Ecoperiodismo

Cómo ha afectado el COVID-19 a los aceites usados

La crisis del Covid-19 ha supuesto una caída de las ventas de lubricantes de cerca del 40%. El tejido empresarial dedicado a la gestión del residuo en Andalucía ha sufrido un desplome de actividad que podría comprometer su viabilidad, y por tanto la recogida de este residuo peligroso. SIGAUS, el sistema integrado de gestión de aceites usados, ha multiplicado por 6 la financiación aportada a estas empresas.

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
04 oct 2020 / 04:13 h - Actualizado: 02 oct 2020 / 16:15 h.
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Tras la crisis del Covid-19, SIGAUS ha apostado este 2020 por contribuir a la recuperación económica y social de Andalucía en clave ambiental. Conocedores de la importancia de este momento de ‘reconstrucción’, y del papel impulsor que la Economía Circular debe jugar en la misma, SIGAUS ha incrementado de forma notable la financiación de la recogida del aceite usado para contribuir a la supervivencia del sector gestor y garantizar que este residuo peligroso se sigue recogiendo y tratando, evitando un importante impacto ambiental, y generando con él nuevas materias primas, además de ahorrar emisiones de efecto invernadero y consumo energético.

El residuo que generan los aceites lubricantes procedentes de los motores de los vehículos y la maquinaria industrial contiene sustancias tóxicas y metales pesados que lo convierten en un potente enemigo para el medio ambiente. Desde 2007 el sistema SIGAUS se encarga de su recogida y correcta gestión en toda España, gracias a una red de casi 200 instalaciones gestoras, 31 de ellas ubicadas en Andalucía.

Se trata, en muchos casos, de pequeñas empresas de carácter local que este año han visto amenazada su subsistencia debido a la pandemia. Ante la paralización de su actividad, con una caída media del 40%, SIGAUS ha llevado a cabo una modificación total del modelo de financiación aplicado hasta ahora y que estará vigente hasta finales de año, para asegurar la continuidad de la recogida del aceite usado, con independencia de la cantidad o del lugar donde se produzca el residuo. Así, SIGAUS está abonando desde el mes de abril una cantidad fija mensual a cada una de estas empresas, en función de la actividad realizada el año pasado, proporcionando una línea estable de ingresos desvinculada de la precaria situación de 2020. El cambio puede llegar a suponer (tomando como referencia la actividad real registrada en el mes de abril) un incremento en la cantidad percibida por tonelada recogida cercano a 6 veces la cantidad percibida en 2019. Adicionalmente, se han agilizado los plazos de pago a estas empresas (de 60 a 30 días) con el fin de inyectar liquidez en el sector.

Cómo ha afectado el COVID-19 a los aceites usados

Durante 2019, en Andalucía se recogieron y reciclaron un total de 22.214 t de aceites industriales usados, a través de casi 37.000 recogidas registradas y atendiendo con ello a 12.993 establecimientos productores repartidos en 628 municipios (que abarcan al 98,8% de la población de la comunidad autónoma). 8.261 de estos establecimientos tenían que ver con la automoción, 1.473 eran industrias y 3.259 realizaron otras actividades (construcción, servicios o instalaciones de la Administración, entre otras).

Debido a la amplia diversidad de usos del aceite lubricante (desde todo el parque de vehículos a la maquinaria agrícola, y desde una gran industria a un pequeño transformador de un lugar remoto), el aceite usado se genera de forma muy fragmentada y dispersa geográficamente, por lo que resulta crucial dar cobertura a todos los puntos del territorio de Andalucía, incluyendo las zonas rurales y alejadas de los grandes focos de población y actividad económica, donde los costes logísticos de la gestión del residuo se multiplican.

En Andalucía, durante 2019, el 70% de los municipios en los que SIGAUS recogió aceites usados son rurales. En ellos atendió a 4.195 productores. Asimismo, se atendió a 3.361 productores en zonas de montaña y a 134 situados en localidades de menos de 1.000 habitantes. Y se registró una intensa actividad en zonas de alta vulnerabilidad ambiental.