El fuego perfecto: la regla del 30

En el incendio de Moguer se dieron las peores condiciones: más de 30 grados de temperatura, menos de 30 por ciento de humedad y rachas de viento superiores a los 30 kilómetros por hora

28 jun 2017 / 12:01 h - Actualizado: 28 jun 2017 / 12:07 h.
"Incendios","Incendio en Doñana"
  • Llamas cerca de Mazagón. / Julián Pérez (Efe)
    Llamas cerca de Mazagón. / Julián Pérez (Efe)

Existen tormentas perfectas y también incendios perfectos. Es lo que llaman los expertos la regla del 30, circunstancia que se dio durante la tarde del domingo en el incendio de Moguer. Las peores condiciones se dan «con más de 30 grados de temperatura, menos de 30 por ciento de humedad y rachas de viento muy superiores a los 30 kilómetros por hora», explicó este martes el director del centro operativo provincial de incoa en Huelva, José Antonio Martínez. Otros 30 que se manejan son 30 días anteriores sin lluvia o que la pendiente tenga una inclinación de más del 30 por ciento pues cuanto más inclinada sea la ladera, mayor es la velocidad de propagación del fuego, y además, a partir de esa inclinación el acceso de los medios de extinción terrestres es muy complicado. La pendiente es el más relevante de los tres factores topográficos que tienen una influencia directa tanto en el inicio como el desarrollo del fuego, junto con el relieve y la «exposición de la ladera». «Las condiciones de viento tanto en dirección como en intensidad es lo que más han dificultado todas las tareas de extinción, desarrollabas un plan de ataque, te cambiaba la dirección del viento, y tenías que volverlo a cambiar», dijo Martínez.

El delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, narró un episodio de «máximo riesgo y tensión» del que fueron protagonistas soldados de la Unidad Militar de Emergencias (ME), la Guardia Civil y del Incoa. Hubo un grupo de efectivos que «se vio atrapado, en un momento determinado del incendio, y para salir tuvieron que proyectar el coche en el que iban contra una valla que tenía un candado cerrado, contra el que hubo que disparar al candado para poder abrir». Posteriormente «tuvieron que salir corriendo unos metros y metros para llegar a la playa porque el incendio se los llevaba por delante». «El nivel de riesgo ha sido máximo y ha habido momentos de mucho tensión y de riesgo», apuntó Sanz, en declaraciones a Cadena Ser.

Por su parte, Martínez hizo un relato de cómo se desarrollaron los trabajos. En las primeras horas se centraron en «que no hubiese ninguna incidencia con la población y que no hubiese daños humanos». La prioridad fue que el fuego no afectara ni el casco urbano de Mazagón, ni los diferentes camping -Mazagón y Doñana-, ni al Parador o al Poblado Forestal.

El domingo las labores estuvieron enfocadas a confinar el fuego para que no llegara a Matalascañas e impedir que afectara al Espacio Natural de Doñana.

Tras un mal día, «esa segunda noche las condiciones cambian y fueron perfectas, alguien nos alumbró con unas condiciones magníficas para atacar directamente las llamas con maquinaria y personal terrestre permitiendo que prácticamente nos hiciésemos con el fuego y se desarrollara de manera favorable». Desde entonces, un dispositivo de más de 300 personas se ha centrado en labores de remate para evitar que hubiera reproducciones y que hubiera focos que volvieran a tomar fuerza y reactivar el incendio, lo que ha permitido darlo por controlado.