Gweilo (Extranjero)

María Rada se estrenó con esta novela que nos lleva por buena parte del mundo de la mano de su personaje principal. Un buen relato narrado desde una figura no identificada y distante

08 jun 2019 / 10:11 h - Actualizado: 08 jun 2019 / 10:25 h.
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  • Detalle de la portada de la novela de María Rada ‘Gweilo (Extranjero)’. / El Correo
    Detalle de la portada de la novela de María Rada ‘Gweilo (Extranjero)’. / El Correo

A lo largo y ancho del mundo, Stanley Ng (personaje principal de Gweilo, primera novela de María Rada, editada por Carpenoctem) nos recuerda a cualquiera de esos personajes literarios que en el mundo han sido. Lo que esencialmente le caracteriza no es sólo que llegue a Hong-Kong huyendo de Londres por asuntos que suponemos turbios, sino sus tragaderas ante una familia que a través de un contacto le da trabajo, aún a sabiendas de que el cambio cultural es importante.

Gweilo (Extranjero)

Narrada desde la frialdad que da la distancia geográfica en la que se da a entender que Stan ni siquiera es adaptable más que desde la versatilidad del idioma inglés, estamos ante un primer relato que, si obviamos algún lugar común, debería haber proporcionado más satisfacciones que malas críticas a su autora.

Técnicamente impecable y elegante, utiliza un narrador en tercera persona apoyado en la peripecia de sobrevivir de Stanley, un tipo duro que cada vez que vomita por sus constantes mareos provocados por algo más que los jet-lags intercontinentales, así como por el abuso del tabaco que le mantiene despierto, nos hace echarnos a temblar respecto a sus intenciones.

En un momento no muy avanzado del relato, se habla de cotizaciones necesariamente variables en Bolsa, y se asemejan a los sentimientos y valores humanos, volátiles hasta hacerse inexistentes; todo esto le dice uno de los representantes de la familia, que encarga al protagónico citado la fundación de un opaco organismo para el aprendizaje del español y el italiano allí, llamado GEE.

Este lugar de frontera desde el que se narra (la novela se publicó en 2016) probablemente para muchos hoy ya quedaría obsoleto, dados los desmanes, algunos realmente que superan toda ficción en que el carácter paroxístico de la familia cae, y también de cómo ha ido cambiando efectivamente la realidad de los países también a nivel macroeconómico, que parece ser en el que se mueven.

El expulsado John o el portavoz Jimmie son dos ejemplos extremos de esta supervivencia, siendo el caso de Stanley intermedio, al ser defenestrado de toda idea de trabajo dentro de la family-office y quedar agarrado a su afecto por necesidad de ellos como recogedor de migajas, dado que ha demostrado su capacitación anterior y se ha dado a valer oportunamente.

Rada parece querer decirnos al oído cómo detrás ya de casi cualquier oferta de trabajo en el extranjero, no sólo puede no haber absolutamente nada, sino esconderse la traición del eterno y falsamente refugiado.

No sabemos si con este mismo registro y desde que la viguesa publicara Gweilo habrá conseguido terminar, Volver donde nunca estuve que son las crónicas de un viaje a Irán, cuyo título suena bastante prometedor y que de seguro hará las delicias de su número cerrado pero fiel de lectores.