«Formas breves»: Un mapa

Los textos que bien pudieran incluirse como parte de sus conocidos y amenos diarios que escribió hasta su muerte, reflexionan ávida y oportunamente sobre lo que significa la escritura tanto desde la ficción, como desde el ensayo. La cuestión, que habida cuenta de todo ello más llama la atención, es el hecho de considerar toda una vida literalmente de los narradores que aquí se nos reseñan (yendo de la obra a su vida, y viceversa) como trascendente y sus ficciones como manera de trabajar sus rasgos. Así lo hace con Robert Musil (de quién dice que «El hombre sin atributos» es la obra de toda su vida, a pesar de que también escribió «Las desventuras del estudiante Törless»); Franz Kafka (que pone como ejemplo del perfecto anti-Chéjov, porque solían coger sendas diferenciadas a la hora de construir las elipsis en sus cuentos); Edgard Allan Poe (que inaugura el género fantástico y de terror); o Jorge Luis Borges (que lo sofistica casi hasta la perfección).

También se nos habla a medio camino entre lo ficcional de figuras como la del poeta fiscalizador (en sus propias «Notas») Macedonio Fernández, como trasunto de un panorama, el de América latina increíblemente condicionado históricamente aún hoy. El capítulo que más gusta, aparte de los dos últimos en que se ahonda sobre la teoría del iceberg de Hemingway y el doble camino que debe seguir en intencionalidad el cuento, es el de «Los sujetos trágicos» que escribe ya entrado en harina y en el que ahonda en la relación de psicoanálisis y arte jugando a llevar al diván de Freud o Jung a alguno de los mentados escritores.

El hilo de conexión de estas once piezas más o menos ligeras de leer tiene igualmente en cuenta lo que se estaba haciendo hasta en Polonia, donde escritores como Gombrowicz parecían querer seguir de cerca a otros como Roberto Arlt. No en balde, el libro que por ejemplo se utiliza del también ingenioso teórico Ítalo Calvino (»Propuestas para el nuevo milenio») es oportuno para darse a conocer ante generaciones futuras.

Por encima de todo y leído hoy separadamente de sus diarios (Rienzi también aparece de soslayo), la lectura configura un mapa, donde el camino subyacente o subtexto es dar a conocer la plúmbea naturaleza de lo artístico en literatura. Otro autor que ha seguido esta senda caracterizada por la lentitud e incluso la ausencia o el no querer figurar para acumular subtexto, y al que se echa de menos en su mención, quizás porque por aquella época su obra no había sido lo suficientemente galardonada, es Enrique Vila-Matas.