La Cara Oculta - #LeoAutorasOct

Quinta edición de esta iniciativa destinada a visibilizar la literatura femenina

15 oct 2020 / 22:11 h - Actualizado: 15 oct 2020 / 22:26 h.
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En los últimos años la presencia y protagonismo de mujeres dedicadas a la escritura ha crecido de forma exponencial.

Tan sólo hace falta remontarse un par de décadas atrás para comprobar que las firmas femeninas eran raras avis en los catálogos de editoriales, y muchas veces se trataban de traducciones de escritoras extranjeras.

En la actualidad, las hispano escribientes han logrado conquistar su lugar en la oferta editorial así como en la prensa cultural especializada, las listas de ventas y, quizás lo más importante, en las estanterías de los lectores.

Aunque aquí habría que corregirse y hablar de lectoras.

Según la CEGAL (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros) el 62,1% son de sexo femenino.

En cambio, se vende y (supone que se lee) un porcentaje mayor de varones.

La elección del público hace por lo tanto que el negocio editorial apueste por hombres a la hora de confeccionar su oferta.

Pero este es un axioma engañoso ya que a la postre el público escoge entre lo que se le ofrece, y lo que se le brinda en un sector tan tradicionalista como el de los libros son obras de hombres.

Sin querer animar al debate que pueda producir la interpretación de las letras, recurriré a la frialdad de los datos de la agencia del ISBN sobre el sexo de los autores para el 2019: 61,6% son hombres y el 32,1%mujeres (el 6,3% no consta).

Dentro del genero de fantaterror, que suele tratar esta sección, podemos tomar como baremo de esta disparidad el premio Ignotus, que en este gráfico realizado por el editor y crítico Mariano Villarreal González, arroja los siguientes resultados.

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En otros premios, como el Minotauro, los porcentajes son sonrojantes ya que si realmente no existe una discriminación por sexo y sólo prima la calidad literaria, nos encontraríamos con que, por mor de la supuesta y pura meritocracia, el entramado editorial considera que los hombres son simplemente mejores que las mujeres en el oficio de escribir.

De acuerdo, hablar de mejor en términos cuantitativos, sería erróneo, digamos entonces que son «más rentables», pues no hay que olvidar nunca que las editoriales son, ante todo, negocios y su leitmotiv es ser económicamente viables. Algo lógico y normal en nuestra sociedad de consumo.

Pero aún teniendo en cuenta este aspecto práctico y primordial, no es atrevido decir, y de nuevo me remito a la fría sinceridad de las cifras, que el mundo editorial es si no machista, sí claramente inclinado a prestar un trato de favor a los hombres.

Esta realidad me ha llevado a reflexionar sobre que si el público lector (y por lo tanto consumidor) es femenino y también lo son multitud de agentes, editoras y directoras ¿qué falla entonces para que las escritoras y creadoras sigan siendo discriminadas? ¿Dónde queda el feminismo y la sororidad activa que a día de hoy nadie se atreve a no nombrar en cualquier discurso? ¿Dónde están las tan cacareadas (y denunciadas) cuotas de discriminación positiva a favor de la mujer?

Quizás estén presentes en otros mercados, territorios y países de los que pretendemos ser parte activa pero de los que en realidad sólo recibimos cierta influencia en nuestra órbita lejana.

En todo caso, será la sociología quien deba encargare de estudiar y dar repuestas a estas preguntas, lo que sí se puede afirmar es que existen iniciativas para intentar dar una oportunidad a las obras realizadas por mujeres.

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Una de ellas es el Leo autoras Octubre que este año llega a su quinta edición. Esta propuesta invita a reservar el presente mes a la lectura exclusiva de trabajos de autoría femenina. Es una buena excusa para descubrir textos que tuvieron poca repercusión pero, sobre todo, para conocer las nuevas propuestas. Porque lo que es innegable es que cada vez más mujeres se atreven a escribir y a lanzarse a la mortal feria de las vanidades que es el mundo editorial.

Aunque en un primer momento esto pueda resultar exclusivo, cualquier lector sereno comprenderá que es todo lo contrario si realiza un ejercicio de autocrítica y repasa la lista de títulos de su biblioteca. Todos y todas hemos sido partícipes de la discriminación de las obras firmadas por autoras por el simple hecho de que, durante muchos años, lo único que se podía leer eran textos de hombres. Invito a repasar los clásicos de cualquier época para sustentar mi afirmación. No es mi objetivo entrar en debate sobre factores históricos o culturales, pero lo que es innegable es que siempre ha existido una discriminación y una ley de cuotas favorable hacia los varones.

Tarde o temprano el Leo Autoras se institucionalizará, las grandes editoriales se sumarán al carro y no pondrán a la venta novedades de sus autores más testosterónicos en octubre, los medios especializados no darán portada a hombres de pelo en pecho justo en octubre, y las divulgadoras (pues en muchos casos son divulgadoras) recordarán que en octubre el lazo morado de la foto de perfil queda mucho mejor cuando se da voz o espacio a otra mujer.

De esto estoy segura y, entonces, habrá un cambio de paradigma real y no sólo acotado a lo estético o a las tendencias de los políticamente correcto.

No voy a dar títulos ni nombres porque ya lo hago muy a menudo en este espacio que me brinda Aladar, y cada vez creo más que las listas no son más que postureo, pero os recomiendo visitar la sección especial que ha preparado Lektu.com en el siguiente enlace: https://lektu.com/leoautorasoct

En la dirección https://leoautorasoct.wordpress.com/ podéis conocer de primera mano las iniciativas y propuestas de este proyecto reivindicativo.

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Leed autoras, nenas y nenes, y a mí si queréis, en siete días.

Besos de carmín.