Acuerdo entre el Gobierno y la Junta sobre Doñana: Inversiones de 1.400 millones en la zona

Los agricultores de la Corona Norte de Doñana recibirán también una ayuda de 100.000 euros por hectárea si dejan de cultivar

El presidente andaluz, Juanma Moreno y la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, durante su visita hoy lunes a las Marismas del Rocío en el Parque Nacional de Doñana. EFE/ Raúl Caro

El presidente andaluz, Juanma Moreno y la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, durante su visita hoy lunes a las Marismas del Rocío en el Parque Nacional de Doñana. EFE/ Raúl Caro / Diego Tavero (EFE)

Diego Tavero (EFE)

Casi dos años y la celebración de tres elecciones después, la Junta de Andalucía y el Gobierno central han enterrado el 'hacha de guerra' que propició una iniciativa que buscaba regularizar regadíos de la Corona Norte de Doñana, en una polémica en la que se han involucrado desde la Unión Europea hasta la Unesco por afectar a Doñana.

El acuerdo por Doñana firmado este lunes en Almonte (Huelva) por la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, y el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, incluye inversiones de 1.400 millones de euros en 14 localidades del entorno.

El Gobierno central aportará 350 millones que se suman a los 356 comprometidos en actuaciones medioambientales hace un año, mientras la Junta aportará 700 millones.

Los agricultores de la Corona Norte de Doñana recibirán una ayuda de 100.000 euros por hectárea que cobrarán en cinco años, a razón de 20.000 euros anuales, a cambio de dejar de cultivar sus tierras y "renaturalizar o reforestar" los suelos.

De esa ayuda de 100.000 euros, ha precisado Moreno, la mayor parte, 70.000 euros, serán aportados por el Gobierno central, mientras la Junta destinará 20.000 euros y la Diputación de Huelva añadirá otros 10.000, en un acuerdo que propiciará la retirada del proyecto de ley de regadíos de la Junta.

Los agricultores que no quieran dejar de cultivar podrán optar también por reconvertir sus explotaciones en cultivos de secano o en producción ecológica, pero en este caso, ha precisado Moreno, las ayudas serán "bastante menores".

Desde que en enero de 2022 se presentara la primera proposición de ley hasta este lunes que el presidente de la Junta, Juanma Moreno, y la vicepresidenta Teresa Ribera, han escenificado en Doñana el acuerdo alcanzado, ambas administraciones han mantenido una tensión política e institucional que ha traspasado las fronteras españolas.

El acuerdo se ha firmado en presencia del presidente del Consejo de Participación de Doñana, Miguel Delibes, uno de los científicos más críticos con la presentación de esta norma y más proclive a un acuerdo entre ambas administraciones.

Los argumentos de la polémica

La norma proponía legalizar unas 750 hectáreas de regadío en la Corona Norte de Doñana, a unos 30 kilómetros del Parque, en los municipios onubenses de Almonte, Bonares, Lucena del Puerto, Moguer y Rociana del Condado, municipios afectados por el plan de reordenación de la fresa de 2014, que eliminaba 1.653 hectáreas bajo plástico.

El Ministerio propuso también una serie de expropiaciones de las fincas colindantes para reducir los derechos de riego, algo en lo que han podido estar los principales escollos, mientras que por parte del Gobierno andaluz han dejado claro siempre durante estos casi dos meses de negociaciones que se iba a tener presente la opinión de los agricultores afectados y que el plan contentara a la mayoría.

Los inicios de la proposición de ley

La proposición de ley de la polémica entre ambos gobiernos, que será retirada tras la firma de este acuerdo, tiene su prólogo en el 11 de enero de 2022, en la pasada legislatura, cuando PP, Ciudadanos y Vox presentaron en el Parlamento andaluz dos iniciativas idénticas para hacer regables 1.461 hectáreas de invernaderos de fresas calificadas como secano en el entorno de Doñana.

El llamado plan de la fresa regularizó unas 9.400 hectáreas de un total de 11.000 y los agricultores que quedaron fuera alegan que la cartografía empleada para la regularización estaba plagada de "errores", por lo que reclaman su derecho a formar parte de esta regularización, algo a lo que el Gobierno andaluz ha defendido que "había que dar una solución".

Esto provocó que un mes después la Comisión Europea amenazara a España con multas millonarias si la norma andaluza salía adelante y recuerda que el Tribunal de Justicia de la UE había condenado a España y que la ley autonómica iba en dirección opuesta a la sentencia, al tiempo que el Gobierno central amenaza con llevar la norma al Constitucional.

Las elecciones paralizan la norma

Paralelamente, la Unesco y un millar de investigadores de 25 sociedades científicas criticaron la norma, y finalmente la proposición de ley decayó tras la disolución de la Cámara andaluza por la convocatoria de elecciones autonómicas el 15 de junio, en las que el PP logró la mayoría absoluta por primera vez en la historia andaluza.

La iniciativa se volvió a retomar el 2 de marzo de 2023, casi un año después, en forma de proposición de ley del PP, a la que añadió su firma el grupo de Vox, una decisión que los populares achacaron a que se trataba de una promesa electoral ante la necesidad de solventar un problema que afecta a muchas familias de agricultores de la zona.

Desde el Gobierno andaluz se insistía en que la propuesta prevé que el agua para los agricultores sea siempre superficial, que no afectará al acuífero de Doñana, y que este agua provendría de unas obras de infraestructura comprometidas por el Gobierno de Pedro Sánchez y que están pendientes de realizar.

Concretamente, la iniciativa de PP y Vox recogía que esos cultivos se regarían con aguas superficiales del trasvase de los ríos Tinto, Odiel y Piedras, y nunca con agua del acuífero de Doñana, que está "sobreexplotado", algo que, según explica el Gobierno de España, está ya comprometido pero para las zonas con derechos de agua.

El 28 de mayo se celebraron las elecciones municipales tras varios meses de tensiones entre ambos gobiernos, incluso con descalificaciones personales hacia el presidente de la Junta, Juanma Moreno, por parte del Ejecutivo central, en una polémica en la que Bruselas volvió a entrar amenazando con multas millonarias.

Como consecuencia, en parte, de esta 'guerra de Doñana', el PP arrasó en los comicios municipales en la provincia de Huelva, donde logró incluso alcanzar el gobierno de la Diputación, una institución en manos de los socialistas durante casi toda la historia democrática, y con el nuevo periodo de sesiones del Parlamento la proposición de ley volvió a tramitarse.

El pasado 20 de septiembre, la proposición de ley estaba ya con todos los trámites finalizados y lista para su inclusión en el orden del pleno del Parlamento, pero un movimiento de último momento del PP permitió prorrogar su debate, en un primer momento con el argumento de no interferir en el debate de investidura de Alberto Núñez-Feijóo.

El fin de la guerra retirará la proposición de ley

La reunión de Moreno y Ribera el pasado 3 de octubre de 2023 en el Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta, ofreció una tregua a la tensión entre ambos gobiernos, que acordaron crear una mesa de negociación "al más alto nivel" para intentar llegar a un acuerdo definitivo en el plazo de un mes.

Aunque finalmente no ha ocurrido, el Gobierno andaluz y el PP siempre han advertido de que la iniciativa no estaba retirada sino pospuesta y que si las reuniones finalmente no llegaban a buen puerto la volverían a presentar porque ese era el compromiso alcanzado con los agricultores afectados.

Finalmente han sido 54 días de reuniones "casi diarias" que han tenido como grandes protagonistas al secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, por parte del Gobierno, y a los consejeros andaluces de Presidencia, Antonio Sanz, y de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, Ramón Fernández-Pacheco.

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