«Morir de nostalgia por algo que nunca viviste»

El Teatro Lope de Vega acogió el espectáculo «Seda», versión de Juan Carlos Rubio de la novela de Alessandro Baricco, que se convirtió en un fenómeno mundial hace veinticinco años

24 oct 2021 / 09:43 h - Actualizado: 24 oct 2021 / 09:45 h.
"Teatro"
  • Una escena del espectáculo. / Fotografía GNP Producciones
    Una escena del espectáculo. / Fotografía GNP Producciones

A mediados del siglo XIX, el comerciante francés Hervé Joncour es elegido para una asombrosa misión: traer huevos de gusano de seda desde el lugar más lejano del mundo: Japón. El objetivo es abastecer la industria textil de Lavilledieu, el pequeño y pueblo donde reside con su esposa. Dicha expedición, lejos de reducirse a una simple transacción comercial, poco a poco va dando paso a una nueva forma de entender la vida, conectando a Joncour, merced a la pasión, con un aspecto de su personalidad que desconocía poseer. Y es que, una vez que uno siente la verdadera seda entre sus dedos, es difícil sustraerse a su hechizo.

Este es, a grandes rasgos, el argumento de Seda, novela del turinés Alessandro Baricco que se convirtió, por méritos propios, en todo un fenómeno en el año 1996, llegando a traducirse a diecisiete idiomas. De ella, la crítica destacó su «sutilísimo cruce de historia y fábula, con ritmos excelentemente estudiados», su «bellísima historia de amor, disfrazada de libro de viajes» o su «preciosismo literario». Elogios a los que se sumó el Premio Nobel Mario Vargas Llosa, destacando su «laconismo y sutileza», y calificándola como «misteriosamente perfecta».

En cuanto a sus adaptaciones, la más llamativa fue sin duda la película dirigida por François Girard en 2007, la cual venía a completar el grupo de versiones escénicas realizadas en diversos países entre los que se incluía España —Arantxa Iturbe y Agurtzane Intxaurriaga fueron las primeras en llevarla a nuestras tablas en 2005—. Tal es la dimensión que ha cobrado la novela en el último cuarto de siglo que, en la actualidad, Seda ha dado el salto incluso al musical, representándose en la actualidad en el Music Hall Theatre de San Petersburgo (Rusia).

En esta ocasión, la obra retorna a nuestros escenarios de la mano de Juan Carlos Rubio, guionista, dramaturgo y director cordobés con una dilatada y premiada trayectoria en el mundo teatral, cinematográfico y televisivo, quien lidera un proyecto de GNP Producciones y Clásicos Contemporáneos en coproducción con Hika Teatroa. Con una duración de noventa minutos, el montaje vio la luz la pasada primavera en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza, iniciando posteriormente una gira que le ha llevado a recorrer ciudades como San Sebastián o Mérida, para finalmente recalar en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, que registró una magnífica entrada.

En cuanto a las claves del espectáculo, hemos de comenzar por su reparto, integrado por cinco intérpretes de contrastada calidad: desde Nancho Novo, Premio de la Unión de Actores a la Mejor Interpretación Revelación por La ardilla roja (1993) a Aníbal Soto, con una encomiable trayectoria en cine, teatro y televisión. Asimismo el elenco cuenta con Inés Sánchez, polivalente actriz vinculada a Txalo Produkzioak; Charo Sojo, uno de los referentes de la escena andaluza de las últimas décadas; y Josu Eguskiza, auténtico todoterreno que abarca trabajos como actor, director y productor. Todos ellos cumplen de sobra con sus distintos roles, desde el comerciante Hervé Joncour, su esposa Helene y su amigo Baldabiou, al japonés Hara Kei, la traductora Madame Blanche o la misteriosa mujer que da pie al eje central de la trama. Personajes que ya fueron dibujados con maestría por Baricco en su novela, pero que aquí poseen unos rasgos que los hacen tangibles de cara al público. Entre otros, la capacidad de trascender mediante el lenguaje verbal y no verbal, de cautivarnos con sus discursos y silencios —su coordinación es encomiable—, y de transpirar emoción, que es, en suma, de lo que trata el teatro. Esto se debe en gran parte a la práctica dramaturgia de Juan Carlos Rubio, al intuitivo vestuario de Cristina Aguado y a las eficaces atmósferas de Curt Allen Wilmer, Leticia Gañán y Juanjo Llorens, quienes ponen su talento al servicio de un relato complejo en las formas y en el fondo. Aunque si hay un nombre que destaca en esta producción junto al de Juan Carlos Rubio es el de Chevi Muraday, bailarín y coreógrafo formado en diversos países, que ha convertido a Losdedae en una de las compañías de danza contemporánea más importantes del panorama nacional. Merced a su coreografía y diseño de movimiento escénico, la obra fluye con un ritmo armonioso, emparentándose, de manera natural, con el mundo de fábula oriental recreado por Baricco; ese en el que el protagonista descubre lo que es «morir de nostalgia por algo que nunca viviste».