HISTORIA

La arqueología descifra en las Navas de Tolosa los enigmas de la batalla que marcó el declive de Al Andalus

La tercera campaña sobre el terreno avanza con paso firme en la comprensión de un hito crucial de la historia de España

Excavación arqueológica en el sector norte de la fortificación de Castro Ferral / Irene Montilla

Aristóteles Moreno

La historiografía española reserva un lugar decisivo a la fecha mítica del 16 de julio de 1212. Ese día una coalición integrada por tropas cristianas del norte endosaron una severa derrota al ejército almohade del califa Muhammad Al Nasir. La batalla de las Navas de Tolosa tuvo lugar en las inmediaciones de la localidad jiennense de Santa Elena, al pie del desfiladero de Despeñaperros, y marcó el principio del fin de la dominación islámica en la Península Ibérica.

Aquella victoria cristiana acabó convirtiéndose en la llave que abrió la puerta del Valle del Guadalquivir. 24 años después, las tropas de Fernando III pisaban Córdoba, símbolo del todopoderoso Califato Omeya que deslumbró a Europa durante el siglo X.

Trabajos de prospección y geolocalización de material arqueológico en el cortafuegos norte de Castro Ferral / El Correo

Gran parte de la información que hoy tenemos sobre aquel evento crucial de la historia de España procede de las fuentes cristianas y musulmanas, prolijamente investigadas por los especialistas. Pero hay enigmas que aún dormitan sobre el campo de batalla. Eso es lo que trata de descifrar un equipo de expertos, dirigidos por los profesores Irene Montilla y Juan Carlos Castillo, que acaban de concluir la tercera campaña prospectiva en Santa Elena. El rastreo se produce en un espacio muy amplio, de unos 50 kilómetros cuadrados, y sobre una zona agreste desde el punto de vista orográfico.

El objetivo es saber qué pasó exactamente aquel día trascendental de 1212. Cómo se movieron los contendientes en el campo de batalla y dónde se produjeron los choques más críticos. “La batalla dura muy poco. Comienza de madrugada y apenas se demora una hora”, puntualiza Montilla, profesora de Historia Medieval por la Universidad de Jaén. “La idea del califa era taponar la entrada del ejército cristiano en Despeñaperros, para que la falta de comida y el sofocante calor los hiciera desistir y abandonaran”.

La batalla dura muy poco. Comienza de madrugada y apenas se demora una hora”

Irene Montilla

— Profesora de Historia Medieval por la Universidad de Jaén

Sin embargo, las tropas cristianas lograron encontrar la vía de acceso en un área montañosa e impenetrable como Despeñaperros. “Ahí está la clave: saber cuál fue el camino que permitió a los cristianos plantarse en la Mesa del Rey frente a las tropas almohades”, cuestiona la profesora jiennense. Las crónicas relatan la existencia de un pastor que guió a los cristianos hasta conducirlos a las inmediaciones del campamento islámico.

Vista aérea de Castro Ferral y el municipio de Santa Elena al fondo / El Correo

Y ahí la arqueología puede jugar un papel determinante. Hasta ahora, el equipo investigador, compuesto por una decena de especialistas, ha logrado identificar numerosos vestigios y materiales bélicos, fundamentalmente puntas de flecha y clavos de herradura.

Localizar todas estas piezas en su ubicación original es básico para recomponer la batalla. “Hay una concentración de puntas de flecha muy importante en Castro Ferral”, precisa Montilla, en relación a la fortaleza almohade conquistada por las tropas de Alfonso VIII, hoy prácticamente derruida. La acumulación de puntas de flecha en esa zona confirma que aquí se produjo el asalto cristiano y su irrupción en el castillo.

El equipo investigador, compuesto por una decena de especialistas, ha logrado identificar numerosos vestigios y materiales bélicos, fundamentalmente puntas de flecha y clavos de herradura

Los investigadores también han encontrado monedas, fragmentos de vestimenta, azadillas y muchos elementos del utillaje, no solamente militar, sino del servicio y la logística de la tropa. Todo este material arqueológico viene a reforzar el relato que emana de las fuentes escritas. Una de las principales sorpresas ha sido la constatación de que Castro Ferral no era un simple torreón de vigilancia. La excavación ha abierto nuevas hipótesis de trabajo que lo describen como un castillo más potente del previsto y también más complejo desde el punto de vista cronológico.

