Escrito para...

Una de las cosas buenas de leer es que uno puede cambiar de escenario cerrando un libro y abriendo otro. Y, de paso, cambiar de percepción de la realidad. De México a Francia, pasando por Nueva York. Grecia o Brasil. Todo con un solo gesto. Todo con un pequeño esfuerzo de la consciencia. Esta semana, Aladar propone lecturas para niños, para jóvenes y adultos. Relatos entrañables, didácticos, desternillantes o de una dureza extrema. Acaba el verano, pero la lectura sigue siendo imprescindible

07 sep 2015 / 12:03 h - Actualizado: 07 sep 2015 / 12:32 h.
"Libros - Aladar"

Aprendizaje o el libro de los placeres

Lo mejor de leer a Clarice Lispector es ya haberla leído (su obra) y no estar leyéndola (un libro). Porque vale la pena (razón para la perífrasis verbal del participio). Y porque es densa (para la perífrasis del gerundio).

La densidad no recae en el machaque existencialista (si yo amé a Sartre...). Ni siquiera en su lenguaje lírico. Sino en la combinación perfecta de ambas cosas sumadas al discurrir de la palabra al tiempo del amarre de la acción. No pasan las cosas si no pasan por el lenguaje. Desespera. Pero es de una maestría absoluta, al mismo tiempo. Como ese narrador en tercera que olvidamos que es tercera. Se recuerdan (incluso podría decirse: se sienten, se viven...) los libros de Lispector como si nos narrara esa mujer protagonista. Lori en el caso de Aprendizaje o el libro de los placeres. Porque es un narrador en tercera persona en absoluto omnisciente: sólo sabe de Lori. Pero eso sí, de Lori todo lo sabe.

Aprendizaje o el libro de los placeres es esa novela de Clarice Lispector que empieza con una coma y acaba con dos puntos. Viene a decirnos: voy a meterme (además) con la forma. En cuanto a su sustancia: historia de amor entre Lori, maestra, y Ulises, profesor de Filosofía. Dos seres atractivos que esperan encontrarse. Unirse finalmente. Entre tanto: el aprendizaje –de la alegría y la consecuente idea de la posibilidad de perder dolor– o los placeres (entonces me parece una disyunción inclusiva): «El sexo y el amor no te son prohibidos. Finalmente aprendiste a vivir». Ya lo decía uno de los epígrafes del libro: «‘Compruebo/ que la más alta expresión del dolor/ consiste esencialmente/ en la alegría’, Augusto dos Anjos».

Pero una pregunta muy difícil se hace Lori a pesar de que Ulises le sugiere que la evite: «... quién soy yo». «Eso no se responde, Lori. No te hagas la fuerte preguntándote la peor pregunta». Sin embargo, esa pregunta alcanza una escapada hacia el final del libro. No una respuesta, sí una alternativa. No se contesta, se alcanza la sabiduría en la comprensión de que no hay respuesta. Eso recae no tanto en el concepto obvio de «el amor» sino en el fundamental de «el otro». «La solución para ese absurdo que se llama “yo existo”, la solución es amar a otro ser diferente que nosotros comprendemos que existe».

Lori: otra mujer de Clarice Lispector. De esas que lejos de caracterizarse por la belleza (aun siendo guapas, lo que no llegaría a saberse) se caracterizan por su género, y su cuerpo antes de la apariencia. Cuerpo por dentro primero. Ovarios como perlas secas los de Lori, parecidos a los de Macabea (personaje de La hora de la estrella), que eran marchitos como una seta cocida.

Sí, no se olvidan las mujeres de Lispector, las novelas de Lispector. Se recuerdan y hasta se echan de menos. Se necesita de ellas. Se las ama, se las adora, se las comprende. Yo necesito voces como las mujeres de Clarice. Y sin embargo, ¡qué densa Clarice algunas veces en la página a página! Pero no me sorprende: en dos ocasiones el narrador de Aprendizaje... nos dice sobre Lori (sobre la única que sabe decir) que ella había llegado a la conclusión de que no tenía un día a día sino una vida a vida. Pues eso, para mí con Lispector, algo parecido: como si no hubiera que absorber su literatura en un libro a libro, sino en una obra a obra.

Calificación: Densa.

Tipo de lector: Lispectoriano.

Tipo de lectura: Existencialista o por lo menos reflexiva.

Argumento: Lori buscando aprender la alegría. Ulises guiándola en el aprendizaje.

Personajes: Lori y Ulises, ni uno más.

¿Dónde puede leerse?: En la playa de noche.

