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«Lo oscuro, lo inquietante, siempre ha estado muy vivo aunque no se le haya prestado demasiada atención»

Entrevista a María Zaragoza, autora de ‘El infierno es una chica adolescente’ (Minotauro)

13 nov 2023 / 22:20 h - Actualizado: 13 nov 2023 / 22:22 h.
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Niñas que deciden ser malas un verano y pierden su amistad y su inocencia, adolescentes que se quedan embarazadas de pulpos, niños que deciden destruir lo que no comprenden, un verano lleno de bichos por culpa de la contaminación o la brujería, monjas voladoras, atentados de la ultraderecha, gente atropellada por trenes, chicas que se convierten en monstruo por culpa de un padre intolerante, tejedoras del destino de mujeres, escritoras poseídas por una máquina de escribir, niños que pueden planear un crimen perfecto, amistades que terminan en desgracia, chicas a las que se roba su identidad, chicos devorados por su propia intransigencia, anorexia y bulimia, Kurt Cobain, Kate Moss, Drew Barrymore y Alfonso Guerra.

Todos estos ingredientes y muchos más tienen cabida en ‘El infierno es una chica adolescente’ (Minotauro), el nuevo libro de la escritora manchega María Zaragoza. Ganadora del Premio Azorín de Novela 2022 por ‘La biblioteca de fuego’, ha publicado una docena de títulos entre novelas, cómics y libros de relatos, y actualmente compagina la escritura de guiones de cine con sus labores como tutora de narrativa y dramaturgia en la Fundación Antonio Gala de Córdoba.

«A todos los que, en tiempos de pandemia, tuvieron una regresión a tiempos más sencillos». Esta dedicatoria es una declaración de intenciones...

Es una confesión, más bien. Mientras estaba escribiendo el libro, durante la pandemia, descubrí que no estaba sola en eso de recordar mi infancia y mi adolescencia, de recuperar sensaciones de entonces: muchos de mis amigos pasaron por esa fase. Incluso nos dio por comer macarrones con chorizo. De alguna manera, que Ana, que es una amiga de toda la vida, haya ilustrado estas historias de regresión, cierra un círculo.

«Hell is a teenage girl», es la frase con la que arranca ‘Jennifer’s Body’, película de 2009 que nos presenta a una chica de secundaria poseída por demonios. ¿Qué tienen en común su guionista, Diablo Cody, y la autora de este libro, María Zaragoza?

Que sabemos captar la metáfora de la transformación y la monstruosidad para aplicarla a la adolescencia.

Decía William Shakespeare que «La juventud, aun cuando nadie la combata, halla en sí misma su propio enemigo». ¿Estás de acuerdo?

Depende de la juventud. Creo que, cuando uno es adolescente, esto es absolutamente cierto. En esa época se busca la propia identidad y, a menudo, «lo que se es» se encuentra por contraposición con haber hallado «lo que no se es». Quiero pensar que esa lucha se completa al madurar.

‘El infierno es una chica adolescente’ se ubica en un pueblo de la Mancha tan real como imaginario...

La escritora y la ilustradora somos amigas de siempre, nuestros paisajes emocionales son compartidos, y compartidos en Campo de Criptana. Aunque los cuentos sean más o menos fantásticos, el armazón donde caben todos es ahí

El libro abarca una amplia colección de temas: desde el sexo a las drogas, pasando por la violencia machista. ¿Qué porcentaje de ficción hay en tus historias y cuánto de realidad?

Creo que hay un carácter muy generacional en lo que cuento: son historias de los niños de la postransición. He intentado respetar cómo veía las cosas entonces, y de ahí los monstruos o los unicornios que se mezclan con los atentados políticos y los yonkis. Hay una visión inocente buscada, alrededor de una infancia violencia. En cuanto al porcentaje, no lo sé, en cosas de este tipo no me gusta hablar de números.

El primer relato, ‘Extraña mímesis adolescente’, comienza como una historia de amor pero termina desembocando en una suerte de horror lovecraftiano en la que no faltan guiños a la cultura pop. ¿Cómo se te ocurrió y por qué decidiste arrancar con él?

Al principio, este relato estaba más perdido dentro de la colección, pero al rebarajar los relatos una vez tuvimos todas las ilustraciones, me pareció lógico que el primer amor abriese la colección. Este es el cuento del primer amor, de cómo cuando la primera amiga se enamora, todas quieren estar enamoradas. En este caso, además, les parece mejor que sea el amor el que se contagie que otras cosas que se contagiaban en ese momento entre las chicas, como los trastornos alimentarios. Se me ocurrió porque conocí hace muchos años al encantador de pulpos que, en el cuento, es la obsesión de las amigas, y su imagen es algo que me ha perseguido durante años.

‘El infierno es una chica adolescente’ es una obra que pretende revitalizar el gótico español desde un punto de vista confesional. ¿Qué autores han sido tus referentes?

Cristina Fernández Cubas, Pilar Pedraza, Daphne Du Maurier... No sé si la palabra es revitalizar, porque creo que lo oscuro, lo inquietante, siempre ha estado muy vivo aunque no se le haya prestado demasiada atención. Eso sí, siento el libro como muy confesional, quizá lo más confesional que escribiré jamás. Cualquiera que me conozca me reconocerá en él.

A priori, la obra parece estar dirigida a un público menor de edad, pero para extraerle todo el jugo es necesario contar con cierta experiencia...

Es un libro para adultos. Yo no digo que un adolescente, sobre todo si se lo han prohibido y lo lee de extranjis, no lo disfrutara. Pero está claramente dirigido a la gente que lo fue y ya no lo es, porque la perspectiva es distinta. Uno siempre ve o que fue con otros ojos diferentes a los que ven lo que es.

Tanto la cubierta como la maquetación son una obra de arte. Háblanos del proceso de edición.

Ha sido un gozo. La editora de Minotauro supo desde el primer momento lo que había que hacer con el material. Manejábamos referentes muy semejantes y ha sido todo muy bonito y muy fácil.

Y por supuesto, es necesario mencionar las excelentes ilustraciones de Ana María Alcañiz Lizcano (AxMxAxLx). ¿Cómo surge esta colaboración?

Ana y yo somos amigas de la adolescencia. Cuando éramos dos crías, ella dibujaba y yo escribía. Siempre había quedado pendiente una colaboración que cerrase el círculo, algo que el resto de la gente pudiese ver. Al final, todo ha conducido a que esa deuda con nuestra amistad y nuestra conexión se pagase con este libro: hemos vivido juntas todo aquello de lo que el libro habla. Hemos sido todo eso. Ella comprende lo que yo quería hacer de una forma mucho más íntima que cualquiera, porque ha sido parte. Además, siempre he pensado que es una joya por descubrir, así que me alegro muchísimo de haber tenido la oportunidad de mostrar lo que yo ya sabía que era: grande. Ha sido precioso poder decirle a la editora que tenía una amiga que podía ilustrar el libro mejor que nadie y que estuvieran de acuerdo nada más conocerla. Todo el proceso ha sido un regalo. Ojalá todo el mundo lo disfrute tanto como lo hemos disfrutado nosotras.


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