Moreno alarga la prueba de estrés a sus consejeros por los cambios en el gobierno

Será a partir del lunes cuando el presidente de la Junta se decida a informar de lo que, sostienen, serán "pequeños ajustes de competencias" en un Consejo de Gobierno al que abrió la puerta a "cambios" a finales de diciembre

Ocho meses en un compás de espera que ha dado lugar a frenéticas agendas con el objetivo de frenar el efecto 'spa' que da la mayoría absoluta

Juan Manuel Moreno, en una sesión del Consejo de Gobierno que preside cada martes. / Junta de Andalucía

Patricia Godino

El presidente de la Junta, de cara al anuncio de los cambios de su gobierno, está apurando los plazos al máximo en este final de curso político que suma ya, además de toda la agenda política, ejecutiva y parlamentaria, dos olas de calor que está dejando los cuerpos exhaustos. Así están, a la luz de frenéticas agendas que empiezan a las nueve de la mañana y terminan con un acto de tarde en una segunda provincia (o tercera), algunos de los consejeros que se sienten un poquito más en la cuerda floja que otros.

Moreno juega al despiste, la opacidad es marca de la casa (así lo fue en la elección de consejeros en esta segunda legislatura), pero fuentes de su equipo trasladan que lo que quiera que vaya a hacer -"pequeños ajustes de competencias", "retoques", "cambios mínimos"- será a partir de la semana que viene.

"¿Lunes para que el martes después del Consejo de Gobierno haya foto oficial?", "¿antes de que termine julio?", "¿Nos metemos en agosto?" Ni una sola respuesta en firme, más allá de la bula con la que ha dispuesto un fin de semana de retiro y reflexión. Sonrisas, guiños y la soltura que da saberse poseedor de todas las cartas.

Moreno, sea dicho, se lo está pasando bien en esta suerte de prueba de estrés a la que está sometiendo a sus consejeros. "¿Tú sabes lo que están trabajando ahora?, ¿tú sabes lo rápido que entregan los papeles ahora cuando se les pide?", bromean en San Telmo.

Son días de quinielas. Días en los que los equipos de los consejeros preguntan a plumillas su parecer y a la inversa. Son días de hacer repaso mental a los debes y honores de cada uno y a cabildear por los pasillos. Son días de muchos balances, anuncios y fotografías en espacios y territorios poco transitados hasta ahora. Son días de presentar leyes aunque su entrada en vigor sea a dos años vista y días de diálogo con los agentes sociales.

La mayoría absoluta y el efecto 'spa'

Hace dos años que Juan Manuel Moreno ganó con una holgadísima mayoría absoluta de 58 diputados, cifra que le valió un tatuaje. Diseñó aquel julio una estructura de Gobierno con los nombres que quiso y pudo (hubo calabazas desde el sector privado) ycon perfiles de Ciudadanos, su pareja de hecho en su primer Ejecutivo (rescató perfiles como el de Rocío Blanco para continuar con la cartera de Empleo en la primera línea y recolocó a otros dirigentes en puestos intermedios).

Así, echó a andar una legislatura marcada por los procesos electores (municipales, generales, europeas, autonómicas en varias regiones), de tono bronquísimo entre PP y PSOE a nivel nacional en los que su figura, talante y estilo han sido un activo importante para atraer votos y sensibilidades de otros ámbitos.

Mientras, en el plano político andaluz, se ha encontrado de frente con una oposición que a lo largo de dos años apenas ha tenido un discurso audible. Sólo ahora, con la sentencia del Tribunal Constitucional bajo el brazo que anula las penas de Chaves y Griñán en el caso de los ERE, los socialistas están recuperando algo de brío aunque no hay prueba de si con acierto. De momento, se está releyendo la etapa de Susana Díaz al frente del partido y eso escuece entre sus fieles (que los sigue teniendo).

Por su parte, las izquierdas en el hemiciclo percuten en las debilidades del gobierno del PP, pero las heridas no llegan. Y Vox... le deja una autopista libre de tres carriles para erigirse como el líder del centroderecha moderado cuyo traje no termina de vestir Núñez Feijóo. Véase el cara a cara a cuenta de la inmigración ilegal en esta última jornada de este periodo de sesiones en el Parlamento de Andalucía.

Ocho meses desde que se abrió la puerta a cambios

Un escenario de placidez que Moreno detectó entre sus consejeros a finales de diciembre del año pasado y que definió como una suerte de efecto spa. Fue en la última reunión del Consejo de Gobierno de 2023 cuando abrió la puerta a cambios. Casi ocho meses. En este tiempo cada vez que le han preguntado propios y ajenos, el presidente andaluz ha tirado de sinónimos y circunloquios dependiendo del ánimo, pero siempre ha dicho que sería "pequeños ajustes de competencias", "retoques", "cambios mínimos" con el que reactivar el Ejecutivo andaluz y aplacar algún fuego que otro.

Casi ocho meses en los que la oposición ha entrado al juego de las quinielas: en privado y en público ha opinado sobre la dimensión de esos cambios. La hemeroteca de las últimas semanas recoge declaraciones de Toni Valero, de Juan Espadas, sobre los cambios y su incidencia real en las políticas del PP.

Tiempo más que suficiente para que haya ya clásicos que salen en las papeletas, como el de la gaditana Ana Mestre, vicepresidenta primera del Parlamento de Andalucía; clásicos asentados como el de que si Moreno pone a disposición la cabeza de la consejera de Salud, le regala un argumento a la oposición; clásicos como que el debate sobre el Turismo -que no es un debate político, sino ya ciudadano- y sus derivadas -tasa turística, viviendas turísticas, turismofobia- ha eclipsado el brillo que tiene la Cultura y sus creadores en nuestra comunidad o situaciones sobrevenidas como la macroconsejería que pilota el también portavoz del Gobierno, Ramón Fernández-Pacheco, tras la salida de Carmen Crespo al Parlamento Europeo.

Desde el punto de vista de la vida parlamentaria, el primer pleno después de verano era el 18 de septiembre. Pero se ha convocado una Diputación permanente para el 20 de agosto y se ha informado de un pleno extraordinario el 5 de septiembre. ¿Qué urgencia toca para entonces?

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El nombramiento de nuevos consejeros no debe ser aprobado por el pleno del Parlamento, pero sí ha de informarse de un cambio en la conformación de la Mesa del Parlamento de alguno de sus miembros para un nuevo destino. ¿En una consejería?, ¿Cultura? Juanma sabrá.

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