Diversos tipos de puntas de flecha documentados en el trabajo de prospección / El Correo

Los dos ejércitos en liza formaban parte de culturas materiales claramente diferenciadas y así ha sido certificado por los vestigios hallados. Los almohades se sirvieron de soldados andalusíes, como era de esperar, pero también de voluntarios árabes, turcos y subsaharianos. Portaban chapitas bordadas en pan de oro con motivos vegetales, mientras que los cristianos se representaban con una cruz. Las monedas almohades son cuadradas y epigráficas, frente a las redondas acuñadas por Alfonso VIII.

Hay que subrayar que el almohade es un Estado sólidamente articulado, con un ejército estable que depende del califa. Los cristianos, en cambio, forman parte de una coalición de castellanos, navarros, aragoneses y también europeos. No cobran un salario estable sino que reciben una gratificación puntual por cada contienda.

En las Navas de Tolosa se produce una concentración militar sin precedentes. Las fuentes más conservadoras estiman un ejército de poco más de 20.000 soldados en el bando almohade, frente a los 10.000 cristianos

En las Navas de Tolosa se produce una concentración militar sin precedentes. Las fuentes más conservadoras estiman un ejército de poco más de 20.000 soldados en el bando almohade, frente a los 10.000 cristianos. “Fue una batalla muy cruenta”, describe Irene Montilla. Desde que las tropas cristianas salieron de Toledo ya se produjeron diversos altercados hasta llegar a Despeñaperros. “Alfonso VIII dio orden de matar a todo el mundo. Y una vez que fue derrotado el ejército almohade, hubo órdenes taxativas de perseguir a sus soldados para que no quedara nadie vivo”.

Prospección en el Parque Natural Despeñaperros / El Correo

El medievalista sevillano Francisco García Fitz es uno de los mayores expertos en la batalla. Acaba de reeditar su obra de referencia, publicada originariamente en 2005 bajo el título de Las Navas de Tolosa. La batalla del castigo. El especialista sostiene que la contienda de Santa Elena se produce como reacción al desastre de Alarcos de 1195, cuando las tropas de Alfonso VIII sufrieron un humillante varapalo infligido por los almohades. “Desde la derrota de Alarcos, Alfonso VIII no dejó de pensar en la venganza. Había una necesidad imperiosa de castigar al califa almohade”, señala García Fitz en el prólogo.

El historiador concede una “extraordinaria” importancia a la batalla de las Navas de Tolosa. Y los propios cronistas musulmanes acabaron reconociendo que aquel castigo propinado por los cristianos había sido sido “tan duro como irreversible” para los musulmanes, el futuro de Al Andalus e, incluso, para “todo el islam occidental”. Esta nueva reedición incluye una amplia introducción, la actualización historiográfica, más profusas notas a pie de página y una selección extraordinaria de imágenes y mapas históricos.

El cambio más significativo derivado de la batalla fue el traslado de la frontera, que ahora se sitúa por primera vez al sur de Despeñaperros

Irene Montilla cree que el cambio más significativo derivado de la batalla fue el traslado de la frontera, que ahora se sitúa por primera vez al sur de Despeñaperros. No obstante, la profesora de la Universidad de Jaén subraya que todavía quedarán casi tres siglos más para la caída de Granada (1492) y la extinción definitiva del periodo islámico español.

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El proyecto arqueológico está cofinanciado por la Junta de Andalucía, la Universidad de Jaén y la Diputación provincial. El equipo está compuesto por doce personas más ocho voluntarios de la institución académica jiennense. Una vez concluido el trabajo de campo, los especialistas se disponen a analizar y clasificar todo el material recogido. Aún quedan muchos enigmas por descifrar, asegura Irene Montilla. De manera que las campañas arqueológicas se extenderán en el tiempo mientras se consigan resultados y no falle la financiación suficiente. 

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