«Taí Virginia», la obra récord de Manuel Monteagudo

1996 fue un año especial por muchas y diversas razones. Para empezar comenzó en lunes y fue bisiesto; Estados Unidos lanzó la sonda Mars Pathfinder —primera en aterrizar con éxito en el planeta Marte—; el equipo español de gimnasia rítmica ganó su primera medalla de oro en unos Juegos Olímpicos; el cineasta Alejandro Amenábar se dio a conocer con Tesis; y Coldplay vio la luz en Inglaterra. Asimismo, Arturo Pérez-Reverte publicó El capitán Alatriste, el mundo de los videojuegos vio nacer la Nintendo 64 y Adolfo Suárez fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Un poquito más al sur, en la capital de Andalucía, el Betis hizo el mejor partido de su historia en casa del eterno rival, la Semana Santa estuvo pasada por agua, y la Feria celebró el 150 Aniversario de su creación. ¿Y qué ocurrió en los escenarios? Pues que un actor formado en el desaparecido Instituto del Teatro y en la Escuela Jacques Lecoq de París, integrante de la mítica compañía Esperpento, y con un buen número de espectáculos a sus espaldas, puso en escena el primer monólogo de su vida. Este se titulaba de manera un tanto extraña, poseía un argumento trágicamente cómico, y fue corriendo de boca en boca, como las buenas noticias, a lo largo de los meses, las semanas y los días. ¿El resultado? Uno de los mayores éxitos del teatro andaluz de todos los tiempos.

«Un afinado sentido de la comicidad»

Taí Viginia nos cuenta una hora de la vida cotidiana de una anciana con alzheimer, que vive abandonada en su casa. Es una historia que nos habla de la vejez, la soledad y la locura a través de un humor ácido y negro. O lo que es lo mismo, una comedia agridulce, donde las carcajadas van y viene de manera salvaje, pero cuyo trasfondo es tan dramático que todos podemos vernos reflejados. De ella se han dicho muchas cosas; la mayoría excelentes. Y no solo en Andalucía, sino en toda España, pues Manuel Monteagudo, su intérprete y alma máter del proyecto junto a Guillermo Rodríguez, hace tiempo que dejó de ser un actor del sur para convertirse en universal. Por citar algunos comentarios, el Periódico de Barcelona publicó que «el actor andaluz recrea con gran autoridad y un afinado sentido de la comicidad el mundo cotidiano de una anciana que vive sola en su viejo apartamento», mientras que el Heraldo de Aragón reparó en su «fino sentido del humor y acerada comicidad, el absurdo de la existencia y la épica cotidiana con fuertes dosis de surrealismo». Tampoco faltaron las alabanzas de nuestro diario, resaltando su «depurado estudio del lenguaje y de los movimientos... que nos da una visión tragicómica del personaje». En suma, Manuel Monteagudo logró lo que muy pocos artistas consiguen por más que lo intentan: conectar con crítica y público a lo largo de más de 1000 representaciones, obtener cuatro galardones, y permanecer veinticuatro años en cartel.

Vuelta a Sala Cero

Por ese motivo, hemos de celebrar que Taí Virginia regrese a uno de los escenarios más especiales para la carrera de Manuel Monteagudo, la Sala Cero Teatro —testigo de varias reposiciones del espectáculo— dentro de la programación de su 20 aniversario. Lo hará del 23 de enero al 2 de febrero, y es una oportunidad ideal para descubrir cómo el personaje ha evolucionado, mimetizándose con el actor hasta el punto de formar parte de su vida. Este, por cierto, no deja de cosechar éxitos, comenzando por El asesino de la regañá —uno de los títulos emblemáticos estrenados en la sala en los últimos tiempos— y continuando por Luces de Bohemia, Hamlet y Romeo y Julieta, todos ellos bajo el sello de Teatro Clásico de Sevilla. Asimismo, Manuel Monteagudo ha participado en diferentes series como El Comisario, Los Serrano, Los Hombres de Paco, La que se avecina, Cuéntame, Aída o La familia Mata; y en películas como Pudor, El patio de mi cárcel, Un mundo cuadrado, 12 más 1 o Toro.