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Terror en la Sevilla del quinientos

‘La Babilonia, 1580’ es la nueva novela de Susana Martín Gijón, un viaje a la Sevilla del Puerto de Indias que bebe de la obra de Cervantes y Umberto Eco, y que a su vez conecta con el género negro más actual

26 oct 2023 / 16:48 h - Actualizado: 26 oct 2023 / 16:51 h.
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Año del Señor de 1580. Sevilla se erige como una joya en el corazón de la Corona española. A orillas del río Guadalquivir, el puerto fluvial es el pórtico que conecta Europa con las vastas riquezas del Nuevo Mundo, desencadenando una era de prosperidad sin parangón. El alma de este esplendor reside en la Casa de Contratación, cuyo cometido es regir el comercio y la navegación hacia las recién descubiertas colonias americanas. La arquitectura renacentista deja su huella indeleble en las calles, y la Catedral, majestuosa, se alza como baluarte de la fe católica. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Esclavos, mendigos y huérfanos conviven con comerciantes, artesanos y aristócratas en un escenario tan opulento como contradictorio. Son las dos caras de una misma moneda que puede apreciarse, con mayor intensidad, en el barrio del Arenal, un microcosmos indescifrable dentro de una ciudad increíble.

Cuando la Flota de Indias de Su Majestad está a punto de zarpar hacia el Nuevo Mundo, una imagen terrorífica altera la paz de sevillanos y foráneos. Se trata de la piel arrancada del rostro de una mujer y de su cabellera pelirroja, las cuales aparecen ajustadas como un disfraz macabro al mascarón de proa de la Soberbia, el buque de guerra que abre el convoy. ¿Quién puede tener el alma tan corrompida para llevar a cabo semejante atrocidad?

En una zona próxima al puerto, cercada por altos muros, se encuentra La Babilonia, el prostíbulo más cotizado de la Mancebía y donde ejerce Damiana, una joven de tez oscura cuyo mayor atractivo reside en su carácter indomable. A pocos metros de allí, en el convento de las carmelitas descalzas, Sor Catalina se erige desde la clausura como contrapunto de la meretriz. Ambas fueron amigas en la infancia y ambas se verán unidas de nuevo a fin de averiguar quién cometió tan brutal asesinato y por qué. Para hacerlo pondrán en peligro sus propias vidas, pero también el secreto mejor guardado de la Corona.

Terror en la Sevilla del quinientos
Susana Martín Gijón.

Dotada de un gran rigor histórico, pero a su vez ágil y magnética, ‘La Babilonia, 1580’ es la nueva novela de Susana Martín Gijón, una de las escritoras más prestigiosas de nuestro país gracias a la exitosa saga de novela negra protagonizada por la inspectora Camino Vargas, la cual está compuesta por Progenie (Alfaguara, 2020) —cuyos derechos han sido adquiridos para su producción audiovisual—, Especie (2021) y Planeta (2022). Asimismo es autora de Más que cuerpos (2013), Desde la eternidad (2014), Náufragos (2015) y Vino y pólvora (2016). Nacida en Sevilla en 1981, Susana Martín Gijón ha sido galardonada por su trayectoria literaria con el Premio Avuelapluma de las Letras, así como con el Premio Cordoblack por su contribución a la renovación del género negro, el Premio Cubelles Noir a mejor novela publicada en castellano y el Premio Granada Noir.

De ‘La Babilonia, 1580’, publicada por Alfaguara, lo primero que llama la atención es la atmósfera del quinientos, recreada a la perfección por una autora cuya trayectoria no incluía hasta el momento novelas de corte histórico. Tal es el verismo de las descripciones y el plástico recorrido por las calles que el lector tendrá la sensación de estar sumergiéndose en el siglo dieciséis sevillano sin moverse del sillón. Otro de los grandes aciertos es el dibujo de los personajes, encabezados por Damiana y Sor Catalina, a quienes se unen otras figuras masculinas como Eugenio de Ron, piloto mayor de la Flota de Indias, Gaspar, joven que aspira a convertirse en navegante, o don Rafael de Zúñiga y Manjón, caballero Veiticuatro. Todos estos personajes son creaciones originales de la escritora, si bien su conexión con nombres reales como la priora de las carmelitas María de San José, el jesuita Pedro León o la propia Teresa de Jesús, nos hacen dudar de su existencia histórica.

Para abrir boca, Susana se vale del recurso del ‘manuscrito encontrado’, el cual se desliza cual paratexto a modo de nota previa. Resulta interesante este juego, pues nos permite conocer cuáles son los referentes de la escritora, comenzando por Miguel de Cervantes y concluyendo en Umberto Eco. Ambos creadores están presentes en el discurso de ‘La Babilonia, 1580’, ya sea por su habilidad a la hora de alumbrar espacios veraces o por su maestría en el retrato psicológico, algo que Martín Gijón persigue desde la primera a la última página. También hay que destacar su incursión en la historia del imperio mandinga, uno de los más antiguos del oeste africano, su abundancia de detalles a la hora de construir las escenas navales y la búsqueda de un lenguaje histórico pero no arqueológico.

Pero es la historia de Damiana, los secretos de su pasado y su impredecible futuro, el verdadero logro de una novela donde la trama es lo de menos, pues solo el ejercicio inmersivo en la etapa más floreciente de Sevilla bien merece pagar lo que cuesta el libro.

Terror en la Sevilla del quinientos

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