MEDIO AMBIENTE

La otra cara de la tostada con aguacate en Andalucía: un cultivo en expansión en el punto de mira de los ecologistas

Un informe de Ecologistas en Acción asegura que las plantaciones de esta fruta tropical se están extendiendo de forma "desmedida" en Málaga, Granada y recientemente en la comarca gaditana del Campo de Gibraltar, provocando graves problemas medioambientales

Planta de procesado de aguacate en Vélez-Málaga.

Planta de procesado de aguacate en Vélez-Málaga. / ENRIQUE HIDALGO / EFE

Ana Carretero

Ana Carretero

El aguacate se ha convertido en los últimos años en el ingrediente fundamental de los desayunos más fotografiados y las ensaladas más codiciadas de las cartas de los restaurantes. No obstante, más allá de sus valores nutricionales, la demandada tostada con aguacate encierra otra cara: no es solo cara en términos económicos, sino medioambientales.

Un aguacate con un peso medio de 350 gramos necesita unos 350,50 litros de agua de riego. Este es el dato que sirve a los autores del último capítulo sobre esta fruta del estudio El verdadero precio de los alimentos. La cara oculta de la agroindustria en la Península Ibérica, recientemente publicado por Ecologistas en Acción, para contextualizar las necesidades hídricas de un cultivo intensivo, que se ha extendido como la pólvora por las provincias de Málaga y Granada y comienza a ganar presencia en Cádiz debido a su elevado precio en el mercado.

"Es un cultivo tropical, no mediterráneo, adaptado a regiones donde llueve más del doble que en Andalucía, por lo que genera un importante déficit de agua. Pese a ello, no deja de crecer en Málaga y Granada, y empieza su expansión por Cádiz, Murcia y el sur de Portugal", aseguró Elena Alter en la presentación de este estudio esta semana.

Falta de agua y el reto de gestionar la sequía

Las plantaciones de aguacates ha aumentado un 30% en España desde 2018, según este análisis. Son cultivos muy rentables económicamente e insostenibles en términos ecológicos si continúan con su modelo intensivo. "El panorama actual es insostenible desde el punto de vista hídrico. Se tiene que detener el expansionismo del regadío", ha subrayado el biólogo y presidente de GENA-Ecologistas en Acción, Rafael Yus, la delegación de la ONG en la comarca malagueña de la Axarquía.

El modelo agrícola "hiperintensivo" del aguacate, impulsado durante los últimos quince años en estas provincias está provocando graves consecuencias ambientales, como la destrucción del suelo y el agotamiento del agua. Además, a raíz de este análisis, los ecologistas también subrayan que tiene muchas afecciones en la sequía que padecen territorios, como fue el caso de la Axarquía, cuyas poblaciones han llegado a sufrir cortes de agua de hasta doce horas por la escasez de lluvias en el último año y medio.

A todo ello se añade "el problema ecológico de los enormes movimientos de tierra durante la puesta en cultivo con maquinaria pesada y la erosión del suelo causada por la deforestación de las laderas para su implantación" que se ve agravada con las lluvias torrenciales, rasgo climático característico de esta zona mediterránea. El informe señala que esta degradación del suelo empeora su calidad y aumenta la necesidad de fertilizantes.

Casi el 40% de las plantaciones son ilegales

"El elevado consumo de agua para el riego del aguacate combinado con olas de calor, mayor evapotranspiración y periodos de sequía recurrentes, conduce a una gran sobreexplotación de los recursos hídricos, afectando drásticamente a los ecosistemas fluviales y humedales costeros, así como a los acuíferos, salinizados por la entrada de agua de mar", afirma el artículo.

Los ecologistas aseguran que, entre el 30 y el 40% de la superficie de regadío destinada a este cultivo en estas zonas es ilegal. En concreto, el estudio aporta datos de la superficie de terreno de cultivos ilegales del año 2017, año en el que casi alcanzaban las 13.000 hectáreas. Esta extensión ha continuado creciendo incluso en plena sequía, que ronda actualmente las 15.000 Ha.

En 2023, la Guardia Civil realizó una operación contra el saqueo de agua en la Axarquía en la que denunció unos 250 pozos ilegales

Para atender esta creciente demanda, algunos agricultores han construido pozos también fuera de la ley. Solo en 2023, la Guardia Civil realizó una operación contra el saqueo de agua en la Axarquía en la que denunció unos 250 pozos ilegales.

Cambios de uso de suelo

El año de la eclosión de este cultivo fue 2008, en plena crisis económica, cuando muchas tierras y cultivos de secano (olivo, vid, almendros) de esta comarca optaron por realizar cambios de cultivos hacia el aguacate y mango, dada el buen precio, alta demanda y buena comercialización en Europa.

Sobre esta expansión desmedida, Ecologistas en Acción recalca que estas zonas "no tienen propiamente un clima tropical, ya que aunque las temperaturas suelen mantenerse estables y no son frecuentes las heladas, las lluvias son muy inferiores a las que imperan en estas regiones del mundo", de donde procede originariamente esta fruta.

No podemos consentir que se sigan produciendo estas conversiones de cultivo, porque abastecemos de agua a Cádiz y a la Costa del Sol y vamos al colapso hídrico

Juan Corrales

— Ecologistas en Acción

Una expansión "desmedida" hacia zonas de secano de Cádiz

Por su parte, Juan Corrales, también portavoz de Ecologistas en Acción, ha alertado que los cultivos de tropicales se están expandiendo hacia la provincia de Cádiz y al Campo de Gibraltar, donde cada vez hay más plantaciones de aguacates en zonas de secano.

"No podemos consentir que se sigan produciendo estas conversiones, porque abastecemos de agua a Cádiz y a la Costa del Sol y vamos al colapso hídrico. A ver lo que nos dura el agua", ha lamentado, denunciando la existencia de más de mil pozos ilegales en la zona del Campo de Gibraltar.

En sus conclusiones, este estudio pide que dejen de transformarse de secano en regadío, realizar una distribución más equitativa de los recursos hídricos y aumentar la eficiencia del riego. Además, en la pata medioambiental, exigen garantizar los caudales ecológicos de los ríos y reforestar los suelos degradados con matorral autóctono, que impide la erosión y las pérdidas de sales minerales del suelo.