- Una mujer aplicándose una crema solar. / Freepik
Nunca habías sido alérgico/a pero ahora lo eres. En las dos últimas décadas las cifras de alérgicos han tenido un crecimiento exponencial en la población. ¿A qué se debe? Aunque los expertos hablan de múltiples causas, hay un gran número de ellos que coincide en señalar como causa la convivencia con productos procesados que forman parte de nuestra vida cotidiana y que ya han sido catalogados como disruptores endocrinos (EDC, según sus siglas en inglés: Endocrine DIsrupting Chemicals). Se trata de sustancias químicas que en pequeñas dosis son capaces de modificar nuestros sistema hormonal causando daños a medio y largo plazo. En algunos casos ingerirlos puede causar estos efectos, pero en otras ocasiones basta con estar en contacto con los EDC para que se produzcan cambios moleculares y celulares. Son nuestra contaminación casera de cada día.
La Comisión Europea llego a paralizar la normativa que impedía el uso de EDC, pese a que en 2013 su comisión de expertos ya le entregó los criterios para impedir que los disruptores endocrinos sigan llegando a los consumidores. Una parálisis significativa que demuestra el gran poder de los lobbys en Bruselas en contra incluso de la salud humana.
Suecia denunció a la Comisión Europea por no publicar la norma que protegería a la población de los efectos de los EDC, mientras que Francia y Dinamarca plantearon en Bruselas que hay que acelerar la adopción de medidas. Pero la Comisión Europea sigue estudiando un tema que afecta a los intereses de algunas industrias que perderían mucho dinero si se publica la norma que prohíbe las sustancias que actúan como alteradores hormonales.
Frente a esta defensa de intereses empresariales, a los consumidores sólo nos queda la opción de leer los componentes de los productos que compramos para evitar que estos contaminantes lleguen a nuestra casa. Estas son 5 de las sustancias que hay que buscar en las etiquetas de los productos y evitarlas al estar plenamente comprobado que son sustancias que causan alteraciones hormonales:
Bisfenol A (BPA)
Es sin duda el mayor disruptor endocrino que hay en el mercado. Puede encontrarse en las botellas agua de plástico, en envases plásticos, en CDs y DVDs y hasta que fuese prohibido en el 2011, en biberones. Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de Francia (ANSES) ha publicado uno de los informes más alarmantes respecto al BPA en el que asegura que puede ser altamente dañino para las generaciones venideras, especialmente en lo que respecta al cáncer de mama, así que el Senado francés lo ha prohibido desde hace años. En el resto de Europa podemos seguir encontrándola en determinados productos.
Parabenos
Muchos productos infantiles mantienen en su composición esta sustancia usada como conservante antimicrobianos en cosmética, alimentación y farmacia desde hace 80 años porque son baratos y eficaces contra microbios y bacterias. Lo podemos encontrar en productos cosméticos, jarabes, supositorios, colirios, condones... y en alimentación en aperitivos a base de patata, patés y frutos secos recubiertos. Su efecto como disruptor endocrino puede producir dermatitis por contacto, pero su efecto a medio y largo plazo, como el de todos los disruptores endocrinos, lo convierte en un ‘veneno silencioso’ con más incidencia en los bebés y embarazadas.
Triclosán
Es un agente antibacteriano y fungicida. Se puede encontrar en jabones y en productos para limpieza del hogar y en productos de atención médica y de cría de animales. Algunos estudios apuntan que el triclosán no se elimina en el proceso de depuración de aguas, por lo que podríamos también estar bebiendo triclosan del grifo (un estudio de la Universidad de Barcelona ha descubierto niveles altos de triclosan en el Ebro). Científicos de la Universidad de Míchigan (EEUU) ya han establecido una relación entre esta sustancia y el desarrollo de alergias y fiebre del heno.
Filtros UV: BP2, 4MBC, OMC
Algunas cremas solares utilizan estos productos que protegen de los rayos ultravioleta pero a cambio producen una rápida absorción de disruptores endocrinos y con poca cantidad pueden acarrear graves cambios hormonales.
Ftalatos
Se usan como plastificantes para dar flexibilidad a determinados productos, incluidos juguetes, pero también en la composición de algunas cortinas plásticas de baño y en muchos productos de vestir, en pegamentos, ambientadores, envases... En el etiquetado pueden aparecer como alguna de estas siglas: dietil hexil ftalato (DEHP), el di-isononil ftalato (DINP), el di-iso-decil ftalato (DIDP) el dimetil ftalato (DMP) , el dietil ftalato (DEP), el dibutil ftalato (DBP). La UE prohibió su uso en chupetes, tetinas o mordedores, pero no en otros productos. Estar expuestos a ftalatos puede causar asma, alergias infantiles, daños en el esperma y otros daños genitales, formación de folículos ováricos y partos prematuros, entre otras disfunciones.