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Dirigentes de las ocho diputaciones andaluzas junto a Rodríguez Villalobos, presidente de la FAMP y de la Diputación de Sevilla / Julio Muñoz (Efe)
La espantá de Toscano dejó al PSOE con un palmo de narices en la FAMP. Y la federación en manos del PP, sin que fuera posible rearmar la presidencia y a más de dos años de nuevas elecciones municipales, las que nutren la asamblea general del órgano intermunicipal. La dimisión del sempiterno alcalde nazareno, entonces del todo imprevista, propició que fuera la entonces vicepresidenta de este órgano y alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz (PP) quien liderara la federación, según mandaron los estatutos de la misma. Repetía por entonces Toscano que había pedido a Muñoz que pensara «en clave de alcaldesa» más que en aspectos orgánicos de su partido. Sin embargo, el lapso que separó la salida de Toscano y consiguiente renovación en el órgano con la elección de Rodríguez Villalobos en noviembre del pasado 2015, fue también una época de inmovilismo.
Una gestión paralizada que ahora se pretende impulsar con nuevos bríos, en un año 2017 que arranca plagado de buenos propósitos de futuro desde la dirección del órgano andaluz. Por lo pronto, la FAMP ya ha conseguido uno de sus grandes caballos de batalla, como ha sido la aprobación por el Parlamento de Andaluz de la propuesta de adición del artículo 13 de Ley de Autonomía Local de Andalucía, tras la cual, ningún ayuntamiento se quedará sin acceder a convocatorias y subvenciones públicas por deudas con la Seguridad Social o Hacienda. Una resolución reciente muy celebrada por el municipalismo que confirma los nuevos bríos que se viven en el ente intermunicipal, que además transmite nuevos ritmos de trabajo, como se desprende de últimas actividades destacadas. Entre ellas, la firma de convenios con Endesa e Iberdrola para evitar cortes de luz a familias con problemas de exclusión social.
Dotar de más pulso y notoriedad a este ente prácticamente inactivo meses antes ha sido una de las claves de la nueva asamblea encabezada por Rodríguez Villalobos. La cooperación entre instituciones, reactivándose el diálogo con la Junta de Andalucía, ha propiciado acuerdos en materia de vivienda o trámites urbanísticos, así como su inclusión en el Pacto de los alcaldes por el clima y la energía. La propia llegada de Rodríguez Villalobos a la presidencia de la FAMP también se produjo en base a un gran acuerdo de fuerzas, tras cuatro años de disputas que impedían la renovación del órgano, y por ende, propiciaron el bloqueo.
Para 2017 se abre un panorama de franca revitalización. En primer lugar, con el objetivo marcado de trasladar la sede. Actualmente, la FAMP cuenta con oficinas centrales en la hispalense Avenida de San Francisco Javier, con instalaciones pequeñas e inadaptadas. El compromiso es disponer de una sede amplia, si bien, antes de su puesta en marcha, tendrá que ser aprobado en el consejo municipalista. El viraje que la nueva dirección está dando a la FAMP también busca acercar sus objetivos y misión a todos los rangos del municipalismo andaluz. Se establece también como objetivo del nuevo 2017 la creación de una escuela de alcaldes en la que imparta formación de gestión local a regidores, así como un servicio adaptado y concreto de asesoría para ayuntamientos. ~