Un cometa pasa por el Teatro Real

Al igual que los astros que atraviesan los cielos cada muchos años, así ha sido el regreso al Teatro Real de la ópera de «Aquiles en Esciros».

18 feb 2023 / 13:41 h - Actualizado: 18 feb 2023 / 13:51 h.
"Ópera","Críticas"
  • Fotografías de Javier del Real
    Fotografías de Javier del Real

Además de muchas vidas e ilusiones, muchos proyectos artísticos y culturales quedaron truncados. Esta ópera asoma felizmente después de esta pesadilla en nuestros escenarios, como el héroe alado sale de la isla del confinamiento.

Un cometa pasa por el Teatro Real

Estrenada en el año 1744 en el Real Coliseo del Buen Retiro, a petición de la reina Isabel de Farnesio con motivo del enlace de su hija la infanta María Teresa Rafaela con el delfín de Francia, fue el famoso castrato Farinelli el que se puso al frente de la dirección artística con la música de Francesco Corselli y el libreto de Pietro Metastasio.

Su recuperación es una encomiable labor realizada por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales (que viene a ser la R.A.E. de la música clásica española) y la Universidad Complutense de Madrid en colaboración con el Teatro Real, en continuidad con la excelente programación habitual.

Aquiles es ocultado a petición de su madre en la isla de Esciros, para evitar que se cumpla la profecía de su muerte en la batalla.

Vestido de doncella y bajo el nombre de Pirra, se mezcla en el gineceo con otras mujeres, entre las que se halla la princesa Deidamia, surgiendo el amor entre ellos.

Tan atractivo le resulta al prometido de la hija del rey que despierta la pasión del novio de su amada.

Por si no lo han entendido, no se preocupen, el lío pasional está servido.

Pero ya sabemos que el destino es obstinado y finalmente Aquiles -Pirra es empujado por su ardor guerrero a salir de la dulce vida encontrada en la isla, para enfrentarse a su destino bélico donde le aguarda la muerte en la gloria de la batalla.

Una puesta en escena que coloca al espectador en un vértice triangular que reúne a los personajes del mito homérico de la antigua Grecia, a la familia real del siglo XVIII y a nosotros, espectadores del siglo XXI como observadores para comprobar que, los problemas del ser humano no son tan novedosos, repitiéndose patrones similares a pesar del paso del tiempo.

Un cometa pasa por el Teatro Real

Esta ópera, por lo demás, muy del gusto de los barrocos, con enredos, hombres disfrazados de mujeres y viceversa, guerreros con faldas, identidades sexuales cruzadas y una fina ironía, recorre la historia con excelentes interpretaciones tanto en lo escénico como en lo vocal de sus protagonistas. Por si alguien pensaba que somos muy modernos, estas gentes del barroco ya le daban a la ambigüedad sexual con alguna alegría y libertad que hoy no deja de sorprender. Como se menciona en el programa de mano, “la ópera inventó lo Queer

A falta de una isla, su directora de escena, Mariamé Clément, plantea la acción en una amplia cueva, lo que está bien traído dado que la historia de Aquiles es la del viaje de la infancia a la madurez, de la protección del seno materno a la independencia y autonomía del individuo que termina por aceptar y afrontar lo que le depara la vida. Y una cueva no es mal lugar para simbolizar el punto de partida de ese viaje.

Un espacio dividido en diferentes planos de altura que permite una acción fluida de los intérpretes, bien dirigidos, que cargan sus recitativos y complicadas arias de segundas intenciones, facilitando que el espectador se introduzca como parte de la acción, al igual que el personaje de la infanta María Teresa (Katia Klein), deambulando por la escena como observadora de primera fila, que llega a interaccionar de forma magistral con el mito.

La interpretación de esta ópera, dada la virtuosidad de las arias que se van alternando y que exigen a los cantantes un dominio técnico e interpretativo sin fisuras, no se puede afrontar sin un equipo vocal de primer nivel, algo que demostraron en conjunto todos los cantantes, con actuaciones destacadas de Sabina Puértolas (Teagene), Francesca Aspromonte (Deidamia) y Tim Mead (Ulisse).

Un cometa pasa por el Teatro Real

El protagonista Aquiles, que estaba previsto que fuese Franco Fagioli y que se hallaba indispuesto, fue sustituido por Gabriel Díaz que se mostró seguro sobre las tablas e hizo un excelente papel con un hermoso color de voz sobre todo en su centro.

Excelente elenco completado por el bajo Mirco Palazzi (Licomede) y los tenores Krystian Adam (Arcade) y Juan Sancho (Nearco).

Obra que resurge con fuerza y gran expectación a manos de la magistral dirección musical de Ivor Bolton al frente de la excelente Orquesta Barroca de Sevilla y al clave en los recitativos.

Junto a la orquesta, el Monteverdi Continuo Ensemble, que acercaron al espectador la posibilidad de escuchar instrumentos venidos de la antigüedad poco habituales como el chitarrone o la tiorba, excelentemente interpretados.

«Aquiles en Esciros» es una ópera de transición del barroco al clasicismo, con números de una gran belleza, arias que desde el primer instante deslumbran por su calidad y un trama amena y cargada de humor que merece no ser olvidada y formar parte de la programación de los Teatros de Ópera.

Echando cuentas, la próxima reposición debería ser en el año 2302. Esperemos que este cálculo sea del todo erróneo y volvamos muy pronto a escucharla.