Los Trazos de la Canción

Libro de viajes de Bruce Chatwin que nos permite conocer, no en profundidad, algunos aspectos de la cultura aborigen y otros del continente australiano.

04 feb 2017 / 12:00 h - Actualizado: 02 feb 2017 / 11:45 h.
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  • Portada de ‘Los trazos de la canción’. / El Correo
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La de Bruce Chatwin ha sido una de las personalidades interesantes del siglo XX. Viajero y gran fabulador.
En este libro de viajes, intentó condensar los estudios y las anotaciones de largo tiempo dedicado a reflexionar sobre el nomadismo, a meditar sobre las respuestas a una pregunta que todo viajero –que no turista- se hace mientras que viaja, pero también antes de partir; se la hizo Rimbaud: ¿Qué hago aquí?
El lugar buscado para esta reflexión es el gran outback australiano.
Los Trazos de la Canción son caminos invisibles, evocados con el sonido, con los que los aborígenes australianos establecieron una especie de mapa del territorio; una malla de lugares sagrados que se anuda sobre los complejos mitos de la creación del mundo. Es un sistema de una complejidad desconcertante, difícil de entender, sobre todo, por las restricciones que la cultura aborigen impone sobre su difusión y su conocimiento.
Por lo menos Chatwin lo intentó. Conocimiento y acercamiento en unos difíciles años setenta en los que la exclusión y el racismo marcaban la (des)integración de los propietarios tradicionales en la sociedad australiana.
Los Trazos de la Canción es una obra romántica, ambiciosa, y quizás fallida; no llega a la penetración psicológica que el escritor alcanzó con su libro anterior, En la Patagonia, y solo consigue arañar la corteza de esos trazos sin llegar a ponerlos en conexión feliz con este viaje.
Aun así es una obra interesante.
Está el sarcasmo en la descripción de las personas y la astucia para captar el detalle y re-crear el momento. Es el retrato de una sociedad dividida y extraña, el intento de establecer una geografía totémica y de conectarla con otros mitos ancestrales, porque estos no son más, para Chatwin, que fragmentos de vida espiritual del hombre primitivo que apremia reconocer.
Son de gran interés las reflexiones sobre la violencia humana que salpican el libro, siguiendo a un encuentro con Konrad Lorenz, y sabrosas las anotaciones sacadas de las libretas de apuntes que conectan nomadismo, instinto y evolución e investigan la tendencia humana a desplazarse incansablemente de un lugar a otro; en ellas brilla el talento de Bruce Chatwin.
El escritor, aunque muy crítico con él, no deja de reconocer la deuda con los estudios de Strehlow (Aranda Traditions, Songs of Central Australia) y con El Pensamiento Salvaje de Lévi-Strauss.

Calificación: Interesante.
Tipo de lector: Aficionados a la antropología y los libros de viaje. Viajeros por Australia.
Tipo de lectura: Sencilla.
Argumento: El imprescindible para fijar sus reflexiones.
Personajes: Como siempre en Chatwin excéntricos y grotescos.
¿Dónde puede leerse?: Viajando hacia Australia.