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Personajes por Andalucía

«Andalucía es una joya y así lo debemos creer»

Ricardo Delgado preside, como hizo su padre, una sobresaliente cooperativa del sector agroalimentario, que ha llegado a ser todo un referente en este país por hacer las cosas con ímpetu, calidad, honradez y capacidad para pensar en las personas y alcanzar las metas

21 nov 2017 / 08:00 h - Actualizado: 21 nov 2017 / 18:38 h.
"Personajes por Andalucía"
  • El presidente de la cooperativa Covap, Ricardo Delgado, en la hemeroteca de El Correo de Andalucía. / Fotos: Jesús Barrera
    El presidente de la cooperativa Covap, Ricardo Delgado, en la hemeroteca de El Correo de Andalucía. / Fotos: Jesús Barrera

Lleva nueve años como presidente de una de las cooperativas de carácter agroalimentario más importantes del sur de Europa. De su padre, que le dejó en herencia el nombre, los apellidos y una maleta llena de valores y honradez, aprendió a cumplir la palabra, a ser constante y a valorar el esfuerzo.

—Debe ser grato que a uno lo nombren personaje por Andalucía...

—Claro que sí, pero soy una persona muy normal y entiendo esta distinción como reconocimiento a Covap, a todos sus socios y trabajadores que cada día suman esfuerzos para llevar la empresa adelante. Estoy orgulloso de presidirla y muy agradecido por el nombramiento, pero somos un equipo bien engranado.

—Esta distinción también la hubiera merecido su padre ¿verdad?

—Mucho más que yo, sin duda. En cincuenta años tuvimos dos presidentes. Uno fue mi padre que durante treinta y cinco años se dejó la piel y se puso a llevarlo todo por delante. Después llegó don Tomás Aranguez, que hizo una labor realmente extraordinaria.

—¿Y qué diría su padre si viera a la Covap del siglo XXI?

—Estaría muy contento. Él siempre decía que esta empresa estaba condenada a crecer permanentemente. En los últimos años hemos crecido en todo en una comarca por la que mi padre luchó sin descanso. Sé que mi padre, si la viera ahora, estaría muy contento... menos con verme a mí como presidente... (sonrisas).

—Al final todo el trabajo que ustedes desarrollan dependen del sí de los paladares de los clientes.

—Está claro. Y por eso una de las claves ha sido siempre orientarse al mercado para satisfacer al cliente con productos muy sanos y de mucha calidad a un precio razonable.

—¿Covap es un ejemplo que nos lleva a afirmar que en Andalucía se puede triunfar?

—Sin duda. Con trabajo, con esfuerzo, emprendiendo, teniendo fe, confianza y voluntad.

—Pero no debió ser fácil en el Valle de los Pedroches...

—Hace sesenta años era impensable y hoy contamos con una gran cooperativa. Si fue posible allí... es posible en cualquier sitio donde haya personas dispuestas.

—¿Qué tiene ese valle?

—La clave ha sido hacer de la necesidad, virtud. Hablamos de una reforma agraria histórica en Los Pedroches y en las comarcas de la zona. Allí no se daban las circunstancias, sino que las crearon.

—¿Y cómo empezó?

—Un grupo de ganaderos se puso de acuerdo para vender en común sus corderos, evitando a los intermediarios que fijaban los precios delante de un café. A mediados de los años cincuenta del siglo pasado mandaban corderos a Madrid y a Irún, ahí es nada, en aquellos años. Se ve que les fue bien y decidieron comprar cereales también en común. En enero de 1959 le dan forma a estas primeras acciones y constituyen una cooperativa, que, en un primer momento, se llamó Cooperativa Ganadera de Pozoblanco, y que en seguida, a los cuatro meses, le cambiaron el nombre por el de Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches, Covap.

—No debió ser fácil...

—Desde luego que no, pero tuvieron muy claro desde el primer minuto que no podían quedarse en menos productores, concentrando la oferta de sus producciones, sino que tenían que transformarlas y comercializarlas para añadirles valor y dejarlo en la tierra que lo generaba. Esto les llevó a diseñar un programa de importantes proyectos (una fábrica de piensos, una de leche, otra de lana, un matadero), que si bien a algunos les asustaba por su gran volumen, fue aprobado unánimemente, seguros de que sin estas grandes realizaciones la cooperativa iban a arrastrar una vida pobre, falta de vigor.

—Y hoy podemos garantizar el buen funcionamiento de la cooperativa que usted preside por mucho tiempo...

—Estoy convencido de que seguiremos condenados a crecer permanentemente. Por la fuerza que tienen los socios, por los valores. Aquí las personas tienen especial relevancia.

—Tienen ustedes valores, claro...

—Honestidad, compromiso, integridad... si seguimos así vamos a crecer siempre. Apostamos además por la innovación y la búsqueda de mercados nuevos.

—Estoy seguro de que la mayoría de los usuarios, si pregunto por Covap, piensa en leche, aunque la oferta que ustedes lanzan al mercado sea mucho más amplia. ¿Cual es la niña de sus ojos entre los productos de la cooperativa que preside?

—¿La niña de mis ojos? A ver... ¿a qué hijo quiere uno más? Bueno, el vacuno de leche ha crecido evidencia. Son 310 ganaderos ahora mismo y ese grupo factura el 50 por ciento ahora mismo y si sumamos las ventas de piensos nos vamos hasta el 60 ó 65 por ciento. Ya con estos datos podría hablarse de la niña de nuestros ojos, claro.

—Pero la oferta es amplia...

