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Ideas desaparecidas, falta de decencia y la obra de Almudena Grandes

31 oct 2023 / 08:00 h - Actualizado: 31 oct 2023 / 08:08 h.
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  • Ideas desaparecidas, falta de decencia y la obra de Almudena Grandes

Que las sociedades se están convirtiendo en nidos para merluzos es una realidad fácilmente constatable. Me explico utilizando un par de ejemplos domésticos.

¿Recuerdan el famoso ‘mayo del 68’? Claro, fue un movimiento de masas y de intelectuales formidable que se extendió por buena parte del planeta con mayor o menor éxito. En este momento, tengo delante un ejemplar del estupendo cómic editado por Nordica Y Capitán Swing hace unos años (mayo de 2018, concretamente) y recomiendo su lectura a todos. Es muy fácil, muy clarificadora y, creo, muy necesaria. El libro rezuma algo (mucho) de ese entusiasmo de los estudiantes franceses, de los trabajadores que se unieron al movimiento, de los intelectuales que habían servido para difundir importantes ideas de otros y de ellos mismos, que sirvieron de trampolín para muchos jóvenes que veían cómo su mundo se desintegraba y tuvieron que ponerse en marcha para poder cambiar las cosas. Las universidades francesas (las parisinas fundamentalmente) eran ollas a presión que amenazaban con estallar y dejar el universo lleno de ideas, de ilusiones, de reivindicaciones justas y, todo hay que decirlo, algo utópicas. Las calles se llenaban de adoquines y de vidas que se construían alrededor de una ideología, de una forma de entender las cosas. Actualmente, si echamos un vistazo a cualquier facultad española (de cualquier universidad) no encontraremos ni rastro de lucha, de inquietud de los estudiantes. La pelea actual es personal e intransferible. Sólo importa el microcosmos que ocupamos. Es posible que los jóvenes actuales acumulen más títulos académicos que nunca, es seguro que los jóvenes españoles nunca estuvieron tan lejos de las ideas que deberían mover el mundo. Insisto, lean el cómic de Alexandre Franc y Arnaud Bureau. Merece la pena. Ya verán ustedes las diferencias entre generaciones.

Eso por un lado. Falta de ideas, de una base ideológica a la que anclar la vida.

Por otro, nos encontramos con una enorme falta de decencia y de coherencia entre aquellos que deberían servir de ejemplo para esos jóvenes que viven un vacío peligroso y triste. Además, frente a esas carencias parecen narcotizados, ya no pasa nada si alguien mete la mano en la caja del Estado o hace una cosa y dice otra. ¿Por qué el debate público se centra en lo escandaloso o en lo circense? Porque no existen argumentos para soportar tanta corrupción, tanta falta de ética, tanto discurso que se vacía de inmediato por los cuatro costados. Lo mejor (eso parece que piensan los políticos en general y los corruptos en particular) es fijar la atención en lo grotesco, en lo injustificable. Mientras el personal se lanza al ataque en redes sociales defendiendo idioteces, no se piensa en lo magro, en lo que puede acabar con un político. Dicho esto, me pregunto cómo es posible que una autora de novelas fallecida sea noticia todas las semanas. Pues porque cuando no quitan su nombre de una plaza o a una biblioteca pública, no quieren otorgar un reconocimiento a título póstumo a la escritora en la ciudad en la que vivió toda la vida. Pero nadie habla de su valiosa obra literaria. Se valora las ideas políticas de la persona y no su aportación intelectual (magnífica, por cierto). Creo yo que ni uno de los que está metido en estos ‘fregaos’ ha leído una página escrita por Almudena Grandes. Ni de ella ni de nadie. Sólo cuenta, ahora, la casquería y vamos directos a convertirnos en una lata de merluzos. Una pena.


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