David Bowie: La valentía de atreverse con cualquier cosa

Es difícil encontrar un artista tan polifacético, sugerente y extraordinario, como lo fue David Bowie. Drogas, una condición sexual siempre puesta en duda, un concepto de música innovador, la estética más cambiante y atractiva jamás utilizada y una capacidad artística sobrehumana, hacen de Bowie un icono que millones de personas veneran. Nos ha dejado y el mundo es algo más aburrido que hace unos días.

25 ene 2016 / 08:20 h - Actualizado: 18 ene 2016 / 10:34 h.
"Música - Aladar"
  • David Bowie / El Correo
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David Robert Jones. Ziggy Stardust. Major Tom. The Thin White Duke. The Halloween Jack. Aladdin Sane. David Bowie, David. Músico, actor, pintor, transgresor. Padre, amante. Homosexual, bisexual, hetero. Rock, glam, new age, new romantic, tecno, rock. Múltiples personajes, múltiples personalidades, egos, compulsiones, todo dentro de la misma persona. ¡Como para no volverse loco! Pudo ser porque, según cuenta una leyenda, David no nació en este planeta, vino de las estrellas. Pero la realidad es que era sumamente terrenal y que sí, sí se volvió loco en más de una ocasión y que no supo distinguir al personaje de la realidad, lo que le acarreó más de un sufrimiento. Lo cierto es que nunca hubo un artista tan polifacético y tan valiente, capaz de atreverse con cualquier cosa.

David Jones llegó a este planeta en 1947 y, como no podía ser de otra manera, lo hizo en Brixton, al sur de Londres. En sus primeros años tuvo fama de superdotado, sobretodo por sus habilidades musicales, con una voz apta para el coro del colegio, pero con una visión de la música tremendamente imaginativa y con porte sorprendentemente elegante. Pronto comenzó a tocar los más variados instrumentos, desde un ukelele hasta el piano. Pero también tuvo fama merecida de rebelde y peleón, de hecho quizá su característica física más reconocida, sus ojos de color diferente, se debe a una pelea que tuvo con su amigo George Underwood por una chica, recibió un puñetazo y desde entonces su visión de la profundidad quedó defectuosa y la pupila siempre dilatada. A pesar de todo continuaron con su amistad, siendo Underwood el diseñador de las portadas de los primeros discos de Bowie. En estos primeros años David era admirador de Elvis Presley y Little Richard. Poco tiempo después descubrió el jazz moderno y se entusiasmó con artistas como John Coltrane. Y se obsesionó con tocar el saxo, que en un principio fue de plástico. Con quince años ya estaba listo para formar su primera banda, Kon rands, que iba variando de componentes y que tocaban en bodas y eventos similares. Así que cuando terminó la escuela, le dijo a sus padres que quería convertirse en estrella del pop, pero su madre lo puso a trabajar como ayudante de electricista. A pesar de todo David nunca se desvió de su sueño y tras su primera banda, siguieron otras como The King Bees, The Manish Boys, o The Riot Squad, desde la que dio salto a trabajar en solitario. En ese momento David Jones pasó a llamarse David Bowie, para que no exigiera confusión con el músico Davy Jones. Mucho rock, blues, soul e incluso folk y clases de arte dramático, teatro avant garde, mímica y comedia del arte se mezclaron dentro del mismo artista. Y terminó siendo explosiva. Pero a pesar del talento, el éxito comercial no llegaba. Así que Bowie se fue ganando la vida de otras formas, siempre intentando seguir en la senda se lo artístico, llegó a hacer anuncios en televisión y participar en alguna película. Pero gracias a su perseverancia, al poco tiempo llegó su primer éxito, quizá el más conocido, Space Oddity, que coincidió con la llegada del hombre a la luna.

Tras el éxito, llegó The man who sold the world, que supuso un cambio hacia un sonido más hard rock y en cuya portada el artista aparecía deslumbrante con un vestido. A partir de ahí, Bowie empezó a explotar su imagen andrógina. Corría el año 1971 y en su cabeza la idea de crear un personaje que sería una mezcla perfecta entre Iggy Pop y Lou Reed, un ídolo supremo: nacía Ziggy Stardust, seguramente el culto más grande de la cultura popular, en palabras de su biógrafo. Con un vestuario excéntricamente llamativo y el pelo rojo, Bowie pasó a ser Ziggy Stardust en un espectáculo que le catapultó a la fama junto con The Spiders from Mars. Se trata de la historia de un extraterrestre bisexual y andrógino que cae en la Tierra y se convierte en estrella del rock. David se metió por completo dentro del personaje, tanto que Ziggy literalmente fagocitó a Bowie. Él mismo llegó a reconocer que a partir de ahí todo empezó a ser peligroso, su vida fuera de escena se vio afectada y tuvo dudas sobre su cordura. Realmente todo llegó a desvariar hasta tal punto que las actuaciones como Ziggy y Aladdin Sane (personaje del siguiente disco) eran sumamente teatrales y escandalosas, sobretodo para los años 70, llegando a desnudarse casi por completo o simular sexo oral en la guitarra de su banda.

Llegó un momento en que no pudo más e intentó separarse del personaje, así que se trasladó a Estados Unidos donde grabó Diamond Dogs, disco con el que pretendió poner música a la novela de Orwell 1984. Durante la gira, Bowie estaba cada vez más pálido y delgado, la sombra de Ziggy fue alargada, se convirtió en un adicto a la cocaína, se volvió paranóico, incluso muchas veces ni era capaz de articular palabra. Aparece en escena un nuevo alter ego, The Thin White Duke, personaje idéntico al extraterrestre Tomas Jerome que él mismo dio vida en la película El hombre que vino de las estrellas. Ya era una súper estrella, pero no exenta de polémica, ya que entonces comenzó a coquetear con la estética nazi, de la que se convirtió en una especie de fetichista. Incluso se le llegó a fotografiar realizando el saludo nazi, cosa que él siempre negó. Con el paso del tiempo criticó su acercamiento al fascismo y culpó a su adición a la cocaína y a que realmente se había creído de nuevo su personaje White Duke. Ciertamente estaba desquiciado, totalmente adicto llegando a sufrir varias sobredosis.

Durante una corta estancia en Suiza, sus problemas con las drogas aumentaron, pero también fue donde se empezó a interesar por la pintura, a hacer dibujos y visitar exposiciones de manera obsesiva; quería ser algo más que un músico. Su interés por el arte alemán, en especial por el movimiento Brüke y el expresionismo, y por la nueva música que se estaba haciendo, hizo que se mudara a Berlín, donde compartió piso nada más y nada menos que con Iggy Pop. Allí se desintoxicó de las drogas y vivió una de sus etapas más creativas, saliendo a la luz tres álbumes que él denominaría su Triología Alemana: Low, el archifamoso Heroes y, más tarde, Lodger. Su música se vio influenciada por el primer sonido tecno, las canciones pasaron a ser mucho más abstractas. En dicha trilogía, se pone de manifiesto la situación de Europa, concretamente de Berlín, durante la Guerra Fría. Durante la estancia en Alemania, David consiguió, por primera vez en años, subirse a los escenarios sin estar colocado.

Tras divorciarse de su primera mujer, olvidada la cocaína, Bowie vuelve a sus inicios con Ashes to Ashes, comienzo del llamado new romantic underground. La canción que da título al disco se presenta en uno de los primeros videoclips que fue espectacular en su época. David saca a lucir sus dotes de mimo. Etapa de nuevas amistades, de nuevos trabajos; como los meses que estuvo en Broadway como protagonista en El Hombre Elefante. Y, sobretodo, su colaboración con Queen, de la que salieron dos cosas muy importantes: El tema Preasure, prácticamente improvisado en una tarde, y su amistad de por vida con Freddie Mercury. Los siguientes años fueron una sucesión de nuevos discos, nuevas giras, películas con más menos acierto. En todo momento David se presentó como un artista que iba absorbiendo las nuevas tendencias, los nuevos estilos, reinterprentándolos de manera que creaba algo nuevo. Entonces se arrepintió de haberse declarado bisexual, hubo quien dijo que su interés por la homosexualidad era simple provocación en el tiempo que le había tocado vivir. Y así llegó a conocer a quien sería su gran amor, la modelo Iman, quien siempre sostuvo que se enamoró de David Jones, aquel hombre que se agachó un día en plena calle a atarle los cordones de las zapatillas, no del personaje David Bowie.

En los últimos años, debido a problemas de salud, decidió retirarse de las giras y de la vida pública en general. Después de diez años sin componer, dejó de nuevo dos joyas para la historia del rock, The next Day y Black star. Discos premonitorios, sobre todo el último, donde ahora comprendemos que se estaba despidiendo de todos. Lo que está claro es que David quiso dar espectáculo hasta el final. Hombre rompedor, persistente, siempre hizo lo que en cada momento quiso. Puede que demasiado avanzado para la época que le tocó vivir o puede, simplemente, que es que el viera las realidad de una manera distinta a como la vemos los demás. Sea como sea, su legado tanto musical como estético ha sido enorme, incalculable.

Gracias David, sin ti el mundo hubiera sido mucho más aburrido.