El día que se secó Doñana

Una investigación de la Estación Biológica de Doñana refrenda científicamente la alarma ecologista sobre el mayor humedal andaluz: Doñana se está secando a causa de las extracciones de agua del acuífero. Lagunas que eran permanentes hace unos años se han convertido en temporales. Es la voz de alarma que da el Parque Nacional

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
20 abr 2015 / 18:40 h - Actualizado: 20 abr 2015 / 22:21 h.
"Medio ambiente","Doñana"
  • Algunos científicos dicen que Doñana se seca a causa de la extracción de agua de los acuíferos. / Estación Biológica de Doñana.
    Algunos científicos dicen que Doñana se seca a causa de la extracción de agua de los acuíferos. / Estación Biológica de Doñana.

«Ya llegarán las lluvias y las lagunas se llenarán las lagunas». Esa es la explicación que en demasiadas ocasiones han tenido que escuchar de boca de los gestores públicos algunos investigadores como María del Carmen Díaz Paniagua, que estudia desde hace años las lagunas temporales de Doñana.

Esta científica y su equipo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD) están constatando con datos algo que desde hace años denuncian organizaciones ecologistas como WWF-España y que ya alertaban los hidrogeólogos: Doñana se está secando a causa de las extracciones de agua del acuífero que se realizan en los alrededores del espacio natural.

«Nosotros nos dedicamos al estudio de las lagunas temporales, que en Doñana tiene su mejor representación a nivel de conservación en toda en Europa», explica la investigadora de la EBD que apunta que lo que en principio fue un proyecto principalmente dirigido a describir la gran diversidad del sistema –ya que este tipo de hábitats tiene una gran importancia por la singularidad de las especies que alberga–, «a lo largo de la investigación nos hemos dado cuenta de que la mayor amenaza del sistema es su desecación, algo que los hidrogeólogos que han estudiado el acuífero durante muchos años advertían que iba a ocurrir si no se reducían las extracciones de agua que se realizan en los alrededores de Doñana».

Las lagunas temporales de Doñana componen todo un sistema hidrogeológico que va cambiando con las estaciones. Y precisamente ese es uno de los problemas, apunta Díaz Paniagua: «al ser un sistema de aguas temporales, es enormemente fluctuante, y en años de muchas lluvias, todo parece que está perfecto, pero en cuanto viene un año seco o con precipitaciones medias, como está sucediendo en los últimos años, todo el sistema se viene abajo».

Esta alternancia ocasional de años con lluvias y años más secos, hace que gestores y políticos retrasen la toma de decisiones al pensar que la situación no es tan grave. Pero se equivocan, como revela el estudio de la EBD, que ya ha constatado que incluso las grandes lagunas permanentes están dejando de serlo. Y en este caso estamos ante un caso de extrema gravedad para la biodiversidad, ya que las lagunas permanentes en Doñana son esenciales porque incrementan y mantienen la diversidad del sistema, actuando además como refugio de muchas especies en verano, cuando desaparecen las lagunas temporales. En algunas de estas lagunas emblemáticas para los biólogos que estudian Doñana, como la laguna de Santa Olalla, «ya habría que pensar en quitarle esta calificación para considerarla temporal», explica María del Carmen Díaz paniagua.

Las grandes lagunas de Doñana están localizadas muy próximas a la urbanización de Matalascañas. Esta urbanización se abastece de aguas subterráneas, que capta mediante bombeos del acuífero, en estaciones que están situadas entre 700 metros y un kilómetro de distancia de las lagunas. Como consecuencia de estas extracciones tan próximas, pocos años después del inicio de la urbanización, ya se secó una primera laguna (en 1976) «y entre el año 1998 y 2005 hemos constatado la completa desecación de otra de estas lagunas (la más próxima a Matalascañas)», explica la investigadora de la EBD.

En los últimos años, las otras dos lagunas más próximas están viéndose también afectadas. La tendencia además, se incrementa a partir del año 2000 cuando los niveles del acuífero sufrieron un inexplicable drástico descenso. Cronológicamente coincidió con la apertura del campo de golf de Matalascañas.

En los últimos tres años, la laguna de Santa Olalla, la más permanente del parque, ha llegado a alcanzar unos niveles de desecación más que alarmantes, tanto en años secos como normales. «La desecación de Santa Olalla es enormemente preocupante, pues revela el gravísimo estado general de todo el sistema de lagunas, que conlleva asociado una pérdida de diversidad importante, que es lo que nosotros hemos notado también en nuestro proyecto, ya que hay especies que ya solo se mantienen en los pocos medios que se mantienen artificialmente».

Doñana ya ha hecho saltar sus alarmas. Como lo hace la naturaleza, de manera silenciosa pero contundente. Y los científicos han tomado nota. Mientras, en los despachos del Palacio de Sundheim (sede de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía) siguen pensando que cuando llueva se arreglará todo.