Lecturas para el confinamiento

Lecturas para el confinamiento: «La Corte de Carlos IV»

Que en Galdós o Cervantes está todo lo español, no hay duda. En este segundo episodio nacional no sólo vemos evolucionar al protagonista, sino que Galdós nos cuestiona a todos en un juego teatral y político de máscaras, más que interesante

03 abr 2020 / 15:37 h - Actualizado: 02 abr 2020 / 22:37 h.
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  • Benito Pérez Galdós
    Benito Pérez Galdós

En esta segunda novela incorporada en la primera serie de los Episodios Nacionales, Gabriel se traslada a Madrid para trabajar de mozo de imprenta y criado de una aristocrática dama de teatro o actriz de sainetes para la Corte, llamada Pepita González, cuyo nombre artístico es Lesbia.

Ya desde el principio el protagonista nos habla del mundo intrigante, burlesco y tramposo del arte teatral, circunscribiéndolo al histórico proceso del Escorial, por el que lo que el pueblo pensaba que era culpa de Godoy (ministro de quién se llega a decir en un aparte, que no tenía más mérito que saber tocar la guitarra) a quién apoda el Choricero, la adhesión de Portugal a España por parte de Napoleón, cuando esta no es más que una conspiración del Príncipe de Asturias Fernando, por robarle el trono a su padre Carlos IV.

Los números teatrales celebrados en el Real Sitio se muestran desde un alto tono literario, empezando por la criticada por todos, representación de «El sí de las niñas» de Leandro Fernández Moratín, y acabando con la gozosa y desventurada representación de «Otelo» de Shakespeare, en que ficción y poesía trágica se dan la mano a partir de un triángulo amoroso fatal, que hará que Gabriel cambie de ama y descubra verdades trágicas y patéticas, funestas en una palabra.

Si en «Trafalgar» se narraba la infancia huérfana del protagonista al modo de Dickens, empezamos a notar en este segundo episodio la de Alejandro Dumas, o el anterior Choderlos de Laclos.

Ingenioso, inteligente y tunante, consigue sobrevivir no sólo a las afectaciones hipócritas de Lesbia, sino a los conjuros llenos de soberbia de Amaranta, quién empezando por hacerle aspirar a dejar de ser siervo de nadie, se deja no sólo aturdir, sino dejar de respetar.

Lecturas para el confinamiento: «La Corte de Carlos IV»

El vehículo principal con el que Galdós arma las tramas es en este caso la carta, ya sea de amor, odio o desprecio, con las que nos sumerge en pródigas asechanzas en que la belleza de la mujer intrigante hace comulgar con sus despropósitos y caprichos.

Por otro lado, la única que otorga paz a Gabriel es Inés, la hija de la costurera Juana, cuya familia sencilla, noble y sana le bendice. Inés, chica humilde producto de un embarazo no deseado, tiene a su vez como progenitor a don Celestino, que aspira desde la composición de poesía sacra que declama desde su balcón, a un cargo en la archidiócesis de Toledo.

Esta paz que sentía de compartir vivencias con ellos, se vuelve conciencia torturada, debido a la ambición de Gabriel, aquella que le podría permitir ser paje en la Corte en vez de criado.