Medjugorje. 40 años de misterio

José María Zavala expone en su último libro las claves de uno de los fenómenos más sorprendentes del catolicismo, aquel que se inició con unas apariciones de la Virgen en Bosnia-Herzegovina en 1981 y que atrae cada año a cientos de miles de personas

25 jul 2021 / 11:51 h - Actualizado: 25 jul 2021 / 12:18 h.
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  • Monumento a la Virgen María en Medjugorje (Bosnia-Herzegovina).
    Monumento a la Virgen María en Medjugorje (Bosnia-Herzegovina).

«Medjugorje es la esperanza del mundo entero». Esta frase, pronunciada por Juan Pablo II durante un encuentro privado con Mirjana Dragicevic en julio de 1987, resume a la perfección la importancia que el Santo Padre concedía a las supuestas apariciones marianas de Medjugorje, una pequeña población de 4000 habitantes situada en la parte suroccidental de Bosnia-Herzegovina. Enclavada a 165 metros sobre el nivel del mar y rodeada de colinas —la traducción del término croata Meðugorje es precisamente «Entre montañas»—, la historia de esta remota aldea de Los Balcanes cambió radicalmente el 24 de junio de 1981, cuando dos adolescentes, Ivanka Ivankovic y Mirjana Dragicevic, a las que pronto se sumarían Vicka Ivanković, Marija Pavlovic, Ivan Dragicevic y un niño de diez años llamado Jakov Colo, declararon haber divisado una «silueta luminosa» sobre el Monte Podbrdo. Según su testimonio, dicha imagen se correspondería con La Gospa («La Señora»), forma croata para designar a María de Nazaret.

Tras una sucesión de nuevas apariciones durante los siguientes días, la noticia comenzó a correr como la pólvora en la antigua Yugoslavia, por aquellos años bajo el régimen de Sergej Kraiguer, sucesor del mariscal Tito desde 1980. Precisamente el aparato comunista liderado por el político esloveno se encargó de perseguir a los videntes desde el primer minuto, utilizando para ello a la UDBA, una suerte de KGB yugoslava cuyos métodos policiales extremos fueron utilizados para que se retractasen de su discurso. No en vano, además de ser sometidos a duros interrogatorios, los miembros del grupo fueron conducidos a la morgue —donde trataron de asustarlos con la visión de cadáveres—, fueron obligaron a convivir con enfermos mentales y los amenazaron con expulsarlos del colegio si no contaban la verdad. En todo momento, los videntes mantuvieron su relato, dando muestras de una increíble entereza pese a ser menores de edad, lo que motivó que algunos de los adultos que participaron en el proceso se retractasen posteriormente e incluso se convirtiesen al catolicismo. Es el caso de un policía que interrogó a la joven Mirjana, o de la pediatra que los examinó y que llegó a presenciar una aparición.

Medjugorje. 40 años de misterio
José María Zavala posa con varios ejemplares de su obra.

El Papa autoriza las peregrinaciones

Tildados en los informativos de «amargados enemigos de Estado» y de «palurdos que que inventan visiones sobre María», el Gobierno llegó a declarar el estado de emergencia en Medjugorje, enviando soldados armados y helicópteros para controlar al al pueblo, lo cual no impidió que miles de personas acudiesen a las colinas bosnias interesadas por el fenómeno. Finalmente, tras ser evaluados por un sinfín de profesionales, pasar la prueba del polígrafo e incluso ser traspasados por gruesas agujas sin causarles la menor reacción, Vicka, Mirjana, Marija, Ivan, Ivanka y Jakov fueron absueltos de toda acusación; no así el párroco Joso Zovko, que hubo de sufrir una pena de un año y medio de prisión por defender a los jóvenes.

Cuatro décadas después de la primera aparición en la colina de Podbrdo, y tras un concienzudo análisis por parte de la curia vaticana, que se prolonga hasta la actualidad, los fenómenos de Medjugorje continúan siendo un misterio, si bien el Papa Francisco autorizó las peregrinaciones en 2019, lo que supone un importante respaldo. Al hilo de esta conmemoración, el prestigioso periodista José María Zavala acaba de publicar un libro titulado Medjugorje: el misterio que rodea a unos de los fenómenos más sorprendentes del catolicismo (Ediciones Martínez Roca) que explora dichos acontecimientos de un modo riguroso y a la vez ameno. No en vano, antes de acudir al lugar de los hechos y entrevistarse con testigos directos, Zavala, que se diese a conocer mundialmente por sus trabajos literarios y audiovisuales sobre el Padre Pío, se documentó en profundidad a través de las incursiones previas de Svetozar Kraljevic, André Triclot, Diego Manetti, Paolo Brosio, Jesús García y sobre todo René Laurentin, mariólogo francés cuya enciclopédica obra Dernieres nouvelles de Medjugorje es unas de las principales referencias bibliográficas sobre el tema.

Medjugorje. 40 años de misterio
La vidente Mirjana Dragičević en octubre de 2019.

Una investigación rotunda

Con un estilo ágil, intenso y no falto de emoción, el autor de El enigma Wojtyla comienza su relato el 4 de diciembre de 1992, cuando Goran Rasevic, un soldado de operaciones especiales destinado en Sarajevo, se lleva la mano al bolsillo para coger su pitillera y, fortuitamente, una pulserita se le cae al suelo. Justo en ese momento, el disparo de un francotirador pasa por encima de su cabeza, librándole de una muerte segura. Pese a no ser creyente, cinco años después, al ser consciente de que aquel sencillo objeto (en realidad un Rosario de la Virgen de Medjugorje regalado por su novia), le había salvado la vida, el boina verde decide trasladarse al municipio bosnio para darle las gracias a La Gospa. Allí será informado de que meses antes de su particular «milagro», dos bombarderos del Ejército yugoslavo arrojaron dos bombas en los límites de Medjugorje, pero ninguna de ellas hizo explosión. Esto sería definitivo para su conversión.

Tras este inefable episodio, José María Zavala relata en Medjugorje las razones que le llevaron a visitar el lugar de las apariciones así como su periplo por carretera desde España hasta Bosnia. Un viaje realizado a finales de febrero de 2018 en el que estuvo acompañado de su esposa, hijos y unos amigos, y con el que superaría sus reticencias iniciales sobre el fenómeno. Sin solución de continuidad, el periodista madrileño narra su encuentro con el párroco franciscano de la iglesia de Santiago Apóstol, Marinko Sakota, su experiencia con la vidente Mirjana o su visita al hogar de Vicka; capítulos a los que se suman un relato completo de los acontecimientos vividos en la localidad balcánica durante los años ochenta, un repaso de las principales apariciones marianas del mundo —de Lourdes a Ruanda— y un interesante cotejo de las coincidencias halladas entre Fátima y Medjugorje y su curiosa relación con Juan Pablo II. Por si fuera poco, el libro, que en apenas quince días logró agotar su primera edición, dedica dos apartados a las pruebas médicas practicadas a los seis videntes por una comisión francesa, otra italiana y las propias autoridades sanitarias de la extinta Yugoslavia, recoge los principales «mensajes» de la Virgen («No tengáis miedo») e incluye, en sus páginas finales, un buen número de fotografías y testimonios de personas que se curaron de enfermedades o reiniciaron sus vidas tras visitar el lugar. No en vano, en los últimos cuarenta años, la aldea ha recibido la visita de millones de creyentes y curiosos atraídos por el misterio entre los que sobresalen el tenor José Carreras, los actores Michael York, Martin Sheen y Jim Caviezel, o los componentes del grupo musical Boney M.

Medjugorje. 40 años de misterio
Portada del libro.