Lamentaciones de un prepucio

Me encantan en Woody Allen las escenas neuróticas con el psicoanalista y las desternillantes con la familia judía ortodoxa. Pues eso es Lamentaciones de un prepucio. La Nueva York del judío ante el psicoanalista, pero el judío crítico, el que se ríe de su familia judía, y no se ríe del psicoanalista sólo porque le cobra 300 dólares y eso ya no es gracioso.

Shalom Auslander escribió uno de los mejores libros de la «literatura independiente estadounidense» (la under, la que publican las editoriales cool, la que trata temas originales, la que si fuera una peli sería cine independiente –algo así como Jonathan Raymond, que lo lleva al cine Kelly Reichardt–) y Blackie Books de Barcelona lo publicó para España.

El libro es absolutamente autobiográfico y está narrado desde la voz de Shalom con treinta y pico de años, que nos cuenta desde su infancia hasta su presente, cuando su mujer está embarazada y posteriormente nace el bebé (¿judío?). Circuncidarlo o no, esa es la cuestión.

Podría ser un libro feroz, el retrato de una infancia terrible con un padre judío alcohólico y violento y una madre judía inútil y ama de casa aficionada a las revistas de decoración. Sin embargo, es de un humor supremo (hacía mucho que no me reía tanto con un libro... ¿quizá con Flann O´ Brien? Es otro humor; es que este es neoyorquino-siglo veintiuno). Esa infancia narrada con cinismo, inteligencia e ironía resalta los momentos en que Shalom niño descubre la pornografía o se atreve a abordar la comida no kosher. Por no entrar en detalles sobre la odisea del Sabbath, el listado de todo lo que no se puede hacer (entonces el pecado permanente); la educación en manos de rabinos ortodoxos que amenazan a gritos a los niños con que Dios está enfadado (siempre tiene una razón para estarlo) y eso es terrible porque es el Padre de todos, y Shalom angustiado preguntándose ¡cómo puede ser posible que haya otro padre en el cielo! y si se emborrachará tanto como el de él en la Tierra.

Vamos, que podría ser un libro feroz sobre la religión y el miedo. Pero no lo es, es puro humor que se burla de ese Dios, un tipo malhumorado que amenaza con destruirlo todo si le tocan un poco los cojones (¿no?) y resulta que casi todo le toca los cojones (¿no?). Así. Ese es el tono de un Auslander tratando de salvarse de esa ortodoxia impuesta que pretende que ni siquiera sea replanteada la idea absurda y loca de que hay que venerar a un tirano fanático y loco; todo lo contrario, pretende que se acepte y se viva con pavor y culpa.

Brillante. Delirante. Valiente. Osado. Hilarante. Real. Y un excelente retrato de la cultura judía.

Calificación: Delirantemente cómico y acertadamente crítico e inteligente.

Tipo de lectura: De risa.

Tipo de lector: Abierto a la crítica o parodia de las religiones.

Argumento: Un judío de familia ortodoxa que se aparta de esa ortodoxia.

Personajes: Narrador y su entorno.

¿Dónde puede leerse?: En Nueva York, sobre todo, pero también en cualquier ciudad, en cualquier lado.

El poder del perro

El año 2005, Don Winslow entregó una novela que hablaba del narcotráfico mejicano. Y en esas páginas se mezclaban la CIA, la corrupción política, el tráfico de armas, la prostitución, la mafia italiana y los asesinos a sueldo. Winslow hace una fotografía en la que los malos son la propia maldad sin que existan grandes diferencias con los buenos que son, tan solo, candidatos a ser tan terribles como los otros y que, si no dan el paso, son seres desprotegidos, engañados y títeres que manejan los poderosos. El dinero y los que lo poseen son fábricas de sufrimiento, de dolor y de muerte.

El poder del perro es un best seller. Esto quiere decir que, dadas las circunstancias, inevitablemente nos encontramos ante una propuesta con grandes lagunas literarias. En lugar de literatura de calidad el libro nos ofrece una trama muy entretenida envuelta en esa fórmula tan sencilla que muy pocos autores saben aplicar con cierta solvencia: acción trepidante que no permite respirar al lector; unos villanos que nos hacen imaginar actitudes que no podríamos intuir por su extravagancia, una violencia dolorosa y disparatada; una heroína que nos termina enamorando como a alguno de los personajes que suele encarnar la segunda oportunidad a la que todos deberíamos tener derecho; y unas gotas de sexo (a veces, explícito y casi salvaje) que permiten al lector echar imaginación al asunto. Don Winslow es de los que saben qué hacer son estas cosas y cómo mezclarlas para conseguir un producto sugerente y atractivo, un relato que el lector se traga sin rechistar.

Con la apariencia de trabajo bien documentado previamente, el libro habla de cómo el mercado de la droga es imparable, cómo genera violencia y cómo es capaz de acaparar desde lo mejor a lo más bajo de las sociedades sin hacer excepciones y sin que nadie quede a salvo. El poder y el dinero llaman a cualquier puerta.

