Andalucía
La única tumba inglesa de Zahara de los Atunes: la historia del joven marine al que mataron los nazis
El cadáver de Joseph Collins llegó a este pueblo después de que la corbeta en la que prestaba servicio se hundiera el 22 de febrero de 1943 tras chocar con un explosivo colocado por un submarino alemán
En un rincón del cementerio de Zahara de los Atunes, entre tumbas de personas que nacieron cerca del mar gaditano, hay una lápida escrita en inglés. "J. Collins. 22 de febrero de 1943. 24 años de edad. HMCS Weyburn. Solo Dios sabe cuánto te queremos. Tu esposa Ellen y tu hijo Anthony", reza traducida al castellano. Esa J es de Joseph, y esta sepultura, la de un joven marine británico al que mató una mina nazi en mitad del Estrecho. Su cuerpo sin vida llegó a la orilla de este pueblo, y ahí sigue más de 80 años después, entre restos de vecinos a los que nunca conoció.
Todo esto tuvo lugar en plena Segunda Guerra Mundial, durante aquella lucha por el control del Mediterráneo entre el bando aliado y los países del Eje. "Esta podría ser una de las mil historias bélicas que hay, pero aquí lo curioso es que el cadáver aparece en la playa de una pequeña localidad de Cádiz. Y ahí se acaba todo", cuenta Jaime de Linos, un empresario del sector náutico ya retirado que ha investigado en profundidad este caso. "A Joseph Collins lo enterraron en este sitio y allí se quedó. Cuando terminó la contienda, no estaba Reino Unido para repatriar".
Pero su país no se olvidó de aquel marinero: "Al ser de un soldado británico, todos los costes los asume el fondo de la Commonwealth War Graves [Tumbas de la Guerra de la Commonwealth]", afirma De Linos. Esta organización, tal como refleja en su página web, se ocupa del enterramiento de los caídos en conflictos en "23.000 lugares de más de 150 países diferentes". Uno de ellos, el de Collins.
El hundimiento del Weyburn
Este marine pertenecía a la Royal Navy británica, aunque prestaba servicio en la corbeta canadiense Weyburn cuando ocurrió el desastre. Este buque fue asignado en septiembre de 1942 a labores relacionadas con la operación Torch, centrada en el desembarco aliado en las costas del norte de África, tal como se detalla en la web de la Marina Real de Canadá. Tras pasar por los astilleros para disponer de cañones antiaéreos, "en octubre comenzó a escoltar convoyes entre el Reino Unido y el Mediterráneo".
Cuatro meses más tarde, el 23 de febrero de 1943, el Weyburn se separó de una de esas expediciones "para tomar combustible y provisiones en Gibraltar", según el estudio de Jaime de Linos. Cuando justo iba a alcanzar al resto de embarcaciones que regresaban a Inglaterra sucedió la tragedia: "A las 11:15 de la mañana, frente al cabo Espartel, la corbeta en la que viajaba Collins impactó con una de las minas flotantes que había sembrado días atrás el submarino alemán U-118".
La explosión le abrió una gran grieta al barco "en la mitad del costado de babor". "La cámara de máquinas se inundó rápidamente con agua y aceite, estallaron tuberías y manguitos, todo estaba lleno de vapor", describe este investigador madrileño. El destructor HMS Wivern, que también formaba parte del convoy, acudió en ayuda del Weyburn "y se llevó a tres oficiales y 28 marineros", según recoge el portal especializado Uboat. También hizo lo propio el Black Swan, aunque el hundimiento de la corbeta y una segunda detonación frustraron el rescate.
Según publicaron días después varios periódicos, siete miembros de la tripulación del Weyburn murieron aquella mañana, una cifra que coincide con la del Gobierno canadiense. En la lista de víctimas, sin embargo, no aparece el inglés Joseph Collins. "Se perdieron ocho vidas", apunta por su parte Juan Campos Calvo-Sotelo, autor del libro Náufragos de antaño. Aquel soldado nacido en Walthamstow, al noreste de Londres, también iba a bordo.
Para siempre en Zahara
"Lo más probable es que el cuerpo de Collins no fuese rescatado, como sí pasó con el de otros, y que la corriente lo llevase hasta la playa de Zahara de los Atunes", concluye Jaime de Linos. "La Royal Navy decidió enterrarlo allí, en vez de desplazar su cuerpo a Gibraltar o repatriarlo a Inglaterra", añade. Tenía 24 años, esposa y un hijo al que nunca llegó a ver. Su cadáver, a casi 1.800 kilómetros de donde creció.
Más de seis décadas después, Anthony fue a ver a su padre. "Recuerdo que hace ya unos años vinieron a la iglesia el hijo y dos nietos porque querían ver la lápida. Los acompañé, y junto a la tumba dejaron un ramo y se echaron una foto", rememora Fructuoso Antolín, antiguo párroco de esta localidad, que señala que "se mostraron muy agradecidos en todo momento".
"Sé que hay gente que cuando va al cementerio a ver a su familiar, pone flores a Collins. Es muy bonito que los vecinos lo consideren uno más del pueblo", dice Jaime de Linos. Ellen y Anthony juraron no olvidar nunca a aquel joven marine que murió lejos de casa una mañana de 1943. "Solo Dios sabe cuánto te queremos". Las conchas de la playa y la rosa roja que han dejado sobre su tumba, demuestra que Zahara tampoco lo hizo.
- Las lluvias pueden llegar el domingo a Andalucía a estas provincias según Aemet
- Una familia andaluza pagará una media de 52 euros anuales por el canon del agua con la subida del PP
- El estado de los embalses de Andalucía contrasta con los de la Cuenca del Guadalquivir tras las lluvias
- Lluvia en la semana del puente de diciembre: lo que adelantan las previsiones
- El bebé asesinado en Linares presentaba golpes y mordiscos, las mismas lesiones que su gemelo hospitalizado
- Los 212 millones del Euromillones por poco caen en Andalucía
- Inmovilizan un autobús escolar cuyo conductor circulaba drogado con THC
- El frío 'hiela' Andalucía con 6 y 8 grados en estas provincias el miércoles