«El ojo de la mujer»: La erótica de la escritura

Es difícil colocar a Gioconda Belli dentro de una corriente poética. La autora nicaragüense escribe el mundo desde su vitalidad, desde su independencia, desde su condición de mujer, desde su compromiso político más rotundo. Pero no se deja agarrar por nada ni por nadie para que la encuadren aquí o allá

24 ago 2020 / 23:42 h - Actualizado: 24 ago 2020 / 23:53 h.
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  • Gioconda Belli, escritora nicaragüense, activista política y reconocida feminista. / EFE - Santiago Carbone
    Gioconda Belli, escritora nicaragüense, activista política y reconocida feminista. / EFE - Santiago Carbone

«El ojo de la mujer» es un poemario que se publicó en España durante el año 1992 aunque sigue siendo un libro moderno, una obra extraordinaria que queda al alcance de todo tipo de lectores . Belli repasa lo que es una mujer, lo que es la maternidad, la naturaleza como espacio vital insustituible, lo que es la revolución o lo que representa el hombre dentro de la estructura social. Para ello, utiliza un lenguaje cercano que no quiere saber nada de posturas eruditas, una estructura métrica que hace de sus poemas elementos iluminadores de una realidad en la que no se encuentran prejuicios sino claridades absolutas.

El lector acostumbrado a tomar nota de los mejores versos de un libro en su cuaderno de lectura, debe estar preparado. Cuaderno nuevo, carga de tinta completa. Porque son innumerables los que merecen la pena.

«El ojo de la mujer»: La erótica de la escritura

La erótica de la escritura de Gioconda Belli se presenta en primera línea para cubrir su obra como su fuera un manto tejido por todas las mujeres que fueron y son (Belli no olvida que el pasado construye el presente y a cada uno de nosotros: Leo los poemas de los muertos / y siento que esta sangre con que nos amamos / no nos pertenece). La feminidad articula su discurso, de principio a fin, como lo hizo con su propia existencia (El hombre que me ame / deberá saber descorrer las cortinas de la piel / encontrar la profundidad de mis ojos / y conocer lo que anida en mí, / la golondrina transparente de la ternura). Toda la realidad pasa por delante de Gioconda Belli para que ella la convierta en versos. Es especialmente emocionante cómo es capaz de reivindicar su condición de mujer, como es capaz de señalar el lugar de los hombres, sin empujones, con ternura y una infinita delicadeza. La autora nos regala una escena en la que la mujer mira al hombre dormido; pero antes de cerrar ella los ojos dibuja lo que ve: Es hora de penetrar el sueño / decirte adiós momentáneamente / y perderme para vos / así como vos ya estás perdido para mí / en el silencio de tus pestañas / apretadamente cerradas. // Estás hermoso así, / como un niño abandonado e inocente a todo / Parece que no existieras más que para dormir, / solo yo sé de la fuerza acurrucada / que ha puesto mi amor / en estado de sitio.

En «El ojo de la mujer», además de encontrar una mirada cristalina, leemos lo que la autora cree ser, lo que la autora cree que debe ser una mujer. Belli apuesta por la independencia y por la posibilidad de mirar atrás sin temor a un posible arrepentimiento que no debería existir. El verso No me arrepiento de nada, como dijo Edith Piaf, lo dice todo.

Si la poesía es la verdad del lenguaje, Belli es una de las mujeres a las que se le puede calificar de auténtica.