—Sí, hemos hablado de los productos de la leche pero hay otros. Por ejemplo, ese extraordinario jamón de bellota 100 por ciento ibérico que es un producto de primerísimo orden.

—Entiendo que gran parte del éxito estará en la calidad...

—Seguro, pero también unas explotaciones muy profesionalizadas, en familias que además ofrecen trabajo a otras personas. Nuestros ganaderos hacen más de 300 millones de litros de leche al año y hablamos de leche de mucha calidad detrás de la cual hay bienestar animal, rigor, controles, esfuerzo y sacrificio. La fórmula es ideal.

—¿Usted qué piensa de los veganos cuando dicen que se niegan a comer nada que tenga que ver con los animales?

—Respeto a todas las personas, por supuesto. Pienso que la naturaleza nos dotó de cuatro colmillos para algo ¿no? Yo creo que a veces estas personas sacan las cosas un poquito de quicio pero insisto en el respeto a todas las opiniones. Yo creo que lo más inteligente es disfrutar de la nutrición, que proporciona grandes placeres. Verduras, hortalizas, frutas, carne, pescado... y jamón.

—Tiene usted buen gusto.

—La vida es corta, breve, y hay que disfrutar de los placeres, por ejemplo de los del paladar. Lógicamente dentro de un orden.

—Nada como un buen vaso de leche por la mañana, ¿verdad?

—(Sonrisas) Sin lugar a dudas... yo es lo que hago cada mañana. Ducharme, vestirme y un buen vaso de leche sola y fría con tostadas que llevan su aceite bueno de oliva, claro. Si le pones un buen jamón ibérico como el nuestro y un poco de tomate, ya que estoy casado con una catalana, ya completas el desayuno perfecto.

—¿Tiene el presidente de Covap algún hijo que aspire a serlo en el futuro?

—No. Esto es una cooperativa, no una empresa familiar. Mi padre fue el fundador y presidente durante 35 años, como hemos dicho, pero yo llegué a Covap en 1997, después de que él hubiera fallecido (1994) tras el ofrecimiento del director general de entonces Juan Luis Villanueva, y del presidente Tomás Aranguez, para incorporarme al departamento jurídico. Y mi acceso a la presidencia se produjo en 2008, tras un proyecto fallido de reorganización societaria y la jubilación de Tomás Aranguez. Fueron muchos los socios que me pidieron que me presentara a las elecciones, que yo debía ser el siguiente presidente, y por más que les dije que no me veía ni con la formación ni con la experiencia ni con los conocimientos para ocupar un cargo así, fue tal la insistencia que, finalmente, me presenté y salí elegido en abril de 2008. Y aquí llevo nueve años, en el tercer mandato, orgulloso de presidir una empresa como Covap, por sus valores, por el equipo directivo que tenemos, por sus trabajadores en general y por todos nuestros socios.

—¿Qué siente usted por Sevilla?

—Yo me siento muy andaluz, mucho, y vengo de mi tierra, en la provincia de Córdoba, pero Sevilla es verdad que tiene todo el encanto del mundo, por ejemplo esa luz...

—¿Qué le falta a Andalucía para ser líder relevante de verdad en Europa?

—Posiblemente, que nos lo creamos. Se habla de la industria agroalimentaria, la gastronomía y el turismo como ejes esenciales. Yo le sumaría la cultura. Yo creo que Andalucía es una joya y falta que nos lo creamos, pero de verdad. No sólo somos productores, sino que como hacemos en Covap, tenemos que transformar y comercializar. En Andalucía tenemos el 25 por ciento de la producción final agraria de España pero cuando vemos el valor añadido bruto nos quedamos sobre el 12 por ciento. Pues bien, este dato no debe más que servirnos en el sentido positivo.

—Dígame que Andalucía no es tierra de vagos.

—Para nada. En Andalucía de vagos, nada de nada. Cosa distinta es que sepamos disfrutar de la vida, pero somos una tierra que trabaja mucho y siempre lo hizo. Tenemos como ejemplo la comarca del Valle de los Pedroches. Quien diga que Andalucía es tierra de vagos no está diciendo la verdad.

—Estoy pensando que la calidad de la cesta de la compra del presidente de Covap tiene que ser alta, ¿verdad?

—En nuestra cooperativa, y por tanto en casa, estamos acostumbrados a la calidad, a la seguridad y a los precios razonables. Consumo muchos productos de Covap, claro. Me fijo en estas cosas de la calidad porque en un mundo globalizado hay que ser muy eficientes.

—Por más que el hombre disponga... ¿al final dependemos del cielo? ¿todo pasa por que llueva?

—Sin duda, fundamental, pero hagamos mientras tanto lo que esté en nuestras manos, no nos quedemos mirando al cielo. Dedicamos demasiado tiempo a las cosas que no dependen de nosotros. Hay que seguir, levantarse y luchar, y mejorar aquello que sí depende de nosotros y que esté en nuestras manos. Que si las ayudas, que si las administraciones... yo creo que debemos manejar primero lo que podamos mover y, si después llegan las ayudas, pues mucho mejor.

—Mirando a Covap, a sus resultados, a su organización, a sus estructuras... creo que los secretos estarán en el talento y en el esfuerzo, ¿no?

—Con esto que dices está casi todo dicho, cierto, pero yo añadiría ese espíritu de innovación, de integración permanente. Y fíjate que me parece absolutamente fundamental subrayar los valores de Covap. Ese aspecto es vital. La honestidad, la honradez. Me pasa a menudo que siento pudor de hablar en exceso de mi padre, pero es que él tuvo las ideas, el coraje y el buen gusto de predicar con el ejemplo.