«El lobo es una oportunidad para el desarrollo rural y para la mejora de la actividad ganadera»
Pedro Brufao, autor de «El lobo en España: regímenes territoriales de protección» es la última publicación que acaba de ver la luz sobre esta especie emblemática, amada y odiada en el campo andaluz. Su autor, el profesor titular de derecho Pedro Brufao, recoge en este libro el tratamiento jurídico de esta especie a nivel internacional, europea, nacional y autonómico. Ilustrado con magníficas imágenes de grandes fotógrafos de la naturaleza, esta obra se destina no sólo a juristas sino también al público en general, gestores, asociaciones agrarias, ambientalistas y estudiosos de la biodiversidad
-El lobo es una especie emblemática en el monte mediterráneo y no deja indiferente a nadie: tiene amantes y detractores. En Andalucía se ha declarado extinto. ¿Puede valorar las causas por las que cree que hemos perdido en Andalucía esta especie?
-Esta respuesta la ha de dar la Ciencia. De ella se recoge que a pesar de que el lobo ibérico se protegió al sur del Duero desde 1992, las poblaciones andaluzas se han extinguido. Hay que tener en cuenta que esta extinción ha coincidido en el tiempo con la profusión de grandes cotos de caza mayor donde se intensiviza la actividad cinegética gracias a la instalación de valllados que compartimentan en cercones grandes extensiones de monte donde no habría de faltar alimento para el lobo: ciervos, gamos, jabalíes, muflones o corzos que, en demasiadas ocasiones, llegan a la sobrepoblación. En cambio, vemos cómo hay manadas de lobo que subsisten en ambientes muy degradados, como eucaliptales en Galicia o pequeños bosques-isla en medio de grandes zonas de cultivo de la llanura castellana.
-¿La caza también ha sido un factor a tener en cuenta?
-El hecho es que el lobo, que vaga por amplios territorios, ha visto en Andalucía impedido sus desplazamientos por los vallados y la actividad intensiva de la caza le ha dado el golpe de gracia. Hay que tener en cuenta que el propio vallado, que llega a cortar ríos y regatos y vías pecuarias que interconectan territorios, son un medio óptimo para controlar los ejemplares. Igualmente, no se puede obviar la persecución directa por disparos o veneno.
-Su libro analiza las normativas que protegen en lobo en los diferentes territorios. ¿Cree que el régimen jurídico sirve para salvar al lobo ibérico de la extinción?
La historia reciente del ordenamiento así lo demuestra. Por paradójico que resulte, las magras poblaciones de lobo se vieron beneficiadas al declararse especie cinegética hace medio siglo, frente a su consideración como «alimaña» anterior: al menos se establecieron cupos y vedas, lo cual supuso un evidente respiro para el lobo. La entrada en vigor de la Directiva de Hábitats ha supuesto un antes y un después, pues se ha protegido en Portugal, Francia e Italia, sabedores de que hay ejemplares que han llegado desde estos dos últimos países a Aragón y Cataluña. Aunque esta Directiva protegía como hemos dicho el lobo al sur del Duero, no se logró conservarlo en Extremadura y Andalucía, pero si ha permitido una leve expansión por Madrid y Guadalajara. Incomprensiblemente, en Salamanca y en Ávila se seguían abatiendo ejemplares con autorización oficial, ejemplares abatidos a los que hay que sumar los afectados por el furtivismo. Habrá que esperar a medio plazo a constatar la recuperación del lobo tras su protección en todo el territorio nacional, especialmente en su expansión al este y sur de España, donde su caza en Asturias, Cantabria, Burgos, Vizcaya, Álava y La Rioja suponían verdaderos rémora a su recuperación. Otras importantes amenazas las representan los atropellos y la pérdida de variabilidad genética. El tiempo dirá si la reciente protección a nivel nacional ha sido eficaz. En la actualidad se aprecia un evidente parón en la evolución favorable del lobo.
-¿En qué situación se encuentra el lobo por comunidades autónomas? ¿Hay algunas que son más proteccionistas que otras? ¿Y Andalucía?
