Especial cine de Terror

«El ritual»: El infierno del arrepentimiento

‘El ritual’ es una de esas películas desconcertantes que no permiten al espectador creer en nada de lo que ve dada la insistencia del realizador en no dejar claro ni esto, ni aquello, ni lo de más allá. Y un rato se puede aguantar, pero así hasta el final de la cinta es difícil

28 oct 2020 / 19:44 h - Actualizado: 28 oct 2020 / 19:43 h.
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  • El monstruo de ‘El ritual’ es alegórico y muy original. / El Correo
    El monstruo de ‘El ritual’ es alegórico y muy original. / El Correo

«El Ritual» («The ritual», 2017) es una película que arranca con brío, de forma ordenada y generosa. La situación que nos presentan nos coloca ante dilemas difíciles de digerir. Un asesinato, la pasividad de alguien que asiste a ese crimen y no hace nada por falta de arrojo. Seis meses después ese hombre y otros tres amigos comunes con el asesinado hacen senderismo por el norte de Suecia. Paisajes idílicos hasta llegar a un bosque en el que todo se descontrola. Y aquí llegan, también, los territorios comunes, los estereotipos, los trucos de siempre en el cine de terror. Uno que se lesiona, otro que es prudente al que nadie hace caso, el que va de gracioso y se tiene que comer sus bromas sin masticar... Sin embargo, la película funciona. En algún momento tiende a quedarse vacía, pero soporta hasta el final una tensión narrativa suficiente. Se incorpora un diablo bastante original, y esa extraña mezcla de realidad y ensoñación que nos saca de la película, nos arrastra hasta dentro otra vez.

«El ritual»: El infierno del arrepentimiento
Las localizaciones elegidas para filmar la primera parte son preciosas y contrastan con lo que va a suceder a continuación. / El Correo

La película del británico David Bruckner habla del arrepentimiento, del sentimiento de culpabilidad, del dolor que arrastramos los seres humanos por siempre jamás cuando sabemos que no hemos hecho las cosas bien. Habla de cómo claudicar ante tu parte más negativa es claudicar ante todo; habla de cómo superar las adversidades y de que es el único camino posible. Para ello, el realizador abre puertas a la realidad y al mundo de los sueños, de forma constante. Eso tan tenebroso que ordena la vida del protagonista (encarnado por un espléndido Rafe Spall) nos es familiar y juega a favor de la obra. La lucha con el recuerdo es algo con lo que estamos muy familiarizados.

No deja de ser milagroso que una película en la que los perfiles de los personajes no están bien dibujados funcione bien. En «El ritual» sucede. No sabemos nada de ninguno de ellos, ni de sus motivaciones, ni de sus miedos, ni de nada. Pero es eso lo que hace especial la película porque no nos sentimos obligados a una empatía que en otras cintas resulta imprescindible.

«El ritual»: El infierno del arrepentimiento
Los personajes de la película no están bien perfilados aunque funcionan incomprensiblemente. / El Correo

La película recuerda mucho a «El proyecto de la bruja de Blair» y a «Posesión infernal». Bosques que se convierten en una cárcel, cabañas tenebrosas, símbolos extraños que no sabemos qué significan aunque intuimos que nada bueno... El guion es obra de Joe Barton y es adaptación de la novela de Adam Nevill y no está nada mal. Coherente y sin demasiados altibajos. La puesta en escena es adecuada y la fotografía que, evidentemente, busca las sombras como paraíso para el horror, se ocupa muy bien de todo aquello que contrasta por su belleza. La banda sonora es algo invasiva y se utiliza para hacer hincapié en algunas cosas que no deberían necesitar ayudas de este tipo.

El final es inesperado aunque coherente con lo que hemos visto. La pregunta que hay que hacerse es ¿qué puerta está abierta? ¿Hemos asistido a algo correspondiente a la realidad del personaje o a lo que pertenece a ese otro mundo que no se ve, que se sueña o se inventa?