«Salvajes de una nueva época»: Argumentos Circulares

Carlos Granés, quién ya analizó con brillante retórica el fenómeno del teatro aplicado a la política, aporta en este ensayo una cosmovisión fundamental y lúcida sobre lo que nos viene ocurriendo de un tiempo a esta parte

12 mar 2020 / 12:18 h - Actualizado: 12 mar 2020 / 12:29 h.
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  • Carlos Granés. / EFE
    Carlos Granés. / EFE

El ensayista colombiano, redactor de El País y El espectador, es autor entre otros textos publicados por Taurus, de «El puño invisible» y «La invención del Paraíso». Echando un vistazo al Living Theatre, movimiento que también le sirve para mostrarnos en fotografías y ejemplos, el autor analiza en «Salvajes de una nueva época» un hecho que parece irrebatible: la llegada a una madurez vetusta de todo lo cultural, a cambio de que la política se infantilice también de un modo desmesurado y profético.

Sobre qué interés tiene un selfie si no es en una sociedad salvajemente capitalista, nos habla el escritor y antropólogo acercándonos a fenómenos virales por muchos conocidos: desde la retirada de paredes callejeras del artista graffitero Banksy (en concreto el señor contando libras esterlinas o la niña sujetando un globo), pasando por la fotografía del niño refugiado de tres años muerto en una playa (que empezó siendo un montaje para hacerse real) o la repercusión en las bienales de arquitectura del edificio caraqueño David (símbolo a su vez del chavismo). Granés articula estos ejemplos desde el punto de vista de la anestesia de las conciencias contemporáneas, centrando el tiro en su natural América Latina, donde los cantos de sirena del populismo, ya sean de izquierdas o derechas, es algo que suena desde los 70 en algún país que ha llegado a vivir hasta treinta y tres revoluciones semejantes en diferentes períodos, a las que se van imponiendo por estos lares.

«Salvajes de una nueva época»: Argumentos Circulares

Para que entendamos que el camino es de ida y vuelta, el autor divide su pensamiento en cómo el salvaje se hace capitalista, para una vez logrado su objetivo, reconvertirse en salvaje; y lo hace documentándose ampliamente sobre el fenómeno del siglo XX de las vanguardias artísticas (Dada, surrealismo, futurismo, constructivismo,...) y de cómo sus premisas estéticas son las que están haciendo posibles los discursos en España de Errejón, Monedero, Iglesias, Abascal, Ortega Smith (con su deriva en el feminismo, que estudia más ampliamente) y fuera Bolsonaro, Le Pen o Salvini, entre los más conocidos. Llama la atención cómo la deriva independentista de Cataluña ve en estos y demás dirigentes de similar calado, unos fans acérrimos en las formas de actuar e influir.

Fenómenos aislados como el de Tabarnia, que pretende neutralizar o ridiculizar su apostolado también se estudian en detalle, desde esa multiperformance que supuso comparar las hazañas de los jordis detenidos, con las pataletas de un vecino que gritaba desde un balcón quejándose de todos sus males a la comunidad de propietarios.

Todo, en «Salvajes de una nueva época» es producto de esa espectacularización de lo social, de la que se hizo eco el peruano Vargas Llosa, y que alcanzó y alcanza límites cada vez más aberrantes.