sigue muy presente. Hay que ir a «Los pobres» de Roberto Sosa, al soneto «Honduras» de Pompeyo del Valle, a la novela «Mamita Yunai» del costarricense Carlos Luis Fallas, al relato «Torotumbo» de Miguel Ángel Asturias, a los cuentos de Salarrué y ahí converge todo eso. Yo vengo de un pueblo donde existieron los duelos por honor y por amor y se desencadenaban unos sucesos sangrientos, los hombres se traspasaban con sables y los culpables terminaban huyendo por las montañas y hoy día eso se recrea en el folclor de esa región. La literatura panameña en diversos géneros recoge sucesos violentos: novelas como «El Ahogado» de Tristán Solarte, «Desertores» de Ramón H. Jurado, «Loma Ardiente y vestida de sol» de Pernett y Morales, poemas como «Incidente de Cumbia» son pruebas de ello. Hoy las armas, los robos, los crímenes, secuestros, asesinatos y corrupción imperan en nuestros países hermanos. El poeta frente a esto no puede eludir las circunstancias y eso repercute en su escritura.

¿Qué va a pasar con tantos movimientos migratorios en Centroamérica?

Juan Carlos: Lo que está pasando, diría yo, es una tremenda crisis humanitaria en la cual todos los países involucrados saldrán perdiendo. Estoy a favor de que la gente busque un mejor porvenir para sus familias, pero debe de hacerse de manera ordenada y legal. Cada país tiene sus políticas migratorias y tienen el derecho a que se les respete eso.

Javier: Los movimientos migratorios han mostrado que son necesarios y eso ha dado como resultado mestizajes maravillosos, no solo para las etnias, sino para los diversos campos y ciencias. Hoy las migraciones se enfrentan a requisitos y controles. Las migraciones se han dado en toda la historia y no se pueden frenar, pero las mismas tienen que llevar un control y un seguimiento.

¿Qué destacaríais de la poesía española contemporánea?

Juan Carlos: Ustedes tienen una tradición poética insoslayable y creo que los poetas contemporáneos españoles, de una u otra forma, están conscientes de ello. Los buenos poetas, los que a conciencia trabajan e investigan para escribir. Hay voces actuales que son tremendamente buenas, pero también hay voces que han exaltado las grandes editoriales y que no siempre responden a una calidad poética al menos decente. Supongo que se da por la proliferación de poetas pop que nacen del Youtube, o de sus miles de seguidores en Facebook o en Instagram, y no precisamente de un compromiso y una pugna con el lenguaje, como lo hicieran sus poetas predecesores, sino más bien esto responde a la adocenada cultura light que nos han querido inculcar los mercaderes del poder y la explotación contemporánea. Sin embargo, la poesía, la verdadera poesía prevalece, y el tiempo se encarga de poner a cada quien en su lugar.

Javier: Para mi este viaje ha sido un referente para hurgar en poéticas de hace unos años y algunas recientes; descubrir lo neobarroco en unos pocos autores acá para mi es alucinante. En otros admiro la musicalización y en otros la palabra medida, bella, muy descriptivos los poemas. Hay diferencias y coincidencias, pero el conocer, respetar y admirar la poesía de ambas orillas nos da margen para alucinar el mar.

Sois poetas reconocidos en vuestros países. ¿Cómo fue vuestro comienzo? ¿Por qué la poesía?

Juan Carlos: Creo que, como todo poeta, comencé a escribir gracias a que había leído poesía ya antes, desde la escuela, y luego el colegio, y luego en la Universidad ya tomé un rumbo más serio de lo que quería hacer en mi vida, que era escribir. Y en eso estoy. Cada día aprendo, leo, garabateo versos, y bueno, han pasado cosas muy buenas en estos años, he ganado el Premio Nacional de Poesía de mi país con solo 24 años y otros premios en Costa Rica y otras partes del mundo que me han permitido viajar, ir a festivales, conocer otras voces poéticas y nutrirme de toda esa experiencia, que creo se refleja en mis poemas. Al final, aunque ya suena a lugar común, para mí la poesía es una manera de estar en el mundo y es también un puente que trazamos de escritor a lector, un trasiego de luminosidades.

Javier: La poesía me escogió desde temprana edad. La muerte de mi abuela y la ayuda muy necesaria de una docente de literatura marcaron mi camino. Me di a la tarea de conocer a muchos escritores y con quince, dieciséis o diecisiete años, los visité y empecé a acumular libros, consejos, experiencias y a nutrirme de literatura panameña y extranjera. Algún día tendré que escribir esas memorias.

El camino no ha sido fácil, pues Panamá, teniendo una gran cantidad de recursos no se invierte en publicaciones de poesía y cuesta un mundo editar al menos que ganes un premio literario. Hay mucho trabajo por delante y Panamá no tiene mucho terreno fértil para los artistas y creadores. Hoy día observo por ejemplo, la publicación de mis libros en otros países y aquí en Panamá no se conocen aun teniendo galardones internacionales y no hay entidad que se preocupe por publicarlos y buscar patrocinadores o mecenas es una tarea ardua y muchas veces se cree que es inútil invertir en un libro de poesía o que el costo es como pagar una cena en un restaurante. ¿Por qué la poesía? Pues, porque la amo y a ella me he dedicado y me dedicaré, para eso nací y me entregué a ella. Y ahí seguiré, aunque con mi Canal, vaya a contracorriente, contra todo.