MUERTE DIGNA

En Andalucía sólo se practican la mitad de las eutanasias solicitadas: 57 desde la entrada en vigor de la ley

Desde 2022, se han registrado un total de 108 eutanasias, hay casos que son rechazados por la Comisión de Evaluación y otros pacientes que mueren durante el proceso burocrático

El caso del joven onubense José Díaz, que solicitó la eutanasia hace un año y medio, devuelve al debate la burocracia en casos que añaden dolor al paciente y las familias

Manifestación a favor de la eutanasia.

Manifestación a favor de la eutanasia. / EPA_EXTERNAS

Patricia Godino

Patricia Godino

La eutanasia todavía hoy sigue siendo un tabú, aunque sea un derecho que recoge la ley, desde que el Congreso de los Diputados aprobó la Ley Orgánica de Regulación de la eutanasia en 2021. Son los casos que llegan a los titulares los que ilustran un proceso perfectamente regulado por ley pero que, con frecuencia, se topa con la burocracia administrativa que dilatan, para los pacientes y sus familias, el calvario de años de sufrimiento.

España se convirtió en junio de 2021 en el sexto país del mundo en despenalizar y regular la eutanasia. La ley fue recurrida por el PP ante el Constitucional y desestimada por el alto tribunal el pasado septiembre. Pero una cosa es el derecho y otra, la realidad.

El caso de José Díaz, el joven onubense que este lunes recibió la eutanasia, es uno de esos casos en los que la dilación en el proceso agrava el dolor del paciente y su famila. José hace tres años sufrió una necrosis cerebral por una intoxicación por metanol en 2021 durante un accidente doméstico que lo mantuvo en la UCI del Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva varios meses. Solicitó formalmete la eutanasia el 26 de junio de 2022.

La consecuencia fueron unas secuelas cerebrales irreversibles como la pérdida de la vista y el habla y prácticamente toda la movilidad. Desde hace año y medio, el joven inició el proceso para pedir la muerte digna.

El suyo, en la desgracia, es el triunfo del deseo expreso de morir de esa forma. Pero no siempre es así. Hay casos en los que un solicitante de eutanasia fallece sin haber podido hacerlo de la manera que ha elegido y que le reconoce la ley.

El perfil del paciente que recibe una muerte digna es de un hombre mayor de 50 años que sufre una enfermedad neurológica

La Comisión de Garantía evalúa caso a caso

Según los datos facilitados por la Consejería de Salud, desde 2022 se han registrado un total de 108 expedientes, Málaga, con 37 casos, Sevilla, con 17 y Cádiz, con 16, son las provincias donde más solicitantes se han registrado. Les sigue Granada con 13 casos, Huelva con 8, Almería con 7 y Jaén con 3.

Una vez registrado oficialmente queda el proceso de evaluación que debe garantizar la Junta en este caso a través de la Comisión de Garantía y Evaluación, instancia que debe garantizar que se cumplen el marco ético y jurídico en cada uno de los casos.

En el caso de José Díaz fue el pasado 22 de febrero cuando la Comisión de Garantía y Evaluación para la prestación de ayuda para morir comunicó a la familia que se le había autorizado la práctica de la eutanasia. Tras la comunicación oficial, él y su familia fijaron la fecha para recibirla de este lunes.

En concreto, según los datos que ha facilitado el departamento de Catalina García, desde 2022 sólo se han practicado 57 eutanasias: 29 en 2022; 24 en 2022 y 4 en lo que va de 2024. Sevilla, Málaga y Cádiz son, de nuevo, las provincias a la cabeza en prácticas de muertes digna.

En concreto, y según los datos facilitados por la administración autonómica, en 2023 se registraron en Andalucía 56 solicitudes, de ellas tan sólo 40 dieron lugar a una apertura de expediente por parte de la Comisión de Garantía y Evaluación de muerte digna. Sin embargo, hasta 6 de estos pacientes fallecieron sin la ayuda médica para este proceso, mientras que los 34 restantes sí vieron reconocido y ejecutado su derecho.

La ley prevé que desde que este derecho pudiera recibirse unas cinco semanas después de la primera solicitud, sin embargo la asociación Derecho a Morir Dignamente ha constatado que los plazos se prolongan la mayoría de las veces.

La ley prevé que desde que este derecho pudiera recibirse unas cinco semanas después de la primera solicitud, sin embargo la asociación Derecho a Morir Dignamente ha constatado que los plazos se prolongan la mayoría de las veces.

En cuanto a la enfermedad base de los casos de las 40 expedientes reconocidos, 21 de ellos eran relativos a enfermedades neurológicas; 7 oncológicas; 9 pluripatológica y 3 de ellas enfermedades respiratorias. La mayoría de los casos de 2023 eran de hombres: 23 frente a 17 mujeres y la mayoría mayores de 50 años.

Cómo se solicita la eutanasia

La solicitud deberá hacerse por escrito, fechado y firmado por el paciente, o por otro medio que permita dejar constancia de su voluntad inequívoca; en presencia de un profesional sanitario que también lo firmará e incorporará a la historia clínica del paciente. Una copia de esta solicitud, además de ser entregada al paciente, será registrada en el centro, en condiciones de confidencialidad de datos personales. El modelo para formular la solicitud por escrito estará disponible en el centro sanitario correspondiente al que esté adscrito el paciente o donde esté recibiendo su asistencia sanitaria ademá de en la página web del Servicio Andaluz de Salud.

Registro de objetores

En octubre de 2021, la Consejería reguló mediante decreto la creación de la Comisión de Garantías y Evaluación y también el Registro de profesionales objetores de conciencia a la prestación de la ayuda a morir. La Consejería no ha podido facilitar datos actualizados, pero según algunas informaciones publicadsa más de mil sanitarios se habrían declarados objetores a la práctica de un derecho que reconoce la ley.

La Consejería, sin embargo, sí renoce que en la actualidad en todas las provincias es posible administrar y hacer seguimiento de esta ayuda a morir dignamente. Si bien hay provincias que sólo cuenta con un centro hospitalario, hay casos en que se habilitan unidades móviles para asistir al paciente.