Las historias que protagonizan los personajes principales se cruzan para que se construya la de todos. De este modo, lo que le sucede a uno afecta a todos los demás. Crímenes, negocios sucios y fraudulentos, vidas destrozadas, mentiras, traiciones y delaciones, van acumulándose desde la primera página. Cuando llega el desenlace (algo atropellado como suele ocurrir en este tipo de novelas) el lector necesita un descanso para poder cerrar el libro y pensar que la realidad es otra cosa distinta y más llevadera.

La trama comienza en la década de los años 70 y concluye en 2004. Aunque podría haber sucedido eso mismo que cuenta el autor antes o después.

Tipo de lectura: Fácil. Un relato sin gran profundidad.

Tipo de lector: Se trata de un libro asequible para cualquier lector.

Personajes: Los malos y los que terminan siéndolo.

Argumento: El narcotráfico lo domina todo y su poder es imparable.

¿Dónde puede leerse?: En el sillón de casa. Hay que pensar sobre el asunto.

Me llamo... María Callas

Los niños y niñas que tengan cumplidos los nueve años o algo más pueden disfrutar de unos libros estupendos que forman parte de la colección Me llamo... de la editorial Parramón. Pintores, hombres y mujeres ilustres, músicos, cantantes o científicos, son los personajes de los que se habla en cada volumen.

El dedicado a María Callas resulta divertido. Y mucho. Además de relatar lo fundamental de la vida de la soprano más famosa de la historia de todos los tiempos, los jóvenes descubrirán desde los detalles más simples del universo operístico hasta los que requieren de cierta investigación posterior a la lectura para conseguir una comprensión absoluta. Si el lector o lectora son mínimamente curiosos buscarán el significado de algunos términos que aparecen en el texto y que les llevarán mucho más allá que el propio libro que han leído.

Sin ser una biografía exhaustiva sobre la cantante, el texto proporciona la información suficiente para entender una vida rodeada de lujos y de miserias, de mentiras conocidas por todos y verdades que convertirían la vida de María Callas en un remolino inmenso y peligroso.

Las ilustraciones, muy bien ideadas, acompañan el texto en busca de matices que no se incluyen en el texto (posiblemente para no extenderlo en exceso). Los dibujos de Inês Galo constituyen un trabajo estupendo.

Es conveniente y muy saludable que los adultos compartan la lectura de este libro. Se trata de ayudar en la comprensión de los pequeños y, por qué no, una forma de recordar o aprender junto a ellos. A pesar de que Manuel Margarido procura en su texto utilizar un lenguaje asequible, algunas cosas pueden encontrarse algo alejadas de alguien que se acerca por primera vez al personaje, al mundo de la ópera o al de la literatura. ~

Tipo de lectura: Muy amena y enriquecedora.

Tipo de lector: Jovencitos de nueve años en adelante.

Argumento: La ópera encarnada en una mujer.

Personajes: María Anna Sophia Cecilia Kalogeropoulos y su madre.

¿Dónde puede leerse?: Cualquier lugar es bueno.

El lector del tren de las 6.27

Un hombre lee en voz alta, cada mañana, páginas sueltas. Lo hace sentado en un vagón del tren que le lleva a la ciudad. Como a todos los que comparten con él el medio de transporte. Van a ocupar su puesto de trabajo. Son personas normales que hacen cosas normales, que guardan secretos normales y que, por ello, son extraordinarias.

Jean-Paul Didierlaurent firma este libro lleno de sorpresas y de amor por la literatura. Ya había destacado con sus relatos breves y no oculta en su escritura que se maneja con mayor soltura en las distancias cortas. De hecho, aunque la apariencia de El lector del tren de las 6.27 es el de una novela, en realidad es un grupo de relatos que el autor logra unir con gracia aunque sin poder ocultar que el recorrido de sus personajes y de las distintas tramas es limitado y, por tanto, tiene que buscar fórmulas para que progresen pareciendo que suman buscando un resultado único y extenso.

En cualquier caso, la novela se lee bien y en algunos tramos encontramos literatura de buena calidad cargada de una finísima ironía que convierte la lectura en algo gratificante.

El asunto que ataca Didierlaurent es muy simple: lo que llamamos normal puede ser extraordinario. Como ven nada del otro mundo. Pero es algo que nos gusta pensar a todos como cierto y, así, el atractivo aumenta. ~

Tipo de lectura: Muy agradable.

Tipo de lector: El que quiere confirmar que el mundo es de todos.

Argumento: La máquina que mueve el mundo es la normalidad.

Personajes: Amables, entrañables.

¿Dónde puede leerse?: Viajando en el cercanías, claro.