-El lobo se encuentra oficialmente en «estado de conservación desfavorable» en toda la península ibérica en sus regiones biogeográficas, que son el objeto administrativo en aras del estricto cumplimiento del Derecho de la UE, de ahí la exigencia de protección. Dado que ahora se encuentra protegido en toda España, hay que echar la vista atrás para observar cómo Castilla y León, Asturias, Cantabria, Vizcaya, Álava y La Rioja son los que menos han hecho oficialmente por lograr el estado de conservación favorable del lobo, dicho sea diplomáticamente y quedándome muy corto, pues incluso al norte del Duero se había de cumplir la Directiva de Hábitats de la UE. Igual dedo en la llaga hay que poner al constatar que la Junta de Andalucía no ha hecho nada en tres décadas por recuperar sus poblaciones relictas y redactar y ejecutar los planes para que el lobo vuelva a ocupar el territorio andaluz, que ni están ni se les espera. Lo mismo puede decirse de Extremadura. Hay que indicar que podemos tomar nota de Portugal e Italia, cuya positiva experiencia nos puede arrojar luz para mejorar la situación del lobo.
-Su libro es un manual de uso para la gestión de esta especie y de otras, pero indica usted que no es un manual solo para juristas, sino para público en general.
-El fin de esta obra, que ojalá haya logrado, es que sirva de herramienta útil a cualquier interesado. Cuenta con la consulta previa a destacados científicos y la revisión de las principales fuentes de información que destacan por su rigor científico y jurídico. Este esfuerzo devendría inútil si solo sirviese para aumentar la lista de publicaciones con vistas a mejorar un currículo académico de vuelo gallináceo y cortedad de miras.
-Se lo prologa Javier Castroviejo, una eminencia ambiental de este país. Háblenos de las colaboraciones que han hecho posible este documento esencial.
-La colaboración del Dr. Castroviejo, exdirector de la Estación Biológica de Doñana y unos de nuestros grandes científicos, ha sido fundamental para redactar esta obra. Es algo que le agradeceré siempre. Igualmente, he consultado fuentes de reconocidos autores y técnicos, cuyos trabajos me han sido de gran utilidad y a los que pido perdón también por los ‘telefonazos’ que les daba para resolver las dudas que se me planteaban.
-¿Cree que del lobo se ha escrito lo suficiente o hay aspectos que deben ser contados aún?
-Desde el punto de vista jurídico existe ya una considerable bibliografía especializada y no dejan publicarse estudios científicos sobre la evolución de la especie. La jurisprudencia también ha marcado su impronta, debido a la litigiosidad derivada de anteriores normas de caza, donde el criterio científico ha brillado por su ausencia y se ha mantenido que la persecución directa cinegética (bajo el eufemismo de «extracciones»y otros sonrojantes ejemplos de manipulación del lenguaje) ha sido el principal instrumento para minimizar los daños al ganado.
-Desde el punto de vista menos jurídico y más anímico, el lobo ha sido siempre contado como el «enemigo» del ser humano. ¿Cree que falta crear conciencia sobre el lobo?
-Toda cuestión humana ha de regirse por criterios científicos contrastados y bajo el imperio de la ley. Sobre sobran intereses creados, histeria, alarmismo, burdas mentiras e invenciones, de lo contrario se socavarían las normas básicas por las que nos regimos en sociedad. Lo dicho no obvia el carácter simbólico del lobo y la impronta que ha marcado desde tiempos prehistóricos. A su vez conviene dejar claro que ni la España vacía ni el mundo rural han de ver el lobo como un enemigo, ya que ni la ganadería es tan extensiva como hace décadas (más bien son usos intensivos de ganado al aire libre) y los problemas del sector devienen de una cuestión de regulación bajo la PAC, del mercado y la cadena de suministro de carne, del relevo generacional y la mera estructura demográfica de nuestros pueblos. La prueba está en que la ganadería sufre los mismos problemas donde el lobo hace décadas o siglos que los exterminamos.
-¿En su opinión, cree que volveremos a tener lobos en Andalucía?
-Ojalá sea así. Para empezar, hay que darle una vuelta a los vallados cinegéticos, que convierten el legítimo negocio de la caza en una actividad intensiva más, donde los venados, de hecho, se manejan como si fuera ganado y no especies silvestres. Las grandes infraestructuras como vías de ferrocarril o autovías suponen un evidente riesgo ante la esperada recuperación del lobo en nuestras sierras andaluzas.
-¿El lobo es una amenaza?
-El lobo no representa ninguna amenaza, sino una oportunidad para el desarrollo rural y hasta para la propia mejora de la actividad ganadera realmente extensiva y sostenible. El ejemplo zamorano de la Sierra de La Culebra así lo demuestra. Está sobradamente demostrado que el manejo del ganado frente al lobo hace compatible la coexistencia de esta especie con el ser humano y que los daños derivados de esta coexistencia son un grano de arena en el presupuesto público: si la sociedad quiere que el lobo siga habitando en España habrá de sufragar los gastos que esto supone, siempre de la mano de la Ciencia y el Derecho.
https://editorial.us.es/es/detalle-libro/720465/el-lobo-en-espana