Reivindicación del secundario

¿Qué pasaría si el relato se desarrollase sin control?

02 oct 2022 / 18:39 h - Actualizado: 02 oct 2022 / 18:44 h.
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Miro la pantalla del ordenador. Aprieto el ratón con más fuerza de lo normal. Uno de mis personajes ha matado a otro. No sé qué es lo que le ha llevado a cometer el crimen. Les dejé discutiendo en un bar y uno (el malo, el que tenía que cargarse a tres o cuatro durante la novela, incluido el asesino, hasta ayer mismo, improbable) ha muerto. Una muerte horrible, por cierto. Mucha casquería, mucha violencia. Me parecía a mí que le faltaba carácter para hacer algo así, que era un pobre hombre dispuesto a tragar con lo que le echaran, que pasaría de puntillas por mi novela haciendo de bisagra para que otros personajes (por ejemplo el muerto) llegasen más iluminados hasta la siguiente escena. No pienso preguntarle nada. Ahora le tengo en el lavabo comunitario de la pensión en la que vive. Se está duchando y sonríe mientras recuerda cómo se ha cargado a ese gilipollas (eso es lo que piensa, me limito a reproducir con exactitud lo que sé), sabiendo que este es el principio de una nueva vida para él. Sabe que parecía una mosquita muerta aunque ocultaba una fiera difícil de manejar. Hoy irá hasta el barrio chino para pasar la noche con alguna chica a la que no pagará. Ya puede imaginar el par de guantazos que le va a sacudir si se pone gilipollas (le veo algo obsesionado a este hombre con los pobres gilipollas). En fin, mi personaje ha decidido asumir el papel de personaje estereotipado (lo sé porque está empezando a pensar en secuestrar chicas para violarlas y coleccionar sus uñas del dedo gordo). Tenía un estupendo trabajo como secundario, pero le gusta sentirse protagonista aún sabiendo que deja atrás la carga literaria de lo que fue. Quiere ser alguien.

Pobre. Acabo de situar el cursor justo antes de que se liase a martillazos con el otro. Marcaré el bloque y borraré. Y él será, de nuevo, un pusilánime en el que nadie se verá reflejado, un hombrecillo que aparecerá poco para que los principales crezcan y para que podamos entenderles. Clic. Ya está. Vuelvo a tener novela en marcha con un buen secundario. Y prometo no volver a escribir cuando se me cierran los ojos por el sueño.