«La cabaña en el bosque» (The cabin in the woods, 2012) es una película que pretende ser un homenaje sincero y auténtico al género de terror y al de ciencia ficción.
«Posesión Infernal» y «Viernes 13» están presentes sirviendo de hilo conductor (aunque están muchas más); todos los monstruos, los malos sueños y el sarcasmo propio del género de bajo presupuesto; las sangre, las rubias tontas, los fumados, los intelectuales y los musculosos atletas que la palman por ir de héroes sin tener un pelo de ello. Todo está y todo es tratado como se merece. Y como colofón ese concepto del mundo oscuro que llevó a Lovecraft a escribir para crear un universo (con un cameo maravilloso incluido).
Los sustos son pocos (tampoco se buscan demasiado). La sangre corre, pero menos que otras veces. Es más la sonrisa de satisfacción que luce el espectador lo que toma relevancia. Los guiños constantes dirigidos a cada rincón del género son estupendos y se acompañan de giros argumentales bien manejados que nos hacen deslizarnos hacia un final extravagante, loco y arrasador. Tal vez se eche en falta un momento de reflexión sobre el cine de terror o sobre la propia película. En este sentido el guión queda algo desamparado. Es el pero de la película que, si bien no es pequeño, se perdona por como que se cuenta la acción y el gran entusiasmo que se le echa al asunto.
Todos los elementos del cine de terror están en esta película y forman un homenaje muy divertido al género. / El Correo
Sería una canallada desvelar un solo instante de la trama. Esta película hay que verla sin saber nada de ella, sin contaminaciones innecesarias. Pero sepan que se van a encontrar con el grupo de jóvenes arquetípico que van a pasar un fin de semana a una cabaña ubicada en mitad de ninguna parte. Una rubia (ya saben, más tonta que pichote), un chico listo que fuma drogas, un musculitos sobrado de hormonas, el atleta caballeroso e inteligente y la chica que siempre se salva. Supongo que les resulta familiar. Lo que no lo es tanto (tampoco en nuevo del todo) es un elemento distorsionador que convierte la película en otra cosa y que no desvelaré. Un recurso que lleva la trama al límite y que podría ser motivo suficiente para que la tensión narrativa se vaciase por aligerar mucho la zona misteriosa. Pero no llega a traspasar la línea roja y termina funcionando muy bien. Aquí lo dejo.
Los actores y actrices lo hacen bien. Lo que se pide en estos casos. Maquillaje y peluquería, muy bien. La fotografía, correcta. El montaje, notable. La música, ni fu ni fa. Y el guión bien armado aunque falto de profundidad y lleno de giros que se gobiernan con solvencia y mucho sentido del humor. La dirección está encaminada hacia un lugar muy claro que no se pierde de vista en ningún momento. Todo funciona bien, todo parece original aun sin serlo; el humor negruzco y el sarcasmo en policromía llegan con facilidad al espectador. Y el remate del trabajo, siendo algo disparatado, deja muy buen sabor de boca.
La película no es tan inteligente como Whedon y Goddard creen. Pero lo es mucho más que la mayor parte de trabajos vistos en los veinte últimos años. Es un trabajo que termina resultando atractivo y embaucador. Merece la pena echar un vistazo a «La cabaña en el bosque». Ya lo verán.