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Entrada a la Cooperativa y Museo del Moscatel, en Chipiona (Cádiz). FOTO: T.L.
Cien años para una cooperativa que alcanza ahora uno de sus momentos de mayor esplendor, gracias a todos sus asociados a cuyo frente se encuentra D. Francisco Lorenzo Gallegos, es algo extraordinario y digno de celebrar, ya que en todo este tiempo se ha pasado por temporadas buenas, extraordinarias, y otras no tanto debido sobre todo a las circunstancias climáticas, políticas, económicas, etc. pero que han hecho posible que con la constancia, la adaptación tecnológica y los métodos tradicionales de elaboración del vino, se llegue hasta el día de hoy, en donde va resultando raro un lugar en el mundo que no conozca o no haya oído hablar del Moscatel de Chipiona, una Denominación de Origen dentro del Consejo Regulador del Marco de Jerez en el que se integra.
Ecoviñedo y choza característica en las Bodegas y Museo del Moscatel, en Chipiona (Cádiz). FOTO: T.L.
Hablar de Chipiona es hacerlo (además de la Virgen de Regla, del Faro, Los Corrales de pesca,...), de este “néctar” que producen las uvas dulces de esa tierra tan rica en minerales -que se mezcla con la arena y los aires del Atlántico en ese punto concreto de la geografía- y que ya conocieron egipcios, fenicios, púnicos, cartagineses, todos los Pueblos del Mar, y que habitaron romanos, paleocristianos, visigodos, árabes, medievales, renacentistas, barrocos,...hasta nuestros días.
Interior de la choza con figura y enseres ilustrativos de las labores del campo y hábitat doméstico. FOTO: T.L.
La idea de reunir a pequeños jornaleros, campesinos, pequeños viticultores y a todos los que participan de una u otra manera en todas las artes y oficios que van desde la siembra a la vendimia, partió de Francisco Lara Araujo, el párroco de la iglesia de Ntra. Sra. de la O en 1922, ante las necesidades que padecían y le planteaban diariamente aquellos por sus condiciones de vida. Labor social de la Iglesia, de mentalidad progresista, que con ello rescataba también a buena parte de los fieles.
Busto retrato de D. Francisco Lara Araujo, obra del escultor Lanza. Detrás, algunas distinciones recibidas por la Cooperativa. FOTO: T.L.
En vías de conclusión, se encuentra el libro que en la actualidad escribe el Cronista Oficial de la Villa, Juan Luis Naval Molero, sobre la Historia de esta Cooperativa que nació como Sindicato Católico Agrícola y ha devenido en una gran empresa a niveles de alta tecnología, calidad, diversidad, exportación, etc. Por ello esperamos su publicación, para tener más datos de los que podamos recabar ahora.
La Directora del Museo del Moscatel, Gema Zarazaga ante ánforas romanas para transportar el vino. FOTO: T.L.
En cuanto al Museo del Moscatel, supone algo así como recorrer la Historia, y la historia del propio vino comenzando por el ecoviñedo con el que se abre el recorrido. Viñedo en el que se ha reproducido una de las chozas que servían de vivienda y de pequeña bodega para autoconsumo, útiles de labranza, diferentes ganaderías y lo imprescindible para la vida en familia.
Una de las naves de la Bodega y Museo del Moscatel. FOTO: T.L.
La visita se divide en tres partes: la primera con las vides y el entorno que bien pudieran ser idénticos a los de cualquier viñedo en la actualidad; la segunda con las seis salas temáticas que narran la Historia de Chipiona, la Historia del Moscatel, la vinatería contemporánea y la dedicada a los numerosos Premios que ha recibido la bodega. En último lugar, las naves de toneles para los diferentes vinos que se elaboran no sólo aquí, en la Avda. de Regla, sino en las modernas instalaciones industriales de la calle Diamantino García, 19, a la entrada misma del pueblo desde Sanlúcar.
Otra de las naves con uno de los cooperativistas en plena faena. FOTO: T.L.
Para esta ocasión nos ha hecho de guía la propia Directora del Museo del Moscatel, Gema Zarazaga, quien tuvo la atención con El Correo de Andalucía de ser ella misma la que nos condujera por todas las naves con los toneles para los blancos secos de la variedad de uva “palomino” (para la manzanilla y el Jerez); los barriles que contienen los diferentes tipos de Moscatel (“dorado”, “oscuro”, “selecto” – este con diez años de crianza en bota- y el “de pasas” -con 12 a 15 días de asoleo o pasil- siendo las seis salas intermedias autoguiadas y temáticas en las que se explican a través de vídeos y reproducciones de enseres y ambientes de cada época, cómo eran “La bodega romana y la alfarería” hecha ex profeso para transportar y conservar el vino desde el puerto de “Caepia” (nombre en latín de Chipiona), siguiendo lo que nos dice el historiador Columela, en el siglo I de nuestra Era acerca del autóctono “vino cretensis” de estos pagos.
Otra de las naves de esta peculiar basílica dedicada al vino símbolo de Chipiona. FOTO: T.L.
En segundo lugar, el almacén portuario de la “Lonja romana de Caepia” donde destacaba su “Monumentum Caepionis”: su ya famoso faro por entonces, que servía de guía a los navegantes desde la antigüedad.
Uno de los diaporamas con la carga en el muelle “caipionero”. FOTO: T.L.
La tercera sala del “S. XV o del Renacimiento” rescata la visita de los Reyes Católicos el 6 de octubre de 1477 y “La Carta Puebla” firmada tres meses antes al refundarse la localidad como colonia vitivinícola.
En la cuarta, dedicada a la época Moderna “Siglos XV-XVIII”, se recrea el Castillo árabe de Chipiona situado cerca de La Cruz del Mar, en cuyo muelle se embarcaban las botas de moscatel con destino a Hispano-América y en general a todo el mundo, según puede saberse por los cronistas, entre ellos Fr. Diego de Carmona Bohórquez.
Fotograma del vídeo dedicado al Renacimiento y a los franciscanos como custodios del Santuario de Ntra. Sra. de Regla. FOTO: T.L.
La quinta, trata de la “Vinatería Contemporánea”, donde se exponen documentos, etiquetas, botellas y objetos testimoniales que son hoy unos documentos excepcionales, y piezas en realidad como todas las demás de la colección museográfica, para conocer la enorme fama que ya tenía en el XIX, el vino y la villa de Chipiona, que por entonces era “la cuarta potencia vinatera española, al tener el mayor número de viñedos y bodegas de todos los conocidos”.
La sexta, está formada por el “Museo Corporativo”, donde se reconocen los méritos de esta Cooperativa ya centenaria, ya que la “Católico Agrícola” es la bodega corporativa más antigua de España, siendo las últimas joyas que han entrado en ella, la Medalla de Oro del Excmo. Ayuntamiento de Chipiona, y el relieve conmemorativo entregado por su alcalde D. Luis Mario Aparcero, el pasado 12 de este mismo mes de agosto de 2022.
La parra monumental de la Cooperativa, Museo y despacho de vinos, de la Cooperativa. FOTO: T.L.
La ruta enoturística bien puede finalizar en la Tienda o disfrutar cualquiera de estos caldos, en el local abierto para su disfrute, debajo de su gigantesco emparrado. Por ello, por todo esto que es el goce (intelectualizado o no) de los sentidos, bridemos cada uno de nosotros, por la vida que cada día nos regala maravillas como esta: ¡Salud y paz, hermanos!