El boxeador: El rojo y el negro

24 ene 2017 / 08:00 h - Actualizado: 22 ene 2017 / 21:31 h.
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  • El boxeador: El rojo y el negro
  • ‘El boxeador’ es un directo a la mandíbula del lector. / El Correo
    ‘El boxeador’ es un directo a la mandíbula del lector. / El Correo
  • Dos formas de entender la vida se fusionan en este cómic. / El Correo
    Dos formas de entender la vida se fusionan en este cómic. / El Correo
  • Página del cómic ‘El boxeador’. / El Correo
    Página del cómic ‘El boxeador’. / El Correo
  • Una de las dos portadas de ‘El boxeador’. / El Correo
    Una de las dos portadas de ‘El boxeador’. / El Correo

Un chico de barrio, tosco, brutal, que no conoce el miedo ni los límites, dispuesto a ganar para poder gastar el dinero sin control alguno, carne de prisión. Otro de clase alta, refinado en las formas, con agallas, esclavo de su sexualidad, dispuesto a cualquier cosa con tal de sentirse feliz.

El primero, Rafa, es esclavo de su pasado, de la ausencia de su padre. Héctor, por su parte, vive el presente atenazado por un padre exigente, incapaz de entender la realidad del muchacho.

Rafa representa la fuerza, el ansia de encajar tres o cuatro golpes a cambio de alcanzar al contrario. Héctor posee una técnica depurada, una elegancia extraordinaria. El arte del boxeo parece descansar bajo su cetro. Son boxeadores antagónicos, las mitades de un todo.

Los dos dibujantes que firman El Boxeador arrancan con sus historias sabiendo que llegarán al mismo final. Porque este cómic tiene dos portadas y un solo final que se encuentra en el centro del volumen. El lector tendrá que elegir si leerá primero una historia o la otra. Y eso marcará, seguramente, sus preferencias al valorar el conjunto.

Una historia protagonizada por Rafa, el boxeador que pertenece a un barrio en el que sobrevivir es un combate a muerte diario. Lo cuenta Rubén del Rincón. La que protagoniza Héctor, el niño bien que topa con el boxeo para que su vida dé un vuelco, es cosa de Manolo Carot ‘Man’. Ambos; aunque el diseño de escenas, de páginas, etc., parece cosa personal de cada uno de ellos; utilizan el negro y el rojo en el dibujo, una paleta muy básica, muy bonita y, en este caso, muy necesaria. Seguramente, dada la extensión del cómic, el color se descartaría pronto. Aunque el rojo era imprescindible. El boxeo se tiñe del color de la sangre sobre el ring; ese color tiene un papel estelar en toda velada que se precie.

Igual que sus personajes, los dibujantes disputan una velada de ciento cuatro páginas; buscan en ellas un mismo objetivo. Como sus personajes.

Tanto Rubén del Rincón como Manolo Carot ‘Man’, tratan de escapar de lo emotivo, de lo épico. Coquetean con ello, pero logran que se quede en eso y no caen en la tentación de hacer el cómic que tantas veces se ha leído. Ambos buscan, a toda costa, la construcción del personaje, suman rasgos que hacen crecer a Rafa y a Héctor (éste utilizando la caricatura más grotesca cuando es necesario), perfilan secundarios que ayudan a entender a los principales. En este sentido el trabajo está más que bien y el lector descubre en cada trazo ese cuidado con el que los autores han trabajado.

El formato del tomo es «a la italiana» (apaisado) y las páginas tienden a la originalidad en su diseño, a buscar el mismo efecto que produce un directo a la mandíbula. Esta vez a la del lector, claro.

Es un trabajo estupendo que logra hablar de dos formas de entender la vida y el boxeo, con un solo final que coloca cada cosa en el lugar exacto.

El proyecto se financió, en principio, a través de crowfunding, sin que los autores buscasen intereses económicos. Hoy, ya se encuentra El boxeador editado por Ediciones La Cúpula. Con cuidado y cobrando un dinero que no todo el mundo estaría dispuesto a pagar tal y como están las cosas.

El boxeo es un deporte que puede llegar a ser tan bello y tan violento como lo puede ser la misma vida; el boxeo es un camino que puede llevar hasta el territorio de la autodestrucción del mismo modo que nos llevan el amor, el egocentrismo, la ignorancia o las malas compañías. El boxeo es el reflejo de una realidad que algunos se empeñan en edulcorar, es decir, de la vida. Es vida, realidad y, por tanto, alegría y tristeza, blanco y negro, amor y rechazo. Y en este sentido Manolo Carot “Man” y Rubén del Rincón aciertan al subirse al ring con sus lápices en la mano y luchar por imponer su forma de entender las cosas aunque saben que el combate será nulo.

El formato del tomo es “a la italiana” (apaisado) y las páginas tienden a la originalidad en su diseño. / El Correo