«El pan a secas» es «El pan desnudo» en las anteriores traducciones al español.

Un libro tremendo, el terrible relato en primera persona de un adolescente criado en la calle, maltratado por su padre y por la sociedad, cuya historia termina, curiosamente, cuando aprende a leer y a escribir. Como si la promesa de este hecho fuera un exorcismo capaz de deshacerle de los demonios del pasado.

Y así fue. Porque merced a ese regalo que fueron para Mohamed Chukri las letras, pudo dedicar la vida a escribir, pudo relacionarse con el grupo de escritores que hicieron de Tánger una parada ineludible a mediados del siglo XX: Paul Bowles, Jean Genet, Teneesee Williams. Nos dejó un testimonio desgarrador, sobre todo porque sabemos que hoy, jóvenes y adolescentes sufren, aman y sobreviven como lo hizo Chukri, como si el tiempo no hubiera pasado, como si las sociedades no hubieran aprendido nada.

No nos cabe duda de que su historia es cierta. En algunos momentos nos gustaría que fuera una ficción.

Chukri no hace ninguna concesión al lenguaje, el eufemismo o la piedad para con los lectores, sino que se deja tiranizar por la verdad y por su historia, vomitándola para poder seguir viviendo en un relato descarnado.

Escrito en 1973, «El pan a secas» no pudo ser publicado en árabe hasta el año 2000, tres años antes de la muerte de su autor.

Mohamed Chukri tradujo además al árabe a Lorca, a Bécquer y a Aleixandre.

Calificación: Muy interesante.

Tipo de lector: Fuerte.

Tipo de lectura: Dura, sin concesiones.

Argumento: Autobiográfico.

Personajes: Violentamente vivos.

¿Dónde puede leerse?: En Tánger y en Tetuán.