Rugby y cultura

«Hadsome Devil»: Rugby y homosexualidad

Muchas veces se tiende a olvidar que nada esta vetado a nadie por su condición sexual. Otra cosa bien distinta es el silencio y el secreto alrededor de, por ejemplo, la homosexualidad en un vestuario o en un centro educativo de postín

01 mar 2020 / 09:08 h - Actualizado: 01 mar 2020 / 09:25 h.
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  • Una escena de ‘Handsome Devil’. / El Correo
    Una escena de ‘Handsome Devil’. / El Correo

Un equipo es un grupo de personas que se unen con el fin de conseguir un objetivo; un grupo humano en el que se respetan las características personales, en el que se suman identidades para lograr otra colectiva que será la que defina al conjunto, a eso que llamamos, efectivamente, equipo.

Desde una reflexión como esta se construye la película «Hadsome Devil» (Irlanda, 2016), un trabajo dirigido por John Butter que también firma el guion. Cómo las personas configuran un equipo, cómo el rugby es el paradigma de la salvaguarda de los valores del deporte y cómo cualquier ser humano debe ser aceptado por un grupo independientemente de su condición religiosa, sexual, social o cualquiera que sea, son los pilares de un relato amable, divertido y salpicado de gotas cómicas que van de lo ácido a lo inocente.

«Hadsome Devil»: Rugby y homosexualidad
John Butler (en el centro) junto parte del elenco de ‘Handsome Devil’. / El Correo

«Handsome Devil» rebosa rugby y, por tanto, solidaridad, perseverancia, empatía, juego limpio, amistad, igualdad, lealtad y compañerismo. Por los cuatro costados. Y rebosa, también por los cuatro costados, problemas cotidianos, de esos que tenemos encima de la mesa. El central es el que viven un par de jóvenes gais y uno de sus profesores que comparte condición sexual con ellos. Pero, del mismo modo, el problema de la familia como núcleo de un sistema que se desmorona o un sistema educativo homófobo y arcaico, se tiñen de hostilidad o de amabilidad dependiendo del punto de vista que utilice un realizador que pide a gritos la complicidad del espectador.

La película es técnicamente correcta. Ningún alarde; ningún error de bulto. Pero es especialmente agradable para el espectador. Es un trabajo que se puede ver en familia sin límites de edad por ninguna parte.

«Hadsome Devil»: Rugby y homosexualidad
A la derecha Fionn O’Shea y a la izquierda Nicholas Galitzine. / El Correo

Fionn O’Shea (Ned) encarna a uno de los protagonistas. Creíble, contenido y a un buen nivel interpretativo. Nicholas Galitzine (Conor) es el otro gran protagonista de la historia que cuenta «Handsome Devil». Soso, sin ritmo, mostrando un lenguaje corporal más propio de un marmolillo que de un joven actor. Parece asustado en cada secuencia. El resto del reparto pasa por la pantalla sin hacer ruido.

Los diálogos son fluidos y, algunos, ingeniosos. Es lo que salva el conjunto y permite que nos olvidemos de los grandes problemas.

El montaje es convencional y sencillo. La trama es lineal y no genera complicaciones. No hay rupturas espacio temporales. Todo está ordenado ‘como si estuviera pasando’.

Gusta la música. Tanto alguno de los temas que son conocidos y reconocibles por muchos, como la partitura original de John McPhillips. Suena y va matizando cada escena, sacando a la luz lo que pudiera quedar inédito. «Desire As» de Prefab Sprout; «The Russians are coming» de Val Bennett o una preciosa versión de un standard de jazz como es «Take Five», destacan sobre el resto de piezas.

Mucho rugby, muchos valores y cine de entretenimiento. Una buena opción para los aficionados a las dos cosas.

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Argumento: Ned se incorpora al internado un año más. Le acosan casi todos puesto que es gay y no practica rugby que es casi una religión en ese centro de estudios. Poco después llega al colegio un chico nuevo, Conor. Es un espléndido jugador de rugby con el que entablará una fuerte amistad en la que las fricciones son constantes. Un nuevo profesor de lengua, Dan Sherry, llega para que las cosas vayan colocándose en su sitio.

«Hadsome Devil»: Rugby y homosexualidad
Cartel de la película. / El Correo