Federico Mayor de Granada y de la España que hizo las paces con su Historia

Ha muerto un ex ministro de Educación y Ciencia, y las comparaciones son odiosas. Ha muerto Federico Mayor Zaragoza, que dirigió durante 12 años la Unesco, de 1987 a 1999, y sigue siendo el único español que ha encabezado una de las grandes entidades de la Organización de Naciones Unidas. Y les ha tocado a Pilar Alegría, como ministra de Educación, y a Diana Morant, como ministra de Ciencia, difundir sus mensajes institucionales de condolencia y reconocimiento a la figura del finado. Y corramos un tupido velo de luto para no entrar en comparaciones.

Federico Mayor Zaragoza fue un influencer cuando no existían los smartphones ni los youtubers. Fue un político de cuando a la política solían llegar personas con más preparación intelectual y con más altura de miras. Fue un representante internacional de la España democrática con vocación universal. Fue un impulsor de modernizaciones en el sistema universitario y científico español. Fue uno de los muchos artífices de la Transición que contribuyeron a ese proceso habiendo llegado a puestos de responsabilidad en la Administración General del Estado durante los años postreros del franquismo. Y fue también hábil para situarse en puestos de relevancia corporativa, académica y diplomática, con el objetivo de mantener a lo largo de diversas décadas un status de notoriedad, aunque su aureola como referente moral y cívico fuera decayendo.

Federico Mayor Zaragoza fue un influencer cuando no existían los smartphones ni los youtubers. Fue un político de cuando a la política solían llegar personas con más preparación intelectual y con más altura de miras

Era un catalán al que solo le faltó cambiar su segundo apellido para testimoniar su plena identificación biográfica y simbólica con Granada, y rebautizarse como Federico Mayor de Granada. En 2017 le donó a la Universidad de Granada la mayor parte de su biblioteca personal, con más de 19.000 documentos y libros. Muchas vueltas al mundo había dado desde que en 1972 dejó de ser rector de dicha universidad, para dar el salto a Madrid. Pero en su fuero interno seguía teniendo una gran impronta su etapa de nueve años en la ciudad de la Alhambra, donde en 1963 consiguió la plaza de catedrático de Bioquímica, y fue rector de 1968 a 1972.

Fue en Granada donde Federico Mayor Zaragoza conoció a otro joven brillante, el sevillano Juan Antonio Carrillo Salcedo, que en 1963 empezó a ejercer la cátedra de Derecho Internacional. Entre ellos no solo se fraguó una formidable amistad, sino que además Carrillo Salcedo le introdujo en los grandes fundamentos de los derechos humanos y la defensa de la paz. Así lo reconoció públicamente Mayor en numerosas ocasiones: “Carrillo Salcedo fue mi maestro en derechos humanos y en ciudadanía mundial. En su conciencia cabía toda la humanidad. Ningún sufrimiento, ninguna injusticia, le eran ajenos”.

La etapa de Mayor Zaragoza al frente de la Unesco fue positiva para la extensión global de los fines y valores de la institución cuyo nombre completo es Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura

En el legado de Mayor Zaragoza uno de sus hitos es la creación y dirección en 1974 del Centro de Biología Molecular, una institución que ha sido importante en el impulso de la investigación científica de excelencia en España, con figuras como Margarita Salas. Lleva el nombre de Severo Ochoa, y debía haber servido también para acelerar el retorno a España del exiliado que había ganado el Premio Nobel, pero hasta 1985 el eminente bioquímico asturiano no regresó desde los Estados Unidos.

La etapa de Mayor Zaragoza al frente de la Unesco fue positiva para la extensión global de los fines y valores de la institución cuyo nombre completo es Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Era una época con intenso debate entre apocalípticos e integrados sobre la creciente preeminencia de la industria mediática como canal de aculturación, entretenimiento industrializado y colonización educativa respecto a las formas tradicionales del pensamiento crítico, de la creación cultural, del patrimonio artístico y de los saberes aleccionadores. Hoy en día, la Unesco no pinta nada en los debates de la opinión pública, tan condicionados por la normalización de la producción y distribución de falsedades. Cuando tanto en la vida cotidiana a pie de calle como en la sociabilidad de las presuntas élites hay una pandemia de confusión sobre qué es verdad y qué es mentira.

Si en 2025 se aborda en serio la divulgación histórica de lo que ha sido España durante los 50 años transcurridos desde la muerte de Franco, y no se utiliza la palabra memoria como embudo de argumentario para provocar desmemoria y polarización, se explicarán adecuadamente las aportaciones de muchas personas como Federico Mayor Zaragoza a que España hiciera las paces consigo misma y con su Historia.