«The Rocky Horror Picture Show» (RHPS) de Jim Sharman es La Película de Culto por antonomasia. Se filmó sobre la base del musical del mismo nombre y se estrenó en el Westwood Theatre de Los Ángeles en 1975. Se retiró de las pantallas a los pocos meses con la etiqueta de fracaso rotundo, pero poco después, el filme se rescata para las sesiones de medianoche en el Waverly Theatre, en el Greenvich Village neoyorquino. Empieza un mito de proporciones mundiales que no ha cesado de crecer. En Nueva York permaneció años en la cartelera y en París, en el Studio Galande se proyecta dos veces por semana desde hace veinte años.
La película es una crítica despiadada al cine de ciencia ficción y un homenaje a las series B. / El Correo
Los fanáticos de la película (’horroritas’) se cuentan por miles y acuden a las proyecciones provistos de un extenso lote de utensilios (’props’) que incluyen guantes de goma para fregar, arroz, rollos de papel higiénico y pistolas de agua que se ponen en acción en momentos precisos de la película mientras el público, puesto en pie coreografía las canciones, siguiendo con exactitud pasos minuciosamente ensayados. Existen ritos de iniciación para los que no han visto nunca la película (’vírgenes’) y distintos grados según la cantidad de veces en las que se haya participado en una de las proyecciones que resultan ser verdaderas fiestas pánicas. Asistir a uno de los pases colectivos es una experiencia única cuyo lema es ‘Don´t dream it, be it!’ (¡No lo sueñes, hazlo!)
En el Studio Galande de París ‘The Rocky Horror Picture Show’ se proyecta dos veces por semana desde hace veinte años. / El Correo
Cuarenta años después de su generación, la película es de una modernidad inaudita, podría decirse, paradójicamente, que es más moderna cuanto más pasa el tiempo. Los números musicales son extraordinarios y todo lo que aparece en la pantalla transmite una energía positiva y descomunal.
El argumento es demencial, una pareja de recién casados (Ella es Susan Sarandon y está inmensa) se refugia de una tormenta en un castillo misterioso y terrorífico que resulta estar habitado por el enloquecido doctor Frank-N-Furter (Tim Curry), un travestí transexual del planeta Transylvania, que les invita a presenciar la creación en su laboratorio de Rocky, el hombre perfecto...
Cartel de ‘The Rocky Horror Picture Show’. / El Correo
Este éxito inaudito, no es baladí. La película es divertidísima y el argumento trepidante. Es una crítica despiadada al cine de ciencia ficción y un homenaje a las series B, la música es soberbia y los actores están, absolutamente todos, magistrales en sus extravagantes interpretaciones.
Zapatos de tacón alto, medias de rejilla, boas de plumas, músculos y travestismo, RHPS no dejará indiferente a nadie.
(Se denomina ‘masturbador’ a quien acumula la experiencia de haber visionado la película en vídeo. Ya lo saben).
RHPS